Si bien es muy positivo que finalmente el Estado
nacional tome cartas en el asunto, de nada sirve este
nuevo comando si no tiene muy en claro los objetivos y
alcances de su poder de fuego. Si la consigna es de
solo “presencia”, como fue la de los gendarmes
enviados hasta estos días y cuya casilla fue también
incendiada y baleada, que corrieron para cuidar sus
propias vidas, olvidando que el poder de la fuerza lo
tenían ellos, pueden entonces enviar diez, cien o mil
efectivos que, ante el primer disparo, correrán más
veloces que las mismas balas. El objetivo es cuidar la
vida de las personas, sus bienes y su derecho a
transitar libremente. Los medios, a la tercera consigna
de ¡alto!, disparar a los agresores invasores,
comunicando previamente a pobladores e invasores
esas consignas, para que todos conozcan sus
derechos y obligaciones.
José Mariano Astigueta
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Publicado en La Nación