Una historia vieja, que ahora, de la mano del periodista Jorge Lanata y su programa televisivo de los domingos en la noche, conoce el gran público: el absoluto estado de indefensión, sin precedentes, que sufre el país como consecuencia de la obsolescencia de su aparato militar en el marco de una política gravemente sospechada tanto de ineficiencia, negligencia como de corrupción.
Lanata mostró a su audiencia –unas tres millones de personas según las mediciones de rating- algo que la comunidad militar conoce muy bien, pero la sociedad ignora. El contenido de ese material investigativo fue reflejado al día siguiente (lunes 21 jul 2014) por el diario Clarín en un artículo que se reproduce a continuación.
Aviones que se caen, barcos que se hunden, gastos injustificados en inteligencia y un estado calamitoso de las Fuerzas Armadas argentinas es lo que mostró anoche Periodismo para Todos. El equipo de PPT viajó hasta Haití y mostró lo que ya había adelantado Clarín: las malas condiciones en las que prestan servicio los 400 soldados argentinos asignados a tareas en ese país de Centroamérica devastado por el conflicto social y la pobreza tras el terremoto de 2010. Los soldados reclaman por la falta de chalecos y la munición vencida.
En el presupuesto de este año está estipulado que las Fuerzas Armadas gasten $626.922.875 en un área específica y clave: inteligencia. Pero además existen gastos reservados cuyos montos son incalculables. Nadie controla. La comisión bicameral del Congreso de organismos de inteligencia cuenta con mayoría kirchnerista y nunca se reunió en lo que va del año. Hay más. A fines de 2013, el vicepresidente Amado Boudou firmó un decreto que amplió en $1.325 millones los gastos para el Ejército, a cargo de César Milani.
Tampoco la Fuerza Aérea y la Armada están preparadas para la defensa. La historia reciente del rompehielos Almirante Irizar y del submarino San Juan alcanza para mostrar el estado del equipamiento de la Armada Argentina. El rompehielos que se usa para la campaña Antártica está en reparaciones desde que se incendió en 2007 y aunque se esperaba que volviera al mar en octubre de 2011, aún está en los talleres del astillero Tandanor. Sólo por el alquiler de un buque que reemplace al Irizar, el gobierno lleva gastados entre 48 y 72 millones de dólares, a los que deben sumarse los 120 millones de dólares que costará la reparación del rompehielos.
La situación del submarino San Juan no es muy distinta. Estuvo más de cinco años en reparaciones, Cristina Kirchner anunció que volvería al mar en diciembre de 2011 y todavía sigue sin funcionar.
Hoy está en la Base Naval de Mar del Plata y se espera que vuelva a estar operativo para fines del año.
En el caso de los aviones, el panorama es aún más desalentador.