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De ahí su anunciado programa de aumentar el presupuesto militar para transformar a las fuerzas rusas en un ejército menor de efectivos, pero moderno, de desplazamiento rápido y técnicamente avanzado para el combate del siglo. Ello quedó patentizado en el último discurso del presidente ruso el año pasado donde fijó como lineamiento, como prioridad política del estado, el aseguramiento de la capacidad defensiva: Por desgracia el mundo moderno todavía está lejos del desarrollo tranquilo, seguro. A los conflictos remotos, inveterados han sido añadidos nuevos, no menos difíciles, crece la inestabilidad en las enormes regiones del mundo", subrayó. Los servicios secretos occidentales monitorean con atención y no sin preocupación esta evolución. Es que todos miraban a Rusia como un país con un considerable arsenal nuclear, pero con fuerzas convencionales reducidas a la mínima expresión tras el fin del comunismo. Esto determinó que el Pentágono concluyera en la necesidad de no dejar decaer el presupuesto militar estadounidense, en particular cuando se tuvo evidencia de que Moscú ha reiniciado el despliegue de observación en objetivos que habían sido dejados de lado como los vuelos estratégicos, fundamentalmente sobre los océanos y el desplazamiento de unidades de combate, tanto de superficie como submarinas incluso en el mar Caribe. Los planes rusos elaborados por el Ministro de Defensa Sergei Shoigu y el segundo del primer ministro, que lo representa en el sector de defensa, Dimitri Rogozin, son considerables. Si solamente hace algunos años las asignaciones para la construcción de la flota de guerra rusa componían menos de 10 % de los índices de la Armada de los EEUU, hora Rusia ha reducido el atraso en casi el 50%. Puesto en cifras comunes: Por mil dólares que Washington destinaba a construir barcos, Moscú solo gastaba 100. Ahora casi 500, es decir la proporción se ha reducido a la mitad. En el plano del Ejército, el propósito de Putín es dotar a Rusia de una nueva estructura, en centro de cual se encontrarán las brigadas, aptas para el combate y preparadas para el despliegue rápido. El objetivo es que el 70 % como mínimo de las tropas terrestres sean equipadas con la técnica de combate y el armamento de nueva generación. La ofensiva no queda ahí. Como quedó demostrado (ver TIEMPO MILITAR ED. impresa Nro. 281 del 6 de marzo ) en los sondeos rusos para vender camiones multipropósito a países de América del Sur, entre ellos Argentina, Moscú se prepara para competir agresivamente en la provisión de todo tipo de material bélico para posicionarse en el mercado. El objetivo es doble: por una parte busca fuentes de financiamiento genuino para su iniciativa y por la otra, abre fuentes de trabajo fronteras adentro, siempre rentables a la hora de lograr consenso popular. Además 100 nuevos satélites formarán parte del sistema de comunicación ruso y las direcciones del ejército, tanto en el plano táctico como estratégico. En este marco, los números que se proyectan, son para tener en cuenta. En apenas siete años, para el 2020, en el servicio militar activo habrá un millón de militares, 2300 nuevos tanques, alrededor de 1200 nuevos aviones y helicópteros, y la Armada tendrá en la composición 50 nuevas naves de superficie y 28 submarinos.

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