República Argentina: 3:15:35pm

A finales de julio, el Reino Unido llevó a cabo un ejercicio militar en las Islas Malvinas, conocido como “Ejercicio Cape Bayonet”. Su diseño estuvo plasmado con el objetivo de simular una posible “recaptura” de las islas en caso de un conflicto, e involucró a diversos miembros de las Fuerzas Armadas del país, puntualmente a la unidad de infantería B Company, del 3er Batallón del Regimiento Paracaidista. 

En este contexto, el ejercicio militar incluyó la colaboración entre el Ejército Británico, la Marina Real, la Real Fuerza Aérea y la Fuerza de Defensa de las Islas Malvinas (FIDF), quienes llevaron a cabo una infiltración rápida y aterrizaje en las islas para asegurar la base militar principal y proteger el aeródromo. Pero, ¿por qué es relevante este ejercicio y cómo se compone la presencia militar británica en Malvinas?

Luego de la guerra de Malvinas, el Reino Unido estableció una guarnición en las islas, compuesta tanto por elementos terrestres como también navales y aéreos, en pos de “mantener la seguridad y disuadir la agresión militar”. Tal y como lo expresaron los británicos, la situación en el Atlántico Sur “había cambiado sustancialmente desde el conflicto”, considerando que Argentina retornó a la democracia. En este contexto, su objetivo era mantenerse en las Islas a modo de control, ya que Argentina era, posteriormente, un país “comprometido con la resolución pacífica de los problemas de las Islas”. 

Tiempo después del conflicto, los británicos Invirtieron en las defensas de las islas a través de la construcción de un nuevo aeródromo en la RAF Mount Pleasant, a 43 km de la capital, Stanley, y se transformó en una base en pleno funcionamiento para 1986 (habiendo sido inaugurada en 1985). Allí se estacionaron cuatro jets Typhoon en defensa aérea para las islas, los cuales llevan a cabo “patrullas de disuasión” en conjunto con la red de alerta temprana y control del espacio aéreo del ejército británico. Hoy también se encuentran un Airbus A400M Atlas, prestando servicios de reconocimiento marítimo, búsqueda y salvamento en el Atlántico Sur, y un Voyager A330 MRTT, destinado a misiones de transporte estratégico y reabastecimiento a largas distancias, operando desde Mount Pleasant.

Asimismo, en Malvinas se encuentra asignado de forma permanente el HMS Forth de la Royal Navy con la tarea de patrullar el Atlántico Sur, y la Armada británica encuentra su presencia en el territorio al trabajar en conjunto con la Fuerza de Defensa de las Islas Malvinas (FIDF, por sus siglas en inglés). Esta última está compuesta por una pequeña unidad de voluntarios residentes de las Islas, comandados por un instructor permanente y financiada en su totalidad por el gobierno británico. La Artillería Real y el Cuerpo de Ingenieros son otras dos unidades que tienen base en el territorio del Atlántico Sur

Al día de hoy, la presencia militar en Malvinas permanece centrada alrededor de RAF Mount Pleasant, donde sus tropas “son casi completamente autosuficientes”. Según un reciente informe, actualmente son 1700 los civiles y militares de las tres ramas de las Fuerzas Armadas que están desplegados en Malvinas, y se consideran para los británicos “un territorio dependiente del Reino Unido” que “seguirá siéndolo mientras los isleños así lo deseen”. 

Bajo este contexto, la presencia militar británica en las Islas Malvinas se torna un punto de inflexión para una Argentina que constantemente reclama la posesión del territorio, pero mantiene una política defensiva estática frente a ello. Si bien es cierto que las negociaciones diplomáticas con el Reino Unido no avanzan, pese a las múltiples Resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas, las alternativas por las que Argentina ha optado para inferir cierta presión en la política británica radican únicamente en cartas formales de quejas hacia el gobierno europeo. 

Publicado en www.escenariomundial.com

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