por Enrique Guillermo Avogadro
El kirchnerismo y La Cámpora lo volvieron a hacer. Para jugar en la mesa de poker del poder, y competir desde la debilidad política con un inexistente “albertismo” que se pretendió parir el Día de la Militancia, convocaron a un obsceno y auto-apologético acto en Plaza de Mayo, apropiándose sectariamente de la celebración del aniversario de la asunción de Raúl Alfonsín, y escenificar una inexistente unidad; arriaron al centro porteño a las habituales multitudes que ignoran para qué van, salvo para gozar de un espectáculo gratuito y, sobre todo, conservar los planes que las organizaciones sociales usan para extorsionar.