Una vez más, el general es noticia gracias al movimiento revisionista retrogrado y panfletario que aprovecha el complicado panorama político para distraer la atención del debate, el cual, más que un cambio de ideas parece ser un diálogo entre sordos, típico de extremistas doctrinarios y/o fundamentalistas.
Así pasa con todos aquellos que adoptan posiciones extremas en política, ellos suelen estar condicionados por estructurales mentales (lean el artículo Genetic and Environmental Transmission of Political Orientations, publicado por Carolyn L. Funk en 2013).
No elegimos nuestra orientación política con tanta libertad, ya que estamos condicionados por nuestro medio socioeconómico, nuestros intereses, las gratificaciones económicas y personales, además de una estructura genética particular.
Como esgrima argumental, el posicionamiento histórico y desarrollo de un relato del pasado en común suele ser una impronta ideológica propia de la izquierda que ha hecho del adueñamiento del pasado la llave del futuro (he dicho “propia”, pero no exclusiva). De allí que la historia de cada país se reescribe periódicamente y más aún cuando se llega al final de un ciclo político.
Curiosamente, tanto Rosas como Roca hicieron una Campaña al desierto en conquista de tierras ocupadas por aborígenes. Estas campañas no solo tuvieron un criterio expansionista, sino también una intención punitiva que reclamaba la sociedad en su conjunto. Si a usted le queman el rancho, le raptan a su esposa e hijos y le matan al ganado, ¿cómo va a reaccionar? ¿Acudiría a una dependencia del Estado de Derechos Humanos para agradecer la contingencia?
No, exigiría que este acoso termine de una vez ... Bueno, eso le pasó a Rosas y luego Roca fue el encargado, por voluntad de la sociedad, de liderar esta campaña con idénticas necesidades. Si embargo, una fue mucho más violenta que la otra. En la campaña de Rosas hubo muchas más víctimas entre los aborígenes que en la que condujo Roca pero esta es la que llaman genocidio...
Hoy en día, Rosas es recordado como el paladín de la soberanía por su enfrentamiento con las potencias europeas en Vuelta de Obligado (no vamos a profundizar en el tema, que tienen varias aristas). Sin embargo, Roca logró ganar cientos de miles de kilómetros y asegurar la soberanía sobre toda la Patagonia, una región anhelada por la República de Chile… A pesar de todo esto, al general Roca lo desplazan del Centro Cívico de Bariloche “para despejar la visión panorámica”.
No sé qué diría el arquitecto Alejandro Bustillo sobre el tema (diseñador de dicho Centro Cívico), pero sí sé lo que diría Roca de estar vivo. Cuentan que una vez lo invitaron a un banquete, pero no fue sentado en un lugar de privilegio como correspondía a su jerarquía y antecedentes. Cuando le ofrecieron disculpas y cambiar el lugar, Roca, muy sonriente, se rehusó y contestó: “La cabecera siempre estará donde yo me siente”.
Y el general estará en el centro de nuestra historia como nación, aunque lo desplacen injustamente.
Por Omar López Mato
Publicado en La Prensa