subLos dos estuvieron bajo el imperio jurídico del llamado
“Proceso de Reorganización Nacional” (1976-1983) y
ambos, desde sus funciones públicas, enfrentaron la
época de detenciones de personas y puestas a
disposición del Poder Ejecutivo Nacional, dentro del
marco de una lucha antisubversiva que había nacido
en el gobierno constitucional de Perón, previo al golpe
de estado militar.
Pero con el tiempo, a partir del 2002 hasta la fecha, el
modelo político-jurídico de “justicia venganza” que
instauraron los gobiernos kirchneristas para juzgar a
los agentes del Estado que participaron en la “guerra
antisubversiva” bajo el tinte de “lesa humanidad”, tuvo
un efecto para el Subteniente y uno muy distinto para
el Juez nacional.
El Subteniente, casi cuarenta años después del
gobierno militar, se encuentra con prisión preventiva,
por haber estado presuntamente, - no hay pruebas
concretas - a cargo de la Guardia de veinticuatro horas
de su Regimiento, que tenía alojados en su calabozo a
personas detenidas por autoridad militar, por posibles
vínculos con organizaciones terroristas.
Para el Juez Federal interviniente en la causa de “lesa
humanidad”, el Subteniente custodiaba presos en
forma ilegal, porque todo el sistema de detención
provenía de un gobierno inconstitucional.
Así las cosas, el Subteniente, sin importar que su
jerarquía militar era y es la más baja entre los Oficiales
del Ejército, para el Juez Federal encargado de
motorizar la “justicia venganza” en este caso concreto,
el militar hoy es prácticamente “corresponsable” del
golpe militar del 76.
En cambio, el Juez de la Nación, que durante el
gobierno militar que nos ocupa se caracterizó por
rechazar hábeas corpus interpuestos en favor de
detenidos a disposición del Poder Ejecutivo y personas
desaparecidas, no tuvo que rendir cuentas, política o
penalmente hablando, por actos de “lesa humanidad”,
como sí lo está haciendo el Subteniente.
Más todavía, el Juez de la Nación llegó a los más altos
cargos de la magistratura federal, y cuando el
presidente de la Comisión de Acuerdos del Senado le
pregunta si él había jurado por los Estatutos del
Proceso de Reorganización Nacional, o sea por el
Estatuto de la dictadura, contestó entre otras cosas: “si
juré por el estatuto. Esto les tocó vivir a las personas
de aquella época. Vivimos una época de alteraciones
institucionales que desgraciadamente todos conocimos
y siempre confiamos en que no se den más”.
Este personaje, con pocas palabras en su favor, quedó
“absuelto” de toda responsabilidad por su actuación en
el proceso militar, y no solo logró ser miembro de la
Corte Suprema, sino también integró una organización
de justicia interamericana.
Sucede, que la justicia venganza no era para él, sino
que se montó especialmente para los militares, como
es el caso del Subteniente, situación que se replica en
miles de Oficiales y Suboficiales de las Fuerzas
Armadas, quienes también, sin duda, no quisieron
alteraciones institucionales y siempre confiaron que no
se den más, como dijo el Juez Nacional, a fin de recibir
el acuerdo del Senado.
Esto es así porque la idea de un sector político de la
Argentina es, desde hace tiempo, mantener la Nación
dividida, con Fuerzas Armadas debilitadas y
resquebrajado el principio de autoridad, todo para
fortalecer una ideología que solo cabe en “mentes
jacobinas”.
La consecuencia de dicha división, que se quiere
mantener como “política de estado” de los actuales
gobernantes, no será otra que la que anticipó Abraham
Lincoln, previo a la guerra de civil de Estados Unidos,
al expresar: “Una casa no puede sostenerse dividida
contra sí misma (...)”
Publicada por la Unión del Personal Militar Asociación
Civil ( www.upmac.org.ar