Mi hija Laura Ferrari fue asesinada el 8 de septiembre 1975 por un coche bomba colocada por un grupo de Montoneros en la Universidad de Belgrano, donde estudiaba. Estuve muchos años en afanosa búsqueda de quiénes fueron sus asesinos. En 2019 le pude preguntar a Jorge Todesca si como ex militante montonero conocía a los autores del atentado. “Un delirante grupo militarista y terrorista realizó esos asesinatos. Muchos militantes políticos los repudiamos y nos alejamos de sus filas (…). Me equivoqué y me arrepiento de haber estado bajo su influencia. Muchos militantes de la JP caímos en ese error”.
Pido además que se hable del joven estudiante Hugo Potrone, secuestrado dos veces por Montoneros y devuelto brutalmente torturado y asesinado luego del pago de sendos rescates. El rostro de mi hija y otros jóvenes fueron pintados por Celtyv en un modesto paredón público de Dorrego y Libertador. Pocos días después, el mural fue vandalizado con la leyenda en rojo: “Son 30.000″. Eso sí, Laura está incluida en el Parque de la Memoria, un espacio que no le pertenece. ¿Quién la incluyó?
Me sigo preguntando dónde estarán los asesinos de mi Laura y los de Hugo. Han de estar entre quienes reivindican impunemente el Día del Montonero. Para todos, memoria, verdad y justicia y un nunca más para siempre.
Lorenza Ferrari
Publicada en La Nación