República Argentina: 4:33:45am

Por Juan Battaleme publicado en www.clarin.com

El objetivo es volver a tener una capacidad militar consistente con nuestras necesidades, conociendo nuestras limitaciones, con las consideraciones geopolíticas pertinentes.

Vivimos en un mundo en guerra”. Con esas palabras el Ministro de Defensa Luis Petri abrió el año académico en el CARI, remarcando así la coyuntura internacional en la cual Argentina debe pensar y desarrollar su política de defensa.

En 2010 se sostenía en círculos académicos que una guerra entre grandes potencias era “obsoleta”. Doce años después asistimos a la invasión a gran escala de Ucrania, la cual se encuentra en su segundo año, mientras que la guerra iniciada por Hamas contra Israel en la Franja de Gaza va por el 8vo mes, con Irán como un actor activo de ambas contiendas.

Ambas guerras actualizan discusiones en torno a 1) las doctrinas de empleo de las capacidades militares actuales, 2) la realidad híbrida de los conflictos actuales, donde se usan todos los medios disponibles para lograr el efecto militar deseado y, 3) la intrusión de tecnologías que afectan el balance entre la capacidad defensiva y ofensiva, 4) hay un renacer de la disuasión nuclear con una integración plena del espacio ultraterrestre como elemento ofensivo de las operaciones militares, y 5) Guerra en todos los dominios: desde los físicos hasta los virtuales, y desde los materiales hasta los cognitivos.

Esta situación, significa en el plano de la defensa para Argentina tres cuestiones: 1) la valorización de la posición geográfica relativa del país frente a dichos conflictos; 2) La intensidad con la cual estos conflictos se trasladan al ámbito regional y 3) dado que defensa es acerca de las capacidades existentes y de cómo garantizarse de los medios necesarios, que relacionamiento internacional se debe priorizar. La impronta de la actual administración es que en materia defensa la mejor estrategia es a través de la ejecución, evitando los slogans y frases vacías que caracterizaron el periodo anterior.

El objetivo es volver a tener una capacidad militar consistente con nuestras necesidades, conociendo nuestras limitaciones, con las consideraciones geopolíticas pertinentes a partir de compromisos y recursos adecuados, en función de los parámetros fijados por el Poder Ejecutivo en cuanto a las prioridades de la defensa nacional.

La posición geográfica de Argentina nos pone en una situación única. No somos afectados directamente por los conflictos que se suceden en el creciente interior ya que no estamos cerca. Nuestra ubicación en el creciente externo nos permite trabajar en dos cuestiones: la seguridad alimentaria y energética.

Defensa puede aportar a la prosperidad del país y a la estabilidad en nuestra región del mundo, colaborando en el control de las vías de conexión interoceánicas secundarias, vigilando el cumplimiento de lo establecido en el tratado Antártico, y cuidando nuestros intereses en el mar a partir de cierto status quo territorial existente, pero sin descuidar las fronteras, entre tantas otras funciones.

En segundo lugar, la intensidad de los conflictos actuales se traslada a la región de manera indirecta. Sin embargo y a pesar de los esfuerzos por mantener a la misma como zona de paz se ve amenazada por la creciente presencia de potencias extra-hemisféricas en nuestro ámbito, como Rusia e Irán, dividiendo la región donde además aparecen tendencias a afectar la integridad territorial como las amenazas que realiza Venezuela a Guyana. En un entorno internacional degradado, la región no se encuentra exenta de sentir lo peor de los efectos de esa degradación.

La modernización de las capacidades debe volver a brindar a nuestras FF.AA. los medios necesarios para defender la nación de una extensa red de amenazas externas de diversa índole junto con la preparación de sus integrantes a los estándares del Siglo XXI. La manera efectiva de modernizarnos es de forma funcional con países con los que compartimos intereses, valores, que es -además- de donde proviene casi la totalidad de nuestro equipamiento militar.

Las capacidades recientemente adquiridas como los F-16 MLU, y los P-3C/N además de custodios del espacio aeronaval y aeroterrestre permite comenzar a desarrollar aquellas doctrinas que suponen un creciente conocimiento del ámbito operacional de interés del país. Este es el primer paso de una serie de modernizaciones necesarias para las FF.AA. a los efectos de cumplir con la puesta en valor del sector de la defensa en la Argentina.

Finalmente, nos encontramos alineando la estrategia nacional: la decisión de trabajar activamente con los países del mundo occidental -mediante el ingreso al programa de Socios Globales de la OTAN-; con la estrategia de defensa: construyendo un pie de fuerza que permita una disuasión creíble y efectiva, y la estrategia militar: una modernización de las capacidades de combate a partir de nuestro relacionamiento internacional combinado con nuestro perímetro de defensa. En un mundo en guerra, un política de defensa para prepararnos para las consecuencias presentes y futuras de la situación internacional actual.

*Docente de Política y seguridad internacional (UADE)

 

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