Tras aplastar a la guerrilla y luego del Mundial de Fútbol de 1978, los militares que por entonces gobernaban la Argentina consideraron la posibilidad de consentir con las fuerzas políticas un gobierno de transición para el restablecimiento pleno de la democracia, pero la inminencia de una potencial guerra con Chile y las ambiciones presidencialistas del entonces jefe de la Armada, Emilio Eduardo Massera, frustraron esa perspectiva y condenaron al Proceso a un progresivo desgaste que no tuvo retorno.
Tal se desprende de un inédito reportaje que el periodista español Ricardo Angoso publicó el pasado domingo (12 feb 2011) en el diario madrileño Cambio 16.
Videla no ocultó al reportero español las diferencias que surgieron por entonces en el seno de la primera junta militar y estimó que Massera equivocó de carrera ya que tendría que haber incursionado en la política y no en la militar.
Respecto de la guerra antisubversiva señaló que la orden de aniquilamiento de la guerrilla en forma aplastante y fulminante provino en 1975 del entonces presidente interino Italo Luder frente a cuatro cursos de acción que habían puesto ante si los comandantes militares. Luder, dijo, eligió el más duro.
Recordó que la organización terrorista de ultraderecha Alianza Anticomunista Argentina (AAA) nació implícitamente de la mano de Juan Domingo Perón, tras el asesinato de José Ignacio Rucci, a pocos días de asumir el fallecido líder su tercera presidencia, y que con ese consentimiento José López Rega armó una e