República Argentina: 7:41:21pm

Nacional

 El texto de un “radiograma” -sin firma- cursado supuestamente desde las subjefaturas de los Estados Mayores de cada una de las Fuerzas Armadas dando cuenta de un "proyecto de decreto" que fija  pautas de cómo sería la nueva política salarial para el sector, pero recién a partir del primero del presente mes de agosto, generó gran confusión en la familia militar (y por ende en las FF. SS) toda vez que el mismo contiene imprecisiones que los especialistas consideran inadmisibles  y lejos de atenuar, complican aún más el incierto panorama reinante.

Así lo consigna en su edición impresa  (262) del jueves 2 de agosto TIEMPO MILTTAR que reitera su advertencia acerca de tomar con cautela todos los textos y especulaciones circulantes hasta tanto haya una comunicación oficial definitiva.

TIEMPO MILITAR insiste en que, - al menos hasta la salida de la publicación a sus quioscos en todo el país-, la Presidenta no había firmado como tampoco autorizado su inclusión en el Boletín Oficial, del decreto con el aumento salarial que anunció el pasado 10 de julio en la Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas. Técnicamente este aumento debería estar encuadrado en un decreto de características distintas a las "pautas" fijadas en el "radiograma". O sea que la Presidenta no firmó ni uno ni otro decreto, facultad que en modo alguno puede ser obviada en la "difusión" -a nivel de subjefaturas de Estado Mayor - de trascendidos

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El diario Clarín desplegó su primera plana de la edición del lunes 16 de julio con una historia ya conocida que desnuda, una vez más, el grado de negligencia y abandono en que han caído, particularmente en los últimos dos años, los establecimientos militares, especialmente los arsenales y polvorines de las unidades donde cualquiera puede llevarse cualquier cosa sin demasiadas dificultades.

El artículo está escrito por el periodista e investigador Daniel Santoro quien en uno de sus párrafos remonta el problema a tiempos de la guerra antisubversiva, los aprestos de guerra con Chile, la guerra de Malvinas y, más cerca, los embarques ilegales de armas a Croacia como Ecuador.

No es tan así. La mayoría de las armas perdidas en Malvinas fueron perfectamente inventariadas y hasta hace muy pocos años, perder una sola vaina de bala de fusil y no declararla en el inventario costaba más de un dolor de cabeza. Prueba de ello puede dar un teniente coronel, ya fallecido, que estuvo a un paso de perder su carrera por traerse desde el archipiélago, como recuerdo, un FAL utilizado en combate.

El problema se centra en la actualidad. Y como bien dice el articulista, agudizado en los últimos dos años. Hoy entrar a un arsenal (si es que queda alguno) es más fácil que hacerlo a una panadería. La falta de comando, moral, disciplina y apego, contribuyen a todo lo demás.

El artículo en cuestión es el siguiente

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