República Argentina: 7:37:49pm

En los últimos dos años, se robaron armas y municiones de las Fuerzas Armadas como para pertrechar con fusiles de combate FAL tres compañías con un total de 428 fusileros, según se desprende de un informe del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina al que accedió Clarín en exclusiva.

El informe fue entregado por Abal Medina al Congreso ante un pedido del diputado del PRO Julián Obiglio la semana pasada e incluye también otros tipos de armas de guerra.

Las armas robadas a los militares alimentan el mercado negro de la Argentina y de países vecinos como Brasil donde son adquiridas por delincuentes comunes que así logran un enorme poder de fuego. Por ejemplo, los proyectiles del FAL son de 7,62 mm. lo que les permite perforar chalecos antibala e incluso autos blindados.

En los últimos años, Brasil se quejó por la llegada de armas de guerra argentinas a las favelas y desde al año pasado redobló su presión sobre Argentina y Paraguay con vistas a la seguridad del Mundial de Fútbol del 2014.

Se trata de un problema histórico. La represión ilegal, el conflicto por el Beagle de 1978, la guerra de las Malvinas y la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia (1991-1995) dejaron enormes cantidades de armas argentinas fuera del control de las autoridades. Todo esto sin contar las armas que se le perdieron a la Policía Bonaerense, la Federal y otras fuerzas de seguridad nacionales.

Entre el 2010 y el 2011, los tipos de armas robados al Ejército y a la Fuerza Aérea son: ametralladoras pesadas Browning (6 unidades); fusiles de combate FAL 7,62 mm. (154); ametralladora MAG (1); pistolas 9 mm. (22); metralletas Halcón 9 mm. (4) y una pistola ametralladora Ingrand (1). El total de municiones faltantes alcanza la cifra de 2.300 que abarcan proyectiles de 9 mm. y de 7,62. De la Armada no hay datos porque mandó la información en un sobre cerrado clasificado como secreto.

Pero el informe de Abal Medina revela que también faltan de los batallones de Arsenales 601 y 603 una cantidad enorme de piezas de FAL con las cuales se puede armar fusiles. Dice que se sustrajeron 274 correderas, 282 cerrojos, 288 armazones, 512 cajones de mecanismo y 45 cañones de repuesto.

Se los robaron de dos formas Una fue el “robo hormiga” de esos repuestos. Otras, ataques (muy pocos) a cuarteles de parte de delincuentes comunes.

De la sumatoria de las armas robadas enteras y de estas piezas, estimó Obiglio,“se pueden pertrechar 428 fusileros, es decir, 3 compañías”.

Estos robos muestran que existe cierto descontrol dentro de los cuarteles e incluso, en algunos casos que ya están en manos de la Justicia, pudo haber complicidad de parte de militares en actividad.

El informe indica que a los responsables de las pérdidas se les aplicó desde sanciones y suspensiones hasta retiros, e incluso una denuncia judicial como el caso del batallón de Arsenales 603 de Rosario, donde se llegaron a robar 154 fusiles y cientos de piezas

Ante este diagnóstico sobre la pérdida o robo de armas de guerra de las Fuerzas Armadas, Obiglio reclamó al ministro de Defensa, Arturo Puricelli, que refuerce las medidas de control sobre el armamento militar.

Según el informe de Abal Medina, después de sufrir estas pérdidas, el Ejército ya tomó una serie de medidas de mayor control como instalación de contenedores cerrados, armado de una base de datos informática para los movimientos de los repuestos, creación de un batallón de Arsenales Depósito destinado solo a custodiar armas. Por su parte, la Fuerza Aérea inició un programa de inspecciones sorpresivas y creó un sistema centralizado de todo su armamento. Y la Armada informó que aumentó las inspecciones sobre sus armerías ¿Serán medidas suficientes para frenar este drenaje que alimenta el mercado negro.

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