República Argentina: 3:44:04am

La más pura estirpe de gendarme se evidenció en ese momento en forma natural, espontánea y absoluta. No existe en la historia de ninguna de las FF AA un hecho como este y no debería ser cubierto por las arenas del tiempo. De oficializarse esa fecha, entre otras cosas fortalecería la cohesión. Incluso puede llevarse a la tela pues insólitamente la GNA es la única fuerza que carece de un óleo que recuerde su actuación. A pesar del tiempo transcurrido, desde hace años existe un fuerte clamor para que este genuino hecho de guerra lo sea el 10 de junio, pues se amalgamaron; el valor en combate con la camaradería entre un oficial con un suboficial. ¡Gloria y honor para aquellos que murieron sin soltar el fusil…!

 

LA FRATERNIDAD ENTRE GENDARMES POR SUS CAMARADAS EN BATALLA

 

Fragmento testimonial del 2do. Cte GNA. (f) D EDUARDO M. SANTO. FF. EE.

 

Escuadrón “Alacrán” GNA Islas Malvinas, 10 de junio de 1982 “…Esa noche estábamos avanzando cuando el enemigo lanzó bengalas que nos iluminaron y al instante nos atacaron con ametralladoras, veo que cae, el Sargento Ayudante RAMÓN ACOSTA. Corro hacia él, veo que quería incorporarse, pero no podía. Lo tomé con un brazo sobre mi hombro y empezamos a caminar mientras el fuego enemigo seguía y era infernal. A los pocos segundos, me dijo que tenía sueño. Se me hacía cada vez más pesado su cuerpo y noté que se aflojaba, que se estaba durmiendo. Sin embargo, no quería soltar su fusil. Me costaba cada vez más llevarlo. Llegó un momento que lo tuve que arrastrar de los pies. Veía los proyectiles trazadores como una lluvia horizontal. Todavía no sé cómo salí con vida. No sentía las piernas, no sabía si estaba herido. Acosta se desangraba, seguí arrastrándolo. En ese instante cayó un proyectil de mortero a unos pocos metros a mi espalda y por la explosión, su cuerpo cayó sobre el mío. A partir de ese momento ya no reaccionó. Le hablé, lo golpeé de desesperación, le grité, intenté revivirlo. Nada. Estaba muerto. Media hora después, el fuego cesó. Acosta, nuestro hombre ejemplar, otro más había ofrendado su vida. Pocos días antes se había jugado por salvar a los nuestros en el helicóptero que explotó. Había quedado lesionado, pero no se quejaba. Hasta que le tocó el combate que relato. No puedo olvidar, se estaba muriendo y no quería soltar su fusil. Por eso la muerte de Acosta, un hombre de combate, un experto, un valeroso soldado, un auténtico Gendarme, es la muerte de un héroe. Yo lo arrastré entre las piedras de Malvinas y no pude, no pude llevarlo más arriba. Ahora pienso que morir allí fue un honor y que lo tenía merecido”

Esta nota fue publicada en la Revista Círculo Nº 14, de marzo del 2014.

 

Comandante (R) Walter Martínez. Editor Revista Tiempo GNA

 

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