República Argentina: 3:03:11am

Cuando alguien habla de seguridad, todos creen que es un asunto policial. Es hora de regresar a un estatus quo similar al del mundo occidental, democrático y republicano.

"Seguridad nacional” es una palabra maldita en Argentina. Un concepto descartado. Una cuestión que la política trata evitar. Esto es una extravagancia en comparación con lo que ocurre en el mundo. No hay un país paradigma de la ideología de izquierda a derecha que lo haga.

Lo nuestro es un caso extraño. Claro está, que desde la presidencia de Arturo Frondizi al Proceso Militar, la seguridad nacional tuvo un perfil militarista. Pero en vez de cambiar ese perfil, se prefirió su eliminación. Con ello, se destruyó automáticamente la agencia de inteligencia del país.

Se quedó vacía de lo que debe hacer y se dedicó -a pesar de los cambios de nombres- a realizar otras actividades. Eso se pagó caro, por ejemplo, con dos atentados del terrorismo islámico internacional.

Nos quedamos sin inteligencia y también sin contrainteligencia. Tal es la situación, que para hacer escuchas telefónicas, se decidió darle funciones ejecutivas al Poder Judicial de la Nación.

Hicimos que el péndulo fuera del extremo de la militarización a la policialización. Esta excentricidad es uno de los factores más decisivos en las ineficacias y vulnerabilidades del Sector Seguridad argentino.

Hoy cuando alguien habla de seguridad, todos creen que es un asunto policial. Es hora de regresar el péndulo al centro. Volver a un estatus quo similar al del mundo occidental, democrático y republicano.

Hay una enorme oportunidad. Los tres candidatos presidenciales en carrera con mayor intención de voto tienen una relación con la seguridad más o menos asociada a este criterio.

Existen varios modelos para estructurar la seguridad nacional. Basta tomar el correcto y hacer benchmarking. Como nuestro país es uno republicano y federal, recomiendo el de los EE.UU., considerando las diferencias, pero entendiendo que esto no significa militarizar la seguridad, sino todo lo contario.

Los Asesores de Seguridad Nacional de los últimos presidentes norteamericanos no fueron militares, sino expertos civiles. Igual sucede con la tecnoestructura que rodea a este cargo.

En Argentina, el presidente de la Nación es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Tener un Asesor de Seguridad Nacional le es necesario porque el Sector Seguridad del Estado Nacional necesita una cabeza con una visión completa de la seguridad que lo asesore para tomar decisiones acerca: de las amenazas que hay que prevenir, responder y mitigar; de las capacidades que debe tener el Estado en su conjunto para tener prevención, respuesta y mitigación y; con ello, determinar objetivos y prioridades.

En general, los ministros tienden a ver su cartera como un todo, compiten entre sí por recursos y muchos carecen de esa mirada inter-agencial e inter-ministerial que es lo que necesita el Estado para alcanzar mejores estándares de calidad y de eficiencia. Hay temas de desarrollo institucional, despliegue de medios, de organización, de funciones, de logística, de presupuesto, de obtención de medios que requieren una visión ordenadora supra ministerial. Hoy inexistente.

El único ordenador que hay es el secretario de Hacienda (por cuestiones de caja) y aun así es ineficaz porque desconoce las cuestiones de prioridad técnica que deberían ser el eje rector de las decisiones además de la restricción presupuestaria.

Para entender mejor esta necesidad, veamos un ejemplo: la Frontera Norte requiere infraestructura física y/o tecnológica sobre tierra, ríos y aire. Quizás sea el más ambicioso programa de inversión que tiene el Estado.

Requiere obra pública, obtención de medios y recursos de varios ministerios, entre ellos, el de Seguridad Interior y el de Defensa. Necesita como mínimo un ordenamiento de la obtención de medios que se realizan en estas carteras.

Además, si no se hacen las reformas necesarias en el Ministerio de Seguridad Interior (incluyéndole organismos que hoy se encuentran fuera de su órbita como la Aduana, la Unidad de Información Financiera, el Registro de las Personas y Migraciones, entre otras) hay que coordinar recursos y prioridades que se encuentran en múltiples manos que por efecto corporativo tienden a cerrase sin resignar sus prioridades.

Hoy se malgastan millones de dólares en la cartera de Defensa con un Ministro que se comporta como un Papá Noel desconectado de las necesidades de la seguridad del país. Y si quiere verse desde la óptica de las amenazas que nos impactan, allí están el narcotráfico y los incendios como dos ejemplos contundentes que requieren una mirada que atienda la complejidad y las prioridades.

Hay varios mecanismos para reinstalar el concepto de seguridad nacional en el Sector Seguridad del Estado Nacional. Se puede hacer por Decreto, sin cambiar las leyes vigentes de Defensa, Seguridad e Inteligencia.

También se puede hacer por Ley cambiando las leyes mencionadas. Todo dependerá de la gobernanza y de la gobernabilidad que se disponga en el próximo periodo presidencial. Pero si se quiere cambiar el Estado, reducir el gasto público y mejorar la calidad de la seguridad que nos da el Estado, hay que empezar por esto. Si no, será como pedirle a algo extravagante resultados no extravagantes.

Por Ricardo Runza

Es ingeniero y Magister en Defensa Nacional.

 

Publicado en Clarin (www.clarin.com )

 

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