República Argentina: 7:16:20am

Traigo esto a la memoria porque, guardando las distancias, en nuestro país sucedió algo parecido, en el caso de los hermanos Julio y Emilio Méndez, vecinos de Tandil, detenidos en marzo de 2011 y condenados por el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, integrado por los jueces Parra, Portela y Falcone, para demostrar la participación de civiles en la guerra contra la subversión. Con meras conjeturas los condenaron por la detención ilegal y tormentos del abogado Carlos Moreno en una quinta deshabitada propiedad de los Méndez en las afueras de Tandil, utilizada desde el 24/3/76 por fuerzas militares. Los esfuerzos del defensor doctor César Arla para demostrar su inocencia fueron inútiles, porque los Méndez estaban condenados de antemano. Para montar un show mediático con la lectura del veredicto, esos jueces mudaron su sede de Mar del Plata a la Universidad Nacional del Centro, en Tandil y, como en el caso de Dreyfus, ante una turba exaltada por un fiscal militante y los consabidos querellantes de los DD.HH., los mandaron a la prisión de Marcos Paz, donde estuvieron durante años a la espera de verdadera justicia. Esto no ocurrió en la Cámara Federal de Casación Penal, que ratificó la sentencia del tribunal marplatense. Al revisar estos fallos la Corte atendió el reclamo de la defensa y con argumentos tan sólidos e irrefutables como los del caso Dreyfus, por la inexistencia de toda prueba, anuló la condena de los hermanos Méndez devolviéndoles la libertad después de estar nueve años privados de ella. A la par de alegrarnos por el final feliz del calvario que padecieron los hermanos Méndez, cabe preguntarse cuántos Dreyfus más, víctimas de detenciones y sentencias escandalosas, saldrán alguna vez a la luz.

Enrique Munilla

DNI 4.433.538

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