República Argentina: 3:22:59pm

Ese pensamiento y no otro me viene a la cabeza, cuando leo la carta de Enrique Munilla del 22/11, en la que con su habitual destreza nos describe el caso de Raúl Carballo, a quien desvergonzadamente los jueces federales Vega, Esmoris y Jarazo condenaron a transitar por nuestro repugnante corredor de la muerte, tan solo por haber cumplido las órdenes de cuidar unos calabozos como policía de la provincia de Buenos Aires, a sus jóvenes 23 años. Todo ello fue confirmado por los jueces casadores (¿o cazadores?) Barroetaveña, Petrone y la inefable jubilada Ana María Figueroa.

Dicen que la señora María Amalia Marrón lo habría reconocido en una foto casi medio siglo después. Ello resulta al menos curioso, pues el apellido de esta supuesta testigo nos recuerda el olor nauseabundo que va tomando la Justicia Federal, que casualmente (o no) refleja la frase del Evangelio de San Mateo citada al principio de estas líneas.

¡Hasta cuándo deberemos soportar estos olores!

Francisco García Santillán

DNI 10.661.522

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