Una crisis institucional se desató tras el relevo, por parte del jefe de Policía, Mercedes Soria, de cinco instructores de la escuela de cadetes de la Policía de Catamarca. Los oficiales se habían solidarizado con un reclamo de los padres de los estudiantes, señalando graves deficiencias en el establecimiento de formación educativa policial. Soria entendió tal actitud como un ataque a su investidura y ahora, el abogado de dos de los sancionados, pide su destitución.
El episodio no guarda precedentes en el historial reciente de la policía catamarqueña y se produce en el marco del recambio de autoridades gubernamentales tras los recientes comicios provinciales.