"¡Yo te cubro!", le gritó a su compañero en medio del fuego británico y las explosiones. El sargento primero Mateo Antonio Sbert pudo ver, esa helada mañana del 31 de mayo de 1982, que Medina había sido alcanzado por las esquirlas de una granada y que el impacto de un proyectil en una de sus piernas le había sacado parte del peroné. Sordo y aturdido por la granada, casi sin poder moverse, el soldado seguía disparando. Y, quizás sin saberlo, se convertía en blanco de los ingleses. relató el martes (30 oct 2018) el diario Infobae.