República Argentina: 9:41:22pm

Fue una percepción que desconocía la historia, que mostraba que Rusia es quizás el país del mundo que tiene más resistencia al costo de sus muertos en la guerra. Cálculos como que Rusia había tenido en Ucrania más muertos que Estados Unidos en semanas en Afganistán, olvidaban la historia y la cultura rusa, al desconocer antecedentes como el de la Segunda Guerra Mundial, en la cual Rusia tuvo 25 millones de muertos y Estados Unidos y Gran Bretaña, en conjunto, menos de un millón.

 

Por su parte, Rusia cree hoy que la prolongación de la guerra juega a su favor, al producir un costo creciente para los gobiernos de la OTAN por su dependencia energética. De acuerdo a esta visión, cuando más se prolongue la guerra, mayor será el malestar de los pueblos respecto de sus gobernantes. La caída de los gobiernos de Johnson en el Reino Unido y de Draghi en Italia -ambos integrantes del G7-, y la renuncia de la Primera Ministra de Estonia el 14 de julio -uno de los países más firmemente anti rusos por razones históricas y geopolíticas- son situaciones que pueden extenderse a otros países. Los sondeos para la elección estadounidense de medio mandato indican que los demócratas podrían ser derrotados, e incluso perder la mayoría en las dos Cámaras. Esto sería más por la economía que por la guerra, pero entre ambas cuestiones hay estrecha relación hoy en el mundo. En la elección que tendrá lugar en Italia el próximo mes de septiembre, pueden ganar las fuerzas de derecha populista, que son anti-europeas. La elección francesa mostró que si bien fue reelegido Macron, perdió la mayoría en la Asamblea y la oposición está en manos de fuerzas populistas de derecha e izquierda. Pero en lo económico, es clave la situación de Alemania. Si Rusia decidiera reducir a cero la exportación de gas a este país, su PBI podría caer en 2023 hasta un 6%, poniendo en riesgo el gobierno de coalición que encabeza Scholtz.

 

Respecto a la duración del conflicto, el Almirante estadounidense James Stavridis, que fue Comandante de la OTAN en Europa hace una década, considera que durará entre cuatro y seis meses. Argumenta que los ucranianos han presentado una resistencia muy fuerte. Para él, la estrategia militar de Putin ha demostrado baja eficacia, porque ha ganado poco territorio desde que empezó el conflicto. Destaca un argumento reiterado en medios occidentales respecto a la cantidad de generales rusos muertos en combate. En mayo, sostuvo que “en la historia moderna, no hay ninguna situación comparable en cuanto a la muerte de generales. Aquí, en el lado ruso, en un periodo de dos meses, hemos visto al menos una docena, sino más, de generales rusos muertos”. También dijo que “no se perdió ni un solo general en combate real” mientras Estados Unidos participó en las guerras de Afganistán e Irak. En lo que no reparó es que ya en abril, diarios estadounidenses como el New York Times informaron que la muerte de los generales rusos se debía a su localización como blancos por parte de la inteligencia estadounidense, que permitía, a través de la captación de las comunicaciones telefónicas en sus diversas variantes, ubicar físicamente el lugar donde estaban estos generales, para que las fuerzas ucranianas pudieran eliminarlos con precisión. También la notoria presencia de los generales rusos en la primera línea demuestra su determinación y disposición a asumir riesgos.

 

Pero este ex jefe naval estadounidense define un escenario preciso en cuanto a cómo puede terminar la guerra. Pone como referencia para ello la Guerra de Corea, que se libró entre 1950 y 1953. Corea del Norte contaba con el apoyo militar de la Unión Soviética y Corea del Sur con la alianza de Estados Unidos, que desplegó importante cantidad de tropas en el terreno. Este conflicto finalizó con un armisticio en julio de 1953, que creó una zona desmilitarizada. Formalmente, los países siguen en guerra al día de hoy, nunca firmaron un tratado de paz ni un acuerdo permanente. En concreto, Stavridis sostiene “veo que este conflicto se dirige hacia un final de Guerra de Corea, es decir, un armisticio, una zona desmilitarizada entre las dos partes, una animosidad continua, una especie de conflicto congelado”. En su visión, la guerra de Ucrania durará sólo meses, porque “ninguna de las partes puede mantenerla mucho más allá de eso”. Esta solución dista mucho del objetivo planteado por la OTAN, de seguir la guerra contra Rusia a través de Ucrania, hasta que Moscú pierda su capacidad militar de invadir otro país. Esto implica la destrucción de su capacidad militar ofensiva. En realidad, mientras mantenga su capacidad nuclear, Rusia no perderá la posibilidad de volver a invadir. Pero las situaciones son cambiantes: las consecuencias económicas de la guerra deterioran a los países occidentales más de lo esperado, y las derrotas electorales y la renuncia de Jefes de Gobierno y Presidentes que impulsan la guerra, pueden cambiar el curso de los acontecimientos.

 

En conclusión: el tiempo juega un rol importante en cuanto a la definición de los conflictos bélicos y eso es relevante en la guerra entre Rusia y Ucrania; inicialmente predominaba la idea de que una contienda prolongada desgastaba a Rusia y beneficiaba a la OTAN, y ahora podría ser a la inversa; en cuanto a la duración concreta, un almirante que fue comandante de la OTAN en Europa, sostiene que ninguna de las dos partes está en condiciones de mantener la guerra más allá de cuatro o seis meses; por último, propone también como escenario probable el de la Guerra de Corea, en la cual las partes en pugna firmaron un armisticio y establecieron una zona desmilitarizada entre ambas, pero nunca firmaron la paz.

 

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