El encuentro entre ambos mandatarios, solicitado por Johnson, duró al menos 30 minutos. El mandatario europeo planteó la posibilidad de realizar inversiones en Argentina con la compra de granos, en un contexto internacional de crisis en materia de alimentos a raíz de la invasión rusa en Ucrania.
“Le planteé que no hay manera de avanzar en la relación si no se avanza en la discusión de la soberanía; espero que ellos reacciones y cambien la manera de tratar estos asuntos”, sostuvo Alberto Fernández durante una conferencia de prensa.
Más temprano, el Jefe de Estado ofreció dos discursos en la mesa del G7, en los cuales propuso que se levanten “las barreras proteccionistas” para la venta global de alimentos y que se establezca un diálogo de paz para terminar con la guerra en Ucrania y exigir un nuevo orden internacional para acabar con la pobreza.
“Puede traer la voz del continente, pude plantear como el continente sufre los efectos de la guerra. que trae un problema a la economía global que es indiscutible”, sostuvo el mandatario durante una conferencia de prensa. “Esta guerra parece ser el prolegómeno de una hambruna que puede afectar a 300 millones de habitantes, no podemos mirar al costado”, agregó.
La primera presentación oficial se extendió durante cuatro minutos y fue escuchado por el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden; el canciller alemán Olaf Scholz; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el premier italiano, Justin Trudeau; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; y el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, entre otros mandatarios de Occidente.
Hacía tanto calor en el castillo Elmau que Alberto Fernández se sacó la corbata antes iniciar su discurso. Un cambio de look forzado por la ausencia de aire acondicionado en un país que también sufre las consecuencias de la guerra en Ucrania.
La línea argumental del Presidente recorrió los distintos capítulos de la agenda geopolítica que preocupan por igual a las naciones ricas y a los países pobres. El mandatario enumeró las consecuencias económicas y sociales de la guerra, exigió un nuevo modelo multilateral que no castigue a los estados de renta media y alertó -de nuevo- sobre el impacto que causa el cambio climático en todo el planeta.
"El mundo entero, y no exclusivamente Europa, precisa una paz duradera, resistente y sólida”, enfatizó el jefe de Estado, que estuvo acompañado por el canciller Santiago Cafiero.
Y luego completó: “La guerra que nos ocupa es una tragedia. Los flujos comerciales y la logística, ya seriamente dañados durante la pandemia, llegaron a un punto crítico. Los mares están militarizados. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad”.
También hubo una referencia al Plan Marshall, el programa millonario de infraestructura pública, modernización industrial y flexibilización laboral que planificó la Casa Blanca sólo para evitar que la Unión Soviética avance sobre los países europeos que quedaron destruidos por la Segunda Guerra Mundial.
“En América Latina y el Caribe no soñamos con un nuevo Plan Marshall. Nunca tuvimos uno. Pero soñamos con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad. Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido”, aseguró el presidente.
Desde esta posición ideológica, Alberto Fernández planteó la necesidad de crear un nuevo orden global que asigne los recursos necesarios para terminar con la pobreza en los confines del planeta