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El presidente José Mujica revocó una orden del Comando del Ejército, que establecía la obligatoriedad de que militares en actividad fueran el viernes (18 may 2012) uniformados al homenaje a cuatro soldados asesinados por  guerrilleros tupamaros en 1972, ceremonia que es emblemática en el ámbito militar. La implícita desautorización, descolocó al titular de la fuerza y provocó malestar en los mandos superiores, según lo relata este jueves (17 may 2012) el diario El País.
El Pais dijo que Mujica se comunicó ayer con el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, para que suspendiera la orden de que militares en actividad participaran uniformados en el homenaje a los cuatro soldados caídos el 18 de mayo de 1972 a manos del Movimiento de Liberación Nacional -Tupamaros (MLN-T).
De inmediato, Fernández Huidobro llamó al comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, para trasmitir la contraorden de Mujica. El presidente dejó sin efecto la obligación de oficiales y subalternos a concurrir al acto que se hace todos los años en la intersección de avenida Italia y Abacú
 
Fuentes militares dijeron a El País que Aguerre se molestó con la llamada del ministro debido a que quedó totalmente desautorizado ante la tropa. Al final, el comandante en jefe accedió a que la presencia de militares en el acto sea "voluntaria" y "de civil".
La orden de Aguerre había sido avalada por el propio ministro de Defensa de forma escrita, que ayer debió dar marcha atrás por mandato expreso de Mujica.
La recapitulación de Huidobro se produjo un día después que la organización de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, protestara formalmente por la orden impartida al Ejército.
En un comunicado que difundió el martes 15, la organización señaló que la orden de Aguerre "constituye una injerencia indebida e inadmisible de las Fuerzas Armadas en la vida política de nuestro país". En la misma línea, expresaron que "estamos viviendo una escalada en la cual se convoca a las Fuerzas Armadas a asumir funciones que no le son propias en un régimen democrático".
 
El mismo día que se conoció el repudio de familiares al acto, Huidobro señaló en rueda de prensa que discrepaba con el comunicado divulgado por los familiares de desaparecidos.
 
"Los militares tienen todo el derecho a honrar a sus caídos, son cuatro soldados caídos. Tenemos que acostumbrarnos a respetar a los demás. No hay dolores de primera, ni de segunda", señaló el ministro.
 
Los informantes indicaron que el llamado de Mujica también generó molestia al ministro de Defensa. El secretario de Estado protagonizó recientemente un fuerte cruce con la senadora y primera dama Lucía Topolansky (MPP), al tildar de "antidemocrático" el planteo que ella realizó para "fidelizar" a las Fuerzas Armadas al Frente Amplio. "Me aterrorizaría vivir en un país donde las Fuerzas Armadas son de una opinión fanática, ideologizada y de pertenencia a un solo partido", indicó el ministro.
 
Por su parte, el Secretariado del Pit-Cnt emitió ayer una declaración por la que respaldó a la organización de Madres y familiares de los desaparecidos.
 
"La Secretaría de Derechos Humanos comparte la preocupación expresada por Madres y Familiares , a la vez que expresa que la citada conducta constituye un claro retroceso de las normas de conducta asumidas en el pasado por la fuerza política de gobierno", aseguran.
 
La central obrera indicó que la actitud asumida por el Ministerio de Defensa resulta "incoherente". Además, señalaron que por un lado "se ataca a un magistrado por haber estado cerca un 20 de mayo en la Marcha del Silencio, mientras que por otro, se avala y ponen medios materiales para que efectivos de las Fuerzas Armadas participen de una actividad de este tipo, que constituye una injerencia indebida e inadmisible de las Fuerzas Armadas en la vida política de nuestro país", afirmó el PIT-CNT.
 
18 de mayo de 1972
 
El 18 de mayo de 1972, un comando del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) asesinó a cuatro soldados que custodiaban la casa del comandante en jefe del Ejército, Florencio Gravina (Tacuarembó 1913-Montevideo 1991). Los cuatro soldados -Saúl Correa, Gaudencio Núñez Santiago, Jesús Ferreira Escobal y Osiris Núñez Silva- se encontraban dentro de una camioneta frente al domicilio de Gravina, ubicado en Abacú y avenida Italia. El hecho generó conmoción nacional, y estuvo precedido de otros sucesos sangrientos en el marco de la lucha de los militares contra el movimiento guerrillero. El 21 de abril previo, por falta de coordinación entre las fuerzas militares, dos soldados de civil que se encontraban en la azotea de la casa de Gravina fueron abatidos por efectivos de la Armada, que los confundieron con guerrilleros. Este episodio no trascendió en su momento. Y el 14 de abril el MLN-T había matado a cinco personas, entre ellas el subsecretario del Interior, Armando Acosta y Lara. En reacción, los militares mataron a ocho tupamaros y en un operativo en un edificio de la calle Almería en Malvín capturaron a Eleuterio Fernández Huidobro, hoy ministro de Defensa del gobierno de José Mujica. La sangrienta jornada del 14 de abril determinó que el Parlamento votara una ley de Estado de Guerra Interno, y en junio la ley de Seguridad del Estado.
 
El País Digital

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