En otros tiempos, en nuestro país fuimos testigos de secuestros, robos, explosiones y otros delitos con objetivos claros: tenían bandera, organización militar y política. Solo faltaba poseer un territorio (zona liberada). Esta situación, y en un gobierno constitucional, obligó a poner en movimiento a las Fuerzas Armadas para “aniquilar” a los causantes de la situación imperante.
Hoy vemos en nuestra Patagonia una situación similar: el gobierno chileno pide colaboración y el nuestro es reticente. Los ingredientes enumerados: territorio, organización, bandera son el punto de partida para solicitar a nivel internacional el estatus de beligerantes y de allí a solicitar apoyo de ciertos gobiernos afines hay un paso.
¿Qué esperamos?
José Mancera
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Publicado en La Nación