República Argentina: 7:06:01pm

La severa acusación rusa a Ucrania de impulsar -con el apoyo de Estados Unidos- una guerra civil en el Mar Negro, en particular la denuncia de que entre las tropas ucranianas hay “cerca de 150 especialistas estadounidenses de la organización militar privada Greystone, que visten uniforme de la unidad especial Sokol”, de acuerdo a los informes de prensa internacionales, reabrió un tenso debate acerca del rol de Washington en acciones de “desestabilización” en esa y otras convulsionadas regiones tanto ahora como en el pasado cercano.

  

Para echar más leña al fuego, un documento confidencial de la CIA, que acaba de ser desclasificado y cobró difusión mundial en la segunda semana de abril, reveló que la famosa novela “Doctor Zhivago”, de gran repercusión mundial tras su llegada al cine, se publicó por primera vez gracias a un costo operativo de la agencia de inteligencia estadounidense, que la utilizó como propaganda anticomunista. A esto se agregó el recuerdo del definitivo y decisivo rol del entonces presidente Richard Nixon en la caída de Salvador Allende, en 1973.

Los tiempos son otros y los sistemas de comunicaciones diametralmente globalizados con respecto a aquella época, pero analistas de inteligencia marcaron sugestivas coincidencias con parámetros similares independientemente del paso de los años.
Señalaron, por ejemplo, que entre los acontecimientos en algunos países árabes y de Europa Oriental hay mucho común. Aseguran que detrás de estas acciones “están los mismos guionistas y los patrocinadores.”

Más aún, esos mismos observadores aseguran que en las acciones de Kiev, en la víspera de golpe de estado  que derrocó al anterior mandatario, estarían las “manos” de los senadores norteamericanos McCain y Chris Murphy como también la de la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea Catherine Ashton, funcionaria indicada por algunos, dealentar en su oportunidad  a bombardear Libia y Siria.

“No es secreto que los verdaderos ejecutores  de los golpes de estado que han dado una vuelta por los países de Europa Oriental y el mundo Árabe aprendían en los seminarios para realizar «las revoluciones no violentas», creados por la organización Center for Applied Non Violent Action and Strategies (CANVAS). Los consultantes CANVAS  participaban también en la preparación de otras revoluciones por ejemplo en Georgia y Serbia”, dice un memorándum de inteligencia, haciendo una comparación de otros acontecimientos con rangos similares en distintos países.

Por ejemplo, se asegura los folletos con instrucciones que los activistas distribuían en Ucrania, eran los mismos que en su momento habían distribuido los rebeldes en la plaza Tahir de El Cairo.

Un golpe de estado exige los medios enormes. Según  las mismas fuentes de inteligencia por el financiamiento del Maidán en Kiev se gastaron 20 millones de dólares por semana, emergentes de Estados Unidos. Tales montos sólo pueden ser realizados por un estado o grupo de estados. Según el «Deutsche Wirtschafts Nachtrichten», la Fundación Konrad Adenauer junto a la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) ayudan a los partidos Udar de Vitali Klichko y Batkivschina ('Patria') de Arseni Yatseniúk, con la logística.

Es más, en EE.UU. Udar tiene otros «socios», añade el diario alemán: el Instituto Nacional Demócrata (NDI) y el Instituto Republicano Internacional (IRI). Según «The New York Times», precisamente «estas dos organizaciones estaban detrás de la primavera árabe»: sus funcionarios entrenaron a los jóvenes egipcios para realizar campañas y utilizar con eficacia las herramientas de los medios de comunicación. Es más, tanto el IRI, como el NDI trabajan en estrecha colaboración con el Departamento de Estado de EE.UU. 

El periodista internacional David Bollero dijo que así se confirma que hay presencia de mano extranjera detrás de las revueltas ucranianas. «Muchos expertos dicen que detrás de las revueltas se encuentra la mano de EE.UU., primero, para intentar conseguir una Ucrania muy al estilo de Polonia, un servilismo que ayude a extender la propia propaganda de EE.UU.», sostiene Bollero.


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