De acuerdo a Ambito, el asunto generó forcejeos entre el management de FadeA y un sector de la conducción de la fuerza. FadeA reclama el pago final por el trío de flamantes Pampa de tercera evolución aún cuando no están listos para ser entregados al cliente. La Dirección de Material de la Fuerza Aérea, a cargo del brigadier Sergio Larsen, dio un categórico “no”. La razón lo asiste: la recepción de las aeronaves debe hacerse con la totalidad de la documentación y certificación de partes y conjuntos y la máquina en perfecto funcionamiento, al 100% de sus capacidades operativas. El apuro de Antonio Beltramone, presidente de FAdeA, se explica por el aguijoneo constante de Gustavo Lopetegui, que exigió el milagro de llevar al equilibrio y al ideal de cierre de ejercicio con utilidades a una empresa que arrastra años de desinversión, balance negativo y mínima captación de mercados. El propio Gobierno, a semejanza del anterior, contribuyó a la agonía de FAdeA demorando la transferencia de asignaciones para su funcionamiento.
El 20 de diciembre último cerró el ejercicio y FAdeA no podrá reflejar en su balance el ingreso por la venta de los Pampa III, los primeros de serie fabricados tras casi 10 años de idas y vueltas en la política de producción de la planta cordobesa. Los tironeos al brigadier Larsen para que flexibilice la norma de recepción y acepte los aviones llegaron desde el edificio Libertador.
El ministro y el secretario de Investigación, Política Industrial y Producción, Luis Riva, intentaron ablandar la postura reglamentaria de Larsen. Se les unió el mandamás de la fuerza, Enrique Amreim, contrario sensu de lo esperable en quien comanda a los aviadores militares.
La decisión administrativa N°185/2018 del 26 de febrero de 2018 aprobó el contrato entre la Fuerza Aérea y FAdeA, por un monto total de $612.128.970 que cubre las tareas de terminación de tres IA-63 Pampa III. Arrancó el 1 de enero de 2018 y finaliza el 31 de diciembre próximo, con posibilidad de ser prorrogado por otros 12 meses.
Por convenio, FAdeA recibió de la fuerza un anticipo del 50% para iniciar los trabajos, y la mitad restante se cancelaría a medida que se cumplan los “hitos de entrega”. No ocurrió. Las aeronaves de la discordia yacen en el hangar 6 que la Escuela de Aviación Militar alquila a la empresa estatal. Los tres pilotos de la VI Brigada Aérea, unidad de caza con asiento en Tandil, y asignados a las pruebas de recepción, volvieron a la base la semana pasada.
Otro “vuelto” del orden de $400 millones tensó más la relación fábrica-cliente. Se trata de tareas de mantenimiento que la fuerza tiene documentadas como incumplidas por FAdeA. Entre ellas, hay ítems históricos como el sistema Fokker F-27, desprogramado y hoy convertido en avión de museo. Datos que se consignan tanto en la Dirección de Material como en la Inspectoría General de la Fuerza Aérea, a cargo del brigadier Mario Rovella.
Los tres celestinos retomaron las sesiones de ablande a los oficiales responsables para que negocien con FAdeA la condonación de esa deuda que, asentada, sumiría en rojo rabioso el balance de la fábrica, concluye la nota de Ambito