“En caso de nuevas provocaciones, como un test nuclear, acordamos estrechar nuestra cooperación, reforzar la disuasión y ampliar los esfuerzos diplomáticos”, señalaron en su pronunciamiento conjunto. Sherman reiteró el compromiso de Estados Unidos con la defensa de sus aliados, y subrayó que las tres partes “comparten el objetivo de la completa desnuclearización de Corea” a pesar de los continuados desarrollos armamentísticos del régimen que lidera Kim Jong-un. La número dos de la diplomacia estadounidense señaló que no sólo les preocupan las “exhibiciones de músculo” ofensivo del Norte, sino también los indicios de que la sucesión de test de Pyongyang “prepara el camino para usar un arma táctica nuclear”. De llevarse a cabo el nuevo ensayo atómico por parte del régimen de Kim Jong-un, que sería el primero desde 2017, se trataría de “un acto muy desestabilizador y muy peligroso, no sólo para la región, sino para todo el mundo”. El 1° de noviembre, Corea del Norte realizó un nuevo lanzamiento misilístico que por primera vez estuvo dirigido al Mar de Japón. Ello llevó al ministro de Defensa japonés, Yasukazu Hamada, a denunciar el lanzamiento como “una amenaza a la paz y seguridad de la región y de la comunidad internacional” y convocó al Consejo de Seguridad Nacional de su país.
Según el SIPRI, Japón tiene el noveno presupuesto militar del mundo, pero el conflicto creciente con Corea del Norte y eventualmente con China por Taiwán, lo llevan a aumentar su gasto militar. El presupuesto militar de Japón es de 54.124 millones de dólares, similar a los de Francia (54.657 millones), Alemania (56.017) y Arabia Saudita (55.564), que están entre el 5° y 8° lugar. El primer gasto militar del mundo es el de Estados Unidos, con 800.672 millones de dólares, 15 veces el de Japón. El segundo es el de China, con 293.352 millones. Es así como el estadounidense es casi 3 veces el de la potencia asiática. Respecto al gasto militar chino, representa algo más de 5 veces que el japonés. Pero Japón es un aliado militar de Estados Unidos en el Extremo Oriente y frente a la amenaza de Corea del Norte y la posibilidad de un conflicto entre Washington y Beijing por Taiwán. Ello implica la alianza con Gran Bretaña, que es el cuarto gasto militar del mundo con 68.366 millones de dólares, y Corea del Sur, que gasta 50.227 millones y es el décimo presupuesto militar, cercano al de Japón. Cabe señalar que el tercero es el de la India con 76.598 millones. Sobre esta situación, se proyecta un marcado incremento del gasto militar de Japón.
Japón contempla gastar 279.000 millones de dólares en defensa los próximos cinco años y podría superar a Rusia e India para emerger como la tercera potencia militar global. La invasión rusa de Ucrania, los propósitos agresivos de China en Taiwán y las crecientes amenazas de misiles de Corea del Norte parecen haber acelerado el plan de Tokio para reconstruir su defensa. Según analistas, si se implementa, convertirá a Japón en la tercera potencia militar mundial. Si Japón cumple con sus objetivos presupuestarios en los próximos cinco años, emergerá como la tercera potencia militar más fuerte (es la novena en este momento en términos de gasto de defensa) y superará a la India. El Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, hoy en el poder, ha presentado una propuesta que apunta a revisar drásticamente la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) de Japón, las Directrices del Programa de Defensa Nacional (NDPG) y la Acumulación de Fuerzas de Defensa a Medio Plazo (MTDP). El PLD aboga por el fortalecimiento de la postura de defensa del país y su posesión de capacidades de contraataque. Por lo tanto, no sorprende que el primer ministro Fumio Kishida se haya comprometido a “reforzar fundamentalmente” las capacidades de defensa del país ante la expansión militar de China y el rápido desarrollo nuclear y misilístico de Corea del Norte. Por su parte, Rusia y Japón tienen problemas por la posesión de algunos territorios insulares en el Pacífico (Islas Kuril del sur), similares a los reclamos de China sobre las islas Senkaku en el Mar de China Oriental.
El argumento es que los tres frentes estratégicos de Japón (China, Corea del Norte y Rusia) requieren diferentes requisitos de capacidad de defensa que no se pueden descuidar por más tiempo. Un fuerte aumento en el presupuesto de defensa de Japón se ha convertido así en un gran debate interno. De hecho, el apoyo público a un mayor presupuesto de defensa alcanzó un máximo histórico durante las elecciones a la Cámara Alta de Japón en julio de 2022. Si el PLD logra aprobar el aumento, el gasto en defensa de Japón se incrementará de 54.124 millones de dólares el próximo año a 70.400 millones de dólares en 2027, lo que refleja una tasa de crecimiento anual compuesta del 7,3 %, según GlobalData. Eso significa que durante los próximos cinco años, Japón podría gastar más de 279.000 millones. Cabe señalar que el artículo 9° de su Constitución limita el gasto en defensa a alrededor del 1% del PBI. Pero ahora, el PLD quiere que suba al 2% del PBI para cumplir con el estándar de la OTAN. En esto el gobierno japonés parece tener apoyo público. Una encuesta de opinión realizada a principios de este año por el diario Asahi Shimbun da cuenta de que el 64% de los japoneses está a favor de fortalecer las defensas de sus islas. Se trata de la primera vez que este porcentaje supera los 60 puntos desde 2003. Otros sondeos determinan que el apoyo popular para un aumento en la defensa ronda el 72% y que la mayoría de los japoneses está ahora a favor de adquirir misiles de largo alcance, lo que permitiría que la Fuerza de Autodefensa del país (la descripción del ejército japonés que hace su “constitución pacifista”) ataque objetivos más allá del territorio de Japón, otra ruptura con las normas establecidas.
El Ministerio de Defensa japonés planea utilizar los fondos adicionales para impulsar las capacidades de combate sostenido, incluida la mejora del almacenamiento de misiles y municiones, así como la producción. Según analistas, las Fuerzas Armadas de Japón están convirtiéndose en una fuerza de defensa multidimensional con una mayor capacidad operativa. El esfuerzo de modernización está ampliándose a su Ejército, Marina y Fuerza Aérea, mientras se expande también a nuevos ámbitos, como las operaciones cibernéticas y el espacio. Las tres Fuerzas han realizado recientemente adquisiciones significativas en capacidades avanzadas que ofrecen el potencial para implementaciones a escala global. Sólo en el dominio aéreo, Japón introdujo el Kawasaki P-1 en 2013, con 33 aviones ahora en servicio y 60 más para reemplazar la flota P3-C del país. En 2013, Japón firmó un acuerdo con Lockheed Martin por 42 aviones F-35B, pero luego extendió el acuerdo en 2019 para adquirir un total de 105 variantes F-35A y 42 F-35B. En 2020, y se firmó otro acuerdo con Mitsubishi Heavy Industries como desarrollador principal de casi 100 unidades del caza furtivo FX de sexta generación. En el dominio naval, Japón está ampliando sus capacidades en aguas azules al convertir los portahelicópteros de la clase Izumo en portaaviones de pleno derecho capaces de operar el caza F-35B. Su flota de superficie puede desplegar más de 40 fragatas y destructores, mientras que los activos subterráneos incluyen los capaces submarinos de clase Sōryū.
En conclusión: la tensión en torno a Corea del Norte ha hecho ratificar y profundizar la alianza de Japón con Estados Unidos y Corea del Sur; la tensión entre China y Estados Unidos por el conflicto de Taiwán también impulsa a Japón a un significativo aumento de su gasto militar; el gobierno japonés ha presentado un ambicioso proyecto de incremento de su gasto militar, que en un lustro podría llevarlo a superar el de Rusia e India, convirtiéndose en la tercera potencia militar global; este incremento cuenta con el apoyo de la población de acuerdo a los sondeos de opinión, lo que da respaldo a la decisión del gobierno; por último, Japón ha decidido aumentar el gasto militar en lo inmediato para mejorar el adiestramiento y alistamiento de sus fuerzas militares.