Este combate que sin duda es una página gloriosa de la historia argentina, en especial para salteños y tucumanos, no siempre fue recordado como debiera. En 2013 por iniciativa de un concejal de la ciudad de Salta y ante la pasividad de las autoridades militares de la época se procedió a demoler el monumento que lo recordaba y a ignorar lo sucedido en Manchalá, política que se mantuvo durante todo el gobierno kirchnerista. Luego se construye otro monumento en el mismo lugar, pero ahora será en honor al soldado salteño. Posteriormente cuando asumió el gobierno el ingeniero Macri se volvió a nombrar el monumento en honor al Combate de Manchalá y sus participantes volvieron a ser considerados héroes, aunque serán nuevamente ignorados durante el gobierno del doctor Fernández. Hoy parecería que soplan otros vientos y se le volverá a rendir honores a los “Manchaleros” que aún están con vida.
Es justo destacar que el recuerdo de lo sucedido en Manchalá continúa vivo gracias a la decidida actuación de las Fuerzas Vivas de Salta, que desde el primer momento se opusieron firmemente al atropello que pretendieron llevar a cabo las organizaciones de derechos humanos.
En síntesis, Manchalá fue un combate de encuentro sucedido durante un gobierno democrático en el que las armas de la Patria portadas en su mayoría por soldados conscriptos detuvieron y pusieron en fuga a un enemigo diez veces más grande, que los hubiera matado sin contemplación y de este modo salvaron al puesto comando superior de un ataque por sorpresa. Por ello es motivo de orgullo y en mi opinión el Ejército Argentino siempre debe recordarlo como lo que fue y valorar el coraje de los hombres que allí participaron sin importar el color político del gobierno de turno.