Durante su exposición ante proveedores británicos del sector defensa, en las instalaciones de la RAF Northolt, Reeves remarcó que el objetivo no es solo reforzar la seguridad nacional, sino posicionar al país como líder mundial en innovación y tecnología militar. Esta decisión se inscribe en un contexto marcado por la presión creciente de actores internacionales, como Estados Unidos, que instan a Europa a asumir mayores responsabilidades en su propia defensa.
La estrategia británica contempla una transformación profunda en el sistema de adquisiciones militares, tradicionalmente criticado por su rigidez y falta de dinamismo. Reeves calificó al sistema actual como “roto” y anunció una reforma que facilitará el acceso de pequeñas y medianas empresas a los contratos de defensa. Esto no solo busca dinamizar la industria, sino también fomentar la competencia, acelerar la innovación y diversificar la cadena de suministro.
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Uno de los pilares del plan es la asignación del 10% del presupuesto de equipos del Ministerio de Defensa a nuevas tecnologías emergentes, con un foco prioritario en drones y sistemas de inteligencia artificial. Asimismo, se destinarán 400 millones de libras a un fondo exclusivo para innovación militar, con el objetivo de acelerar la incorporación de desarrollos tecnológicos al frente operativo.
“Esta inversión adicional no solo está orientada a aumentar nuestra seguridad nacional, sino también a fortalecer nuestra seguridad económica”, señaló la ministra. “A medida que aumentamos el gasto en defensa, quiero que todo el país sienta los beneficios de esta apuesta estratégica”, añadió, subrayando la importancia del sector como motor de crecimiento económico, generación de empleo calificado y desarrollo tecnológico.
El plan presentado por Reeves se alinea con el compromiso asumido por el primer ministro Keir Starmer de elevar el gasto en defensa al 2,5% del PBI para 2027, la mayor expansión presupuestaria desde el fin de la Guerra Fría. Starmer también ha manifestado la intención de llevar esa cifra al 3% del producto bruto interno en el próximo período parlamentario, lo que posicionaría al Reino Unido entre los países con mayor inversión relativa en defensa dentro del ámbito europeo y de la OTAN.