República Argentina: 9:01:05pm

“Este ejército que ves… la más principal hazaña es obedecer, y el modo cómo ha de ser es ni pedir ni rehusar…” (Pedro Calderón de la Barca y las Ordenanzas Militares de Carlos III de ESPAÑA)

El MILITANTE no es SOLDADO

“La oportunidad va a ser determinada por nuestra líder, la Sra. Presidenta” (Sen Nac Marcelo Fuentes, Infobae, 20/06/2013). Refiere a la oportunidad del “Vamos a volver”, expresión que CFK volvió a hacer suya desde su actual lugar de detención en el domicilio (Mar Centenera, El País-Arg- 18/6/2025).

A continuación, y haciendo retrospección, este relato permite inferir las conclusiones que resultan consecuente con las oportunidades señaladas:

¡Vaya paradoja la de querer ser SOLDADO cuando que la “obediencia debida” fue abolida por una Ley impulsada por el Oficialismo K…! Se refiere a la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en Argentina, que fueron declaradas nulas por el Congreso en 2003 y luego declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema en 2005, lo que permitió la reapertura de juicios por crímenes de lesa humanidad.

Cuanto menos, la comparación resulta imprudente puesto que:

MILITANTE es quien lucha por una idea o partido político.

SOLDADO es aquel que integra una organización militar.

Muy a pesar de la diferencia de concepto, cada vez con mayor frecuencia se hace uso del término SOLDADO para reconocer a quienes promueven las políticas del Gobierno de formas muy diversas, hasta con acciones punibles. Ellos pasan por ser “soldados de Néstor y Cristina; soldados de la causa nacional y popular, del  Vatayón Militante; Comandantes del bloque partidario en la HCDN, etc.”.

La realidad es que esos MILITANTES asumen aquella condición por un motivo único, cual es el de manifestar la “obediencia debida” a su única líder, CFK.

Semejante proceder deja traslucir, en cada circunstancia posible, que se sienten orgullosos de responder con la máxima obediencia a la idolatría que profesan hacia la persona encumbrada en la Presidencia de la Nación.

Reflexionando sobre esa situación, que resulta al borde del fanatismo, y considerando la paradoja señalada al comienzo, me pregunto si los que confieren la condición de SOLDADOS, así como los que se la atribuyen en forma no legítima, habrán tenido en cuenta que:

El SOLDADO, del primero al último rango de la escala militar, está sujeto a la “obediencia debida”, porque es esa una condición indispensable de la profesión militar para el funcionamiento de las organizaciones y porque es exigible por el “jefe militar al mando”, por resultar el único responsable de lo que haga o deje de hacer su organización, como también, de las consecuencias e implicancias derivadas de todo ello. Cabe agregar, para una interpretación cabal, que “jefe militar al mando” no es lo mismo, ni tampoco semejante, que “persona civil con máxima autoridad o única persona civil con autoridad reconocida”.

El encono manifestado contra todo “lo militar” llevó a que se haya denostado a la “obediencia debida” desde distintos ámbitos, a punto tal que desde el PEN se promovió la abolición de la Ley del mismo nombre, que reconocía como posible el cumplimiento de una orden impartida por un jefe militar responsable de su control. Siendo de origen española su fuente, el reconocimiento de “esa obediencia” se ha generalizado, a punto de tener vigencia en todas las Instituciones Militares.

Respondiendo a la pregunta precedente inferida, creo que ni los que dan consentimiento para llamar SOLDADOS a los MILITANTES del Oficialismo, ni éstos que se jactan de ser como aquéllos, han tomado conciencia de que están haciendo efectiva a la “obediencia debida” que ha servido para estigmatizar a los miembros de las FF.AA de la Nación.

Esa actitud asumida por los MILITANTES del Oficialismo me parece absurda e incompatible en un ciudadano que no está sujeto a un régimen particular como el militar. Régimen que impide la participación política partidaria, en tanto que es función del MILITANTE participar activamente  en el accionar del partido político al que esté afiliado.

Como conclusión, y para ilustrar el entendimiento, sugiero comenzar a atribuir las representaciones por su significado real, sabiendo que:

El MILITANTE es un afiliado a uno de los tantísimos partidos políticos que existen en el País. En ejercicio de su libre albedrío, podrá afiliarse a otro partido, previa cancelación de la afiliación anterior.

El SOLDADO califica como militar que puede pertenecer, en forma exclusiva, al Ejército, a la Armada o a la Fuerza Aérea. Una vez incorporado a una de estas Fuerzas, permanecerá en la misma hasta su baja, que puede ser voluntaria, impuesta por tribunal militar o por fallecimiento.

C.A.B.A, 20 de Junio de 2013.

CR (R ) Lic. Rodolfo Mazzino