Porque han sido cómplices… Como militantes, como idiotas útiles o como ensobrados. Durante años han demonizado a los veteranos de la guerra contra la subversión sin distinciones. Han negado la existencia de esta guerra a veces explícita, otras solapada pero siempre presente…
Han utilizado las categorías, el marco teórico y jurídico, la narrativa y el relato de la izquierda para maniatar a policías y militares, condonar y blanquear terroristas y neutralizar todo intento de los pueblos por defenderse de manera efectiva.
No es casualidad que el primer escollo que debe enfrentar un gobierno que se decide pacificar un país (ej. El Salvador y Ecuador) son los organismos nacionales e internacionales de DDHH y a la prensa.
No es casualidad tampoco que mientras cabos que con 20 años hacían guardia en un cuartel que luchaba contra la subversión padecen prisión perpetua y se los etiqueta de genocidas; integrantes de organizaciones terroristas campean en paneles televisivos, juzgados y puestos públicos incluso ofician de presidentes (de Dilma Ruseff a Mujica pasando por Petro y otros) amparados por una prensa complaciente que como mucho se refiere de manera elíptica y romántica a su siniestro pasado.
La lucha contra el terrorismo comienza desenmascarando y desfinanciando a sus cómplices necesarios: aquellos que en la superficie les hacen de tapadera jurídica, económica, política y periodística a través de los así llamados “organismos de DDHH” y medios afines (casi todos).
Gabriel Vénica
Publicado en Carta de Lectores de www.laprensa.com.ar