Se trata de una de las asignaciones económicas dentro de un plan detallado en el presupuesto que compromete la compra de armamentos en los próximos cinco años por un inusual monto de más de 10.000 millones de pesos, cerca de 2000 millones de dólares, sin contarse partidas para proyectos vinculados con la logística militar, como los radares o los aviones de entrenamiento.
Si bien una vez aprobado el presupuesto nacional en el Congreso sus partidas pueden ser redistribuidas a criterio de la Casa Rosada, no deja de llamar la atención que luego de diez años en el poder el kirchnerismo proponga el rearme militar en momentos en que encara el tramo final de la gestión.
Los Mirage argentinos, con base en Tandil, debían haber quedado fuera de servicio en 2011, pero se estiró su uso, cada vez más limitado, hasta la obtención de un reemplazo para las aeronaves.
La idea de adquirir el modelo F1 -de la década del 80- empezó a tomar forma en 2008, con una propuesta jordana avalada por el gobierno francés. Finalmente se optó por la oferta española mediante un acuerdo de venta de país a país, que en el área de Defensa permite legalmente evitar licitaciones. El costo de la compra tanto en una alternativa como en la otra se mantuvo desde 2008 rondando los 200 millones de dólares. Se trata de un sistema de armas que podría permanecer en servicio por unos diez años.
Las aeronaves argentinas, las mismas que combatieron en las islas Malvinas en 1982, tuvieron en los últimos años cada vez más fallas y desde hace un tiempo los pilotos evitan volar entre nubes por la desconfianza que les merece la información de los instrumentos.
SUBMARINO
La última compra de aeronaves de combate fue concretada en 1997 por el gobierno de Carlos Menem, que compró de segunda mano 36 cazabombarderos A4, que eran utilizados por los Estados Unidos. Por problemas de repuestos, sin embargo, hoy muy pocos de esos aviones están en condiciones de vuelo.
En la planillas anexas al proyecto de ley de presupuesto nacional figura que las primeras unidades llegarían al país en 2014. Pero en esa información pública también se detallan otras compras y asignaciones de partidas para diversos sistemas de armas, como la construcción del submarino Santa Fe.
Esa unidad naval forma parte de la serie TR1700, adquirida a Alemania en los años 80, y su construcción local fue interrumpida en la década del 90. Se trata del submarino que la Argentina prepara para contar con propulsión nuclear y por primera vez figura una partida inicial de 100 millones de pesos, en un plan que contempla, por ahora, una inversión de 600 millones de pesos a cinco años.
Otra asignación presupuestaria aparece bajo el rubro Proyecto Nacional UAV-Proyecto SARA, con una partida para 2014 de 208.185.932 pesos. Ese plan fue diseñado mediante un acuerdo con el Invap para fabricar una serie de aviones no tripulados de exploración y ataque de largo alcance, que, de acuerdo con las proyecciones del presupuesto para 2014, demandará un gasto total de 2.180.740.168 pesos.
Además, para continuar con la modernización de los aviones de transporte Hércules figuran 82.170.000 pesos en 2014 y una inversión comprometida en ese plan de 323.490.000 pesos.
También la aviación naval tiene previstas importantes partidas presupuestarias, por 870.593.538 pesos, durante el ejercicio del año que viene.
Por otra parte, los tanques de desarrollo nacional TAM empezaron a ser repotenciados este año y ese proceso consiguió compromisos anuales de partidas -82 millones de pesos para 2014- por un total de 1.268.000 pesos.
Mayor suerte corrió el plan del Ejército para modificar el equipo individual de campaña en sus unidades, ya que a los 62.720.873 de pesos asignados para 2014 se agrega un compromiso de sostener el plan a cinco años por 5.183.641.995 de pesos. Un aumento considerable si se toma en cuenta que en el presupuesto de 2013 ese proyecto estimaba una inversión total de 600 millones de pesos.