A los militares y policías condenados en los juicios de “lesa humanidad” la inhabilitación les significa perder sus retiros jubilatorios, por los que aportaron durante 30 años o más. También pierden la pensión honorífica de combatiente de Malvinas en el caso de los veteranos de esa guerra. Se los condena a la indigencia y a ser mantenidos por sus familiares, si los tuvieran.
Insólita distinción a la que se suma que los que los acusan en los juicios, los “testigos-víctimas”, luego de declarar pasan por secretaría a buscar su “certificado de víctima” y con la sola convalidación cruzada de otros testigos-víctimas (en muchos casos se reconocen “combatientes”) comienzan a cobrar una pensión graciable como ex preso político.
Estos son los valores que sostienen un país en ruinas que mira sin entender su propia decadencia.
Andrea Palomas-Alarcón
DNI 18.011.160
Publicada en La Nación