Tropas de Gendarmería, respondiendo a un pedido urgente del gobernador ultra kirchnerista Maurice Closs tomaron el sábado el control de distintos puntos de la provincia de Misiones, en particular la capital provincial de Posadas, al recrudecer la rebelión de casi cinco mil efectivos de la policía misionera en demanda de aumentos salariales y que les sea blanqueado legalmente el sueldo de bolsillo que perciben. La crisis provocó el relevo del jefe de la fuerza, Benjamín Roa y su reemplazo, poco antes de la medianoche por el comisario general retirado, Jorge Héctor Munaretto.
El nuevo jefe convocó a todos los mandos a una reunión de emergencia dispuesta para este domingo (26 feb 2012) a primera hora en la jefatura de Policia. A excepción de Roa, en lo inmediato, no habrá cambios en la plana mayor policial. El cambio de mando no modificó el cuadro de situación. Al anochecer del domingo se conoció una nueva propuesta de los reclamantes que exigen un sueldo de bolsillo inicial de 5.000 pesos.
En tanto dirigentes del oficialismo abroquelados en torno a Closs acusaron al sindicato de Camioneros y a la Unión Tranviarios Automotor de proveer “logística y alimento” a los policías sublevados. Durante todo el sábado y domingo se sucedieron nerviosas gestiones en procura de una solución pero sin que se arribara a ningún acuerdo. El martes el conflicto cumplirá una semana desde su tibia génesis hasta la eclosión de las últimas horas. El hecho no tuvo trascendencia significativa a nivel nacional, eclipsado por el gravísimo accidente ferroviario de Once, y sus sucesivas secuelas y polémicas.
Closs pidió a la ministra de Seguridad Nilda Garré el desplazamiento de la Gendarmería que, de hecho, por ser zona de frontera, dispone de efectivos desplegados en toda la provincia de la cual solo un diez por ciento linda con el territorio nacional (provincia de Corrientes) y el resto con las repúblicas de Paraguay y Brasil. Efectivos de los distintos escuadrones pasaron a cubrir puestos de vigilancia urbana.
El problema de los policías misioneros es de vieja data y radica en el hecho de que del sueldo de bolsillo que perciben, prácticamente el 80 por ciento son sumas “en negro” es decir no remunerativas, no computables ni para la jubilación como para los beneficios sociales.