Lo hizo con el fin de obtener una mayoría que, anulando los reiterados fallos del alto tribunal que declaraban la constitucionalidad de las leyes de obediencia debida y punto final, permitiera reabrir las causas contra las fuerzas legales que actuaron en la lucha contra la subversión.
Tal embestida continuó contra la Cámara Federal de Casación Penal, el Consejo de la Magistratura y el Ministerio Público Fiscal a fin de colonizar y someter al Poder Judicial.
Allí comenzó el derrumbe del Estado de Derecho y de ello todo el arco político fue cómplice por acción u omisión. Allí anida el huevo de la serpiente.
¿Se atreverán a admitirlo quienes hoy se rasgan las vestiduras?
María Laura Olea
DNI 13.968.163
Carta publicada en La Nación