República Argentina: 7:05:15pm

Por Santiago Rivas. Publicado en www.pucara.org

El problema de los salarios del personal militar en la Argentina lleva ya más de dos décadas y aún no se puede resolver ante un escenario donde el gobierno intenta mejorar la situación, pero sin volver al déficit fiscal. Aunque la realidad se muestra muy complicada, hay señales optimistas para el futuro cercano. 

La situación salarial del personal en las Fuerzas Armadas de Argentina viene siendo un grave problema desde hace ya muchos años, el cual se intenta solucionar en estos tiempos, pero la situación económica de la Argentina aún no permite resolverlo rápido. Por un lado, el actual gobierno intenta resolver el descalabro económico dejado por la administración anterior, con un déficit fiscal que en 2023 alcanzó al 14,6 % del PBI y una inflación anual del 211 %, con una economía prácticamente quebrada y un estado endeudado y sin reservas. Por otro lado, tras eliminar ese déficit fiscal, el gobierno se ha puesto firme en evitar caer en el mismo, lo que lleva a una gran presión del Ministerio de Economía sobre los demás ministerios contra todo aumento del gasto, incluyendo los aumentos salariales por encima del porcentaje de inflación.

Hasta 2019, una gran parte del salario de los militares se pagaba con aportes no remunerativos, los cuales no computaban para el cálculo de aguinaldos, vacaciones y jubilaciones. Eliminar esto, generado por los gobiernos kirchneristas, había sido una promesa del gobierno de Mauricio Macri, pero no la cumplió y finalmente esos aportes fueron blanqueados durante los primeros tiempos del gobierno de Alberto Fernández. Así se llevó a que entre 2019 y 2023 se registre un aumento del salario de los militares bastante por encima de la inflación, aunque en los hechos recibían el mismo dinero, salvo que ahora todo su salario era remunerativo y computaba para los aguinaldos, vacaciones y retiros.

A la vez, en marzo de 2023 se anunció que se haría la muy reclamada equiparación de los salarios de los militares con los del personal de las Fuerzas de Seguridad, ya que estos últimos, a diciembre de 2022 cobraban un 63 % más. Durante ese año se incrementó un 40 % el salario, tomando como base el de marzo de 2023, pero a comienzos de 2024 se suspendieron los últimos dos tramos del proceso (cada uno del 10 % de aumento, que debían darse en enero y abril de 2024), dada la falta de fondos para enfrentarlo y porque en los hechos eran aumentos que estaban licuados por la inflación. Entre diciembre de 2023 y abril de 2025 los aumentos salariales de los militares estuvieron por debajo de la inflación, como ocurrió con casi todo el personal de la administración pública, debido a la falta de recursos.

Según datos aportados por el ministro de defensa, Luis Petri, en su presentación a la Comisión de Defensa del congreso el pasado 3 de junio, “en diciembre de 2019 la brecha promedio entre las escalas salariales de las Fuerza de Seguridad y las Fuerzas Armadas representaba un 17%. En diciembre de 2023, esa brecha se había ampliado al 25%. A mayo de 2025, la brecha promedio es del 19%, producto del 5% adicional que se les otorgó a las Fuerzas Armadas en octubre de 2024. Se destaca que el 5% adicional que se otorgó en marzo de 2025 también fue otorgado a las Fuerza de Seguridad, razón por la cual no incide en la brecha. En el caso de que se hubiese aplicado la jerarquización tal como se había anunciado en el 2023, la brecha promedio actual sería del 22%, dado que la base de cálculo que se tomaba para dichos incrementos era la escala salarial de marzo 2023. La jerarquización en el ejercicio 2023 contempló un incremento nominal del 14% en marzo, 14% en julio (12% respecto de junio) y 12% en noviembre (5,58% respecto de octubre). El proceso de jerarquización tal como fue diseñado implicó para el año 2023 un incremento nominal del 40% (14+14+12 - base marzo 2023), el cual acumulado representó un 31,58% (14+12+5,58)”. La jerarquización llevó a achicar la brecha entre Fuerzas Armadas y de Seguridad, del 63 al 25 %, sin embargo, dada la alta inflación, los aumentos previstos en el proceso de jerarquización hubieran llevado a salarios inferiores a los actuales, que cuentan con los dos aumentos adicionales del 5 %. Actualmente, esta brecha es del 19 %.

Mientras tanto, el martes 5 de agosto se anunciaron aumentos salariales retroactivos al mes de junio, con porcentajes que inician en el 1,3 % a partir del 1° de junio de 2025 y van al 1,1 % a partir del 1° de noviembre de 2025, los cuales intentan acompañar a la inflación, mientras se espera un aumento bastante mayor para el mes de diciembre.

Sin embargo, la situación sigue siendo complicada, con salarios que en 2024 subieron por debajo de la inflación (81,9 % contra 117,8 %, aunque para 2025 las subas son casi equivalentes) dada la falta de recursos del estado y la decisión, acertada, de no volver a caer en déficit fiscal, por lo que sigue habiendo un importante número de militares cuyos ingresos los sitúan por debajo de la línea de la pobreza, lo que lleva a que muchos deban contar con un segundo ingreso. A pesar de esta realidad, es preciso tomar en cuenta algunos datos que desmienten parte de lo que se ha publicado en otros medios, que indican que el 60 % del personal militar se encuentra por debajo de la línea de la pobreza. El primer punto es que se toma un valor de canasta básica familiar de 1.128.398 pesos que es el valor para una familia tipo de cuatro integrantes, mientras que el valor cambia si se trata de una persona soltera (en junio ese valor era de unos 450.000 pesos), para lo cual es preciso tomar en cuenta que un 60 % del personal militar actualmente en actividad es soltero.

Según datos provistos por el Ministerio de Defensa, en el caso del Ejército, un 41,6 % de su personal está por debajo de la línea de la pobreza, en el caso de la Armada un 17,73 % y en el de la Fuerza Aérea, un 50,98 %, lo cual impacta principalmente en los soldados voluntarios y los suboficiales de jerarquías más bajas. Esto genera una situación muy compleja y genera el desánimo de gran parte del personal militar, que se ha traducido en pedidos de baja o pase a retiro antes de lo previsto, para ir a trabajar al sector civil, aunque según explican desde el Ministerio de Defensa, las cifras en 2025 son similares a las de años anteriores, manteniéndose una tendencia de varios años de una gran cantidad de personal que se va de baja debido a los bajos salarios. Esto es un problema serio, no solo porque es personal que abandona su vocación a la que le dedicó muchos años y una carrera en la que esperaba estar toda su vida laboral, sino porque representa para el estado una pérdida de importantes recursos humanos en los que se invirtió mucho dinero para formarlos, lo cual termina teniendo un impacto negativo importante en el presupuesto (ya que se debe invertir dinero en formar personal de reemplazo) y en la capacidad operativa de las fuerzas, por la falta de personal con experiencia.

Por su parte, fuentes de alto nivel del Ministerio de Defensa indicaron que esperan que en el mes de diciembre se pueda otorgar un fuerte aumento al personal militar, que reduzca al mínimo o elimine dicha brecha y permita que la mayor parte del personal esté por encima de la línea de pobreza.

Sin embargo, por otro lado, desde la Fuerza Aérea destacan que ha habido un aumento muy importante en la cantidad de inscriptos en sus escuelas, en gran parte un efecto esperado tras la compra de los F-16 Fighting Falcon, donde en la Escuela de Aviación Militar en 2024 hubo un 15 % más de inscriptos que en 2023 y en 2025 a la fecha llevan un 20 % más que en 2024, teniendo en cuenta que en el segundo semestre es cuando más inscripciones se producen, por lo que ese número se seguirá incrementando. En la Escuela de Suboficiales de Córdoba hubo en 2024 un crecimiento del 13 % en los inscriptos y en 2025 llevan un crecimiento del 10 %, mientras que en la Escuela de Suboficiales de Ezeiza hubo también un gran crecimiento, con 475 inscriptos en 2024. Esto podría darse en las otras fuerzas de concretarse algunos de los programas de reequipamiento que están pendientes, que dependen principalmente de la disponibilidad presupuestaria.

Esto es un paso positivo, aunque queda un largo camino por recorrer, que dependerá de la recuperación económica de la Argentina y de la importancia con que se siga considerando a la defensa dentro de la estructura del estado.