Por Pablo Mendelevich publicado por www.lanacion.com
“No nos anima ni nos mueve ningún interés político, no hemos contraído compromisos con partidos o tendencias”, decía en 1930 la proclama del primer derrocamiento militar de un gobierno civil. Lo más interesante estaba en la oración siguiente, porque el Ejército golpista se explicaba a sí mismo con una transparencia y un candor irrepetibles: “estamos por lo tanto colocados en un plano superior”.



