República Argentina: 3:05:00pm

 

El diario Infobae en su edición digital del miércoles (24 abril 2013) dio cuenta de un extraño procedimiento practicado por la Aduana en la Primera Brigada Aérea de El Palomar, donde se secuestró preventivamente un cargamento de 1.500 chalecos antibala fabricados en Brasil, supuestamente destinados a fuerzas de paz en Haití, pero que sugestivamente estaban bajo la tutela de funcionarios del área de Seguridad sin ninguna intervención del Ministerio de Defensa.

El extraño episodio, que según Infobae ocurrió hace casi un mes y medio, despertó toda clase de especulaciones y suspicacias y alimentó incluso –entre los lectores del propio medio- las versiones más extremas en el sentido de que los chalecos podrían ser redireccionados a alguna estructura parapolicial como el denominado “Vatayón Militante”.

 

El artículo de referencia expresa

Las autoridades incautaron un cargamento que arribó al aeropuerto de El Palomar. En los papeles decía que el destino eran las Fuerzas de Paz en Haití. En el avión viajaba un funcionario del Ministerio de Seguridad

El avión Hércules 130 matrícula TC 100 de la Fuerza Aérea Argentina aterrizó el 15 de marzo pasado en la aeropuerto militar de El Palomar. El vuelo desde Río de Janeiro, Brasil, había sido tranquilo. La tripulación, encabezada por el vicecomodoro Marcelo Galoppo, era de unas diez personas y la carga declarada pesaba 12.000 kilos. Ese es el peso de los 1500 chalecos antibalas fabricados por la firma brasileña Glágio que venían en el avión.

El personal de la Aduana revisó la papelería que certificaba el contenido, la procedencia y el destino de los chalecos antibalas. Los documentos señalaban que la carga estaba destinada a las fuerzas de Paz que tiene la Argentina en Haití. Pero habían llegado a Buenos Aires. Algo andaba mal. El certificado de embarque señalaba que la mercadería procedía de Brasil y era para el ministerio de Defensa de la Argentina. El trámite aduanero lo intentó hacer un integrante del Ejército argentino pero fracasó ante el rígido control aduanero. Ante la rareza de los papeles, la Aduana decomisó la carga. Desde hace más de un mes los chalecos están guardados prolijamente en las 750 cajas en las que llegaron, en un depósito de la localidad bonaerense de Escobar.

Los chalecos Glágio modelo GB 44/08 fueron pagados 4.418.000 reales que al cambio oficial representan una cifra cercana a los 12.000.000 de pesos.

En las certificaciones  se decía que el material bélico traído de Brasil iba a ser “nacionalizado por el Ejército”, pero eso no sucedió. Es más, llamó la atención de los aduaneros que no hubiera ninguna autoridad del Ministerio de Defensa en el avión. Sin embargo estaba allí un alto funcionario del área del Ministerio de Seguridad que está bajo la órbita del secretario Sergio Berni, quien depende de la ministra Nilda Garré.

Uno de los pasajeros del avión era Rubén Rodríguez quien es el director nacional de Logística dependiente de la Subsecretaría de Logística, bajo el mando de Berni. Rodríguez fue designado en su cargo por el decreto 232 de 2013 que prorrogó su designación anterior. Según la página web del Ministerio de Seguridad la función de la dirección a cargo de Rodríguez tiene como responsabilidad primaria “coordinar los planes logísticos de las fuerzas policiales y de seguridad, conforme los lineamientos emanados de la Secretaría y de la Subsecretaría de las que depende, así como efectuar la supervisión de su ejecución”. No se comprende muy bien por qué un funcionario de Seguridad y no uno de Defensa viajó con los chalecos desde Brasil hasta la Argentina.

Tampoco se sabe por qué ese funcionario firmó junto al capitán Christian Murias la declaración jurada del vuelo en la que se decía que el cargamento estaba destinado a Defensa. La incautación de los chalecos se decidió porque la documentación era poco clara. El cargamento debía ir a Haití pero estaba en la Argentina. En los papeles que llegaron con el avión se había enmendado el error y decía-escrito a mano- que los chalecos debían ir a Buenos Aires. A pesar de todo, incluso de la irrupción a los gritos de una funcionaria de confianza de Berni en El Palomar, los chalecos siguen bajo el control de la Aduana. Por lo menos hasta que alguien aclare la situación.


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