“Cabe destacar de la declaración de Sabrina, además de haberse tratado de un discurso altamente emotivo, preparado en mente indudablemente lúcida, que la misma no incurrió en el acto del diputado kirchnerista por la CABA, Juan Cabandié, quien oportunamente acusara y denostara a sus padres adoptivos, encargados de velar por su alimento, vestido y formación. En cambio la declarante ut supra, reconoció el acto de caridad de sus ocasionales progenitores.
“En el período aludido comparecieron también como testigos, siempre de la querella o de la fiscalía, pues no se conoce la existencia de testigos de la defensa, un conjunto numeroso de personal de médicos, enfermeras y de personal administrativo, con presunto desempeño efectivo en el nosocomio, en el tiempo histórico a que alude el juicio.
“Es precisamente en estos últimos testimonios, donde aparecieron los más flagrantes casos de falsedad e improvisación en la preparación de testigos. Valgan como ejemplos, el haber intentado poner en boca de una enfermera, su testimonio sobre hechos que no pudo haber presenciado ni obtenido impresión directa, por haberse encontrado en periodo de licencia. También en procurar que otra enfermera refiriera le existencia de un cuadro dantesco, con presencia de numeroso personal armado y “con cascos” en el interior del Hospital, matizando tal descripción con la presunta existencia de gritos y expresiones de dolor, provenientes de galpones del fondo del Hospital, hechos no convalidados con declaración alguna.
“En otra instancia del debate no dejó de llamar la atención, la actitud casi intempestiva de la vocal del Tribunal doctora Lila G Carnero al interrogar al testigo doctor Ferraroti , a quién reclamo con coacción que respondiera sobre hechos que el citado profesional, desconocía o no recordaba, al cabo de más de 30 años de ocurridos”.
.