Carta de lectores publicado en www.lanacion.com.ar
El 9 de noviembre de 1976, en Tolosa, provincia de Buenos Aires, personal policial detuvo en la calle a un integrante del Ejército Montonero, Marcelo Gabriel José Bettini (hermano del exembajador K en España que le presta un departamento de dos millones de dólares al doctor Lijo –la nacion 6/6/24, página 19–), quien al ser detenido dijo: “Ya tomé la pastilla”, y falleció instantes después.
Montoneros ordenaba a sus militantes a portar cianuro e ingerirlo ante el riesgo de detención. Escenas como esta se repitieron muchas veces, sin que el personal legal interviniente tuviera relación alguna con esas muertes, pero igual fue escandalosamente condenado. Concretamente en la causa Nº 3389, pese a su perfecto conocimiento de la verdad, los jueces Carlos Alberto Rozanski, Pablo Jantus y Pablo Vega condenaron a prisión perpetua a los policías Julio César Garacho y Horacio Elizardo Luján, y a quien fuera ministro de Gobierno en esa época, el doctor Jaime L. Smart, sin que ninguno tuviera relación con la ingesta del veneno. En el caso de Smart, no solo no tuvo vínculo con el hecho, sino tampoco con la policía provincial, como está perfectamente demostrado en la causa. Los jueces de la Cámara de Casación Daniel Antonio Petrone, Ana María Figueroa y Diego G. Barroetaveña confirmaron esa impúdica sentencia. Se los condenó de por vida, no por un homicidio, sino por un suicidio. Smart lleva 16 años privado de su libertad, esperando con casi 89 años recuperarla merced a un fallo de la CSJN que se hace esperar.
Enrique Munilla
DNI 4.433.538