República Argentina: 1:51:04pm

Es muy interesante que un organismo internacional lo evalúe”, señaló el letrado al mismo tiempo que manifestó que “se trata de uno de los crímenes más horrorosos de la guerrilla que ocurrió en plena democracia el 1° de diciembre de 1974″.

Vigo Leguizamón recordó que María Cristina Picón de Viola, quien murió en 2021, inició su búsqueda de justicia desde el momento del crimen. “En un primer momento se juzgó a los partícipes, pero después fueron indultados en el gobierno de (Carlos) Menem”, comentó el abogado.

Luego, en ese sentido, repasó al respecto de la causa: “En el año 2007 nosotros pedimos que se declarara al crimen de lesa humanidad porque la Convención de Ginebra del ‘49 impide atentar contra civiles en cualquier clase de conflicto interno, sea internacional o nacional. Sobre esa base, pedimos que se aplicara esa convención y que se declarara de lesa humanidad. En ese momento el juez se negó a reabrir la causa”.

 

“Luego se apeló a la Cámara Federal y ellos revocaron esa resolución —detalló Vigo Leguizamón—. Pero la Cámara dijo que de cualquier manera no tenía sentido debatir si era o no de lesa humanidad porque los partícipes de ese momento habían sido juzgados. Nosotros lo cuestionamos diciendo que muchos de los partícipes no habían sido juzgados, fundamentalmente los autores mediatos del crimen”.

A continuación, el abogado detalló sobre cómo continuó el caso: “Se estableció que había autores mediatos que no habían sido juzgados e incluso una serie de partícipes directos que tampoco habían sido juzgados y que habían sido identificados por la misma persona que había quedado detenida y condenada. Quiere decir que había un cúmulo de personas que se podría llegar a investigar, citar y dictar indagatoria. Eso se apeló ante la Cámara de Casación y la Cámara mantuvo el criterio, al igual que la Corte Suprema que también lo rechazó con una fórmula mecánica. Ante esa circunstancia, nosotros en 2016 planteamos una Denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.

El capitán Humberto Viola asesinado el domingo 1º de diciembre, cuando llegaba con su familia almorzar en la casa de sus suegros, en San Miguel de Tucumán. En el episodio los guerrilleros también mataron a su hija María Cristina, de 3 años, e hirieron gravemente a María Fernanda, de 5

Entonces, la viuda del Capitán Viola, con el patrocinio del Dr. Javier Vigo Leguizamón, imputó a la República Argentina haber violado las Convenciones de Ginebra de 1949 y la Convención Americana de Derechos Humanos, al negarse a reabrir la investigación con el fin de determinar si constituían crímenes de lesa humanidad el asesinato del Capitán Humberto Antonio Viola, de su hija María Cristina, de tres años, y las heridas que sufriera su otra hija, María Fernanda Viola, que entonces solo tenía cinco años a raíz del atentado cometido por el autodenominado Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en la ciudad de San Miguel de Tucumán, Argentina.

En relación a aquella denuncia y a la novedad en el marco del caso, el abogado señaló. “La CIDH lo tuvo en estudio durante todos estos años y acaba de dictar una resolución en virtud de la cual considera cumplidos los requisitos formales para iniciar lo que se llama proceso de admisibilidad. En ese proceso se le corre traslado al Estado argentino de esta petición y después la CIDH fijará su criterio y en el caso de que haga lugar a la petición, le ordenará al Estado argentino reabrir la investigación”.

Para Vigo Leguizamón, el crimen del Capitán Viola estuvo encuadrado en un caso de terrorismo de estado. “En Argentina un manto de impunidad ha considerado que los crímenes de la guerrilla no eran de lesa humanidad. Eso se contrapone a toda la jurisprudencia internacional y sostiene que una organización armada con poder de fuego puede cometer un crimen de lesa humanidad. Pero más allá de eso, el terrorismo guerrillero tuvo el apoyo del Estado argentino y del Estado cubano. Sobre esa base, se ha sostenido la denuncia: a su vez, estamos ante un caso de terrorismo de Estado”

¿Cuáles son los pasos a seguir? En este nuevo escenario, entonces, la CIDH también requirió al Estado nacional efectuar su descargo en el plazo de tres meses. “Ahora el Estado qué puede decir: ‘Reconozco que voy a abrir la investigación’ o ‘Niego que sea un crimen de lesa humanidad’ o no. De acuerdo a lo que responda, la CIDH puede llamar a una audiencia de conciliación. Si no hay conciliación, la CIDH emitirá su informe y le ordenará al Estado con lo que informe. Si el Estado no cumple con eso, la Comisión entonces presenta el caso ante la Corte Interamericana, que es la que en definitiva va a resolver”, explicó Vigo Leguizamón.

Lo concreto es que en el escenario político actual, es complejo que Argentina se expida en favor del petitorio de la familia Viola. “Es difícil que lo haga pero de cualquier manera si no lo hace, la Comisión emitirá su informe y después irá a la Corte Interamericana”, aclaró el abogado.

 “Este pasado tan doloroso en el que hubo horrores de todos los lados se salva con un juicio histórico crítico riguroso que hay que hablar de todas las responsabilidades. La teoría de los dos demonios es criticable no por amplia sino por exigua. En realidad hubo cuatro demonios acá: los militares, los guerrilleros, los políticos y estuvo el sector cultural que estimuló la guerrilla como se la estimula hoy”, reflexionó. “Los organismos internacionales nos pueden llevar a un juicio objetivo de este pasado”, insistió.

Antecedentes

La misma fuente anteriormente publico  la nota titulada: "Terror rojo” y el crimen de una nena de 3 años: cuando el ERP asesinó a sangre fría a nueve oficiales del Ejército” con la firma de Daniel Gutman en la que dio cuenta que en solo dos meses y como represalia al hecho que se conoció como la Masacre de Capilla del Rosario, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) acribilló a los oficiales fuera de sus cuarteles y en total estado de indefensión.  Al capitán Miguel Ángel Paiva lo mataron a balazos mientras esperaba el 15, en la parada de Scalabrini Ortiz y Córdoba, en Buenos Aires. Al teniente Juan Carlos Gambandé, cuando sacaba su Fiat 600 del garaje, en Rosario. El teniente coronel médico José Gardón fue muerto con cinco tiros cuando llegaba a su trabajo en el Hospital Municipal de San Miguel. Al teniente primero Roberto Carbajo lo asesinaron en el centro de San Nicolás, al llegar a la casa de sus suegros para buscar a su esposa y a su hijo.  Estos son sólo algunos de los asesinatos a sangre fría de oficiales del Ejército que el  Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) cometió entre el 25 de septiembre y el 1º de diciembre de 1974. A todos los apuntados se los buscó, mediante trabajos previos de inteligencia, fuera de los cuarteles y en situaciones de indefensión. En total fueron nueve crímenes.

La Masacre de Capilla del Rosario

¿Por qué tomó este camino el ERP, que aspiraba a atraer el apoyo de la clase obrera urbana y de las poblaciones rurales pobres? Los asesinatos indiscriminados de oficiales del Ejército fueron una represalia luego de los sucesos de Catamarca en agosto de 1974.

Unos 50 guerrilleros habían viajado desde Tucumán, en un micro alquilado, con la excusa de que eran un grupo de estudiantes universitarios invitados a comer un asado en la provincia vecina. En realidad, iban a atacar el Regimiento de Infantería Aerotransportada 17.

Pararon el micro en un camino vecinal cerca de la capital catamarqueña, donde los esperaba un camión con armas y uniformes. Allí aguardarían la orden para ingresar al Regimiento. Pero la orden nunca llegaría porque dos pobladores los vieron y llamaron a la Policía. Todo terminó en un tiroteo, donde dos guerrilleros murieron y el resto huyó.

En distintos grupos caminaron durante varios días, hasta que, luego de la detención de dos combatientes que se mostraron en un pueblo al comprar pan y fiambre, se localizó a otros 16 que estaban escondidos en una quebrada, cerca de la capilla Nuestra Señora del Rosario. Fueron rodeados por más de 100 soldados y policías, apoyados por un helicóptero del Ejército, que por primera vez salía de los cuarteles a combatir a la guerrilla. El resultado -según se informó- fue un combate en el que fueron muertos los 16 guerrilleros y no hubo ni un herido entre las fuerzas estatales. “El hecho se conoció como la Masacre de Capilla del Rosario.

La serie empezó el 25 de septiembre, con el coronel Jorge Grassi y el teniente Luis Brzic. El primero fue baleado cuando salía de su casa en el Barrio Parque Vélez Sarsfield, de Córdoba, y Brzic, mientras estacionaba su Peugeot 404 en pleno centro de Rosario

 

"Los balines dan de rebote a la pibita”: el parte del ERP tras asesinar al capitán Viola y su hija de 3 años

Publico oportunamente Infobae con la firma de Adrian Pignatelli., dando cuenta que la sociedad se sacudió con un horrendo atentado. Un grupo de terroristas asesinó en plena calle de San Miguel de Tucumán a un oficial del Ejército y una de sus hijas frente a su esposa. El hecho fue uno de los detonantes del Operativo Independencia

También, que los terroristas se habían propuesto conseguir una casa para cinco personas, y como demoraron en ubicar una, cuando les mandaron las armas debieron esconderlas de apuro en una pensión donde se alojaba un guerrillero. Al frente del grupo estaba el santiagueño Hugo Irurzun, conocido como “el capitán Santiago”. Lo secundaban Francisco Antonio Carrizo, José Martín Paz, Rubén Jesús Emperador, Fermín Ángel Nuñez, Miguel Norberto Vivanco y el sueco-chileno Svante Grände. Utilizaron tres autos  para la emboscada. Los que llevarían a cargo el ataque eran miembros de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, del Ejército Revolucionario del Pueblo, que evocaba a un dirigente del PRT muerto tiempo atrás.

Efectuaron un disparo de escopeta Itaka, y algunos perdigones impactaron en el parante de la puerta y otros fueron a dar a las niñas que viajaban en el asiento trasero. “Los balines dan de rebote a la pibita de tres años que estaba atrás…”, se describió en el parte de los terroristas.

Otro, armado con una ametralladora, ingresándola por la ventanilla, disparó una ráfaga corta de cuatro tiros, que dieron en el cuerpo de Viola. Aún herido, abrió la puerta del acompañante. Pretendió alejarse del auto para que no concentraran el fuego en sus hijas. Le dispararon un escopetazo que pasó por arriba de su cabeza. Corrió hacia la calle San Lorenzo. El que llevaba la ametralladora, le efectuó un disparo con su pistola que erró, pero un segundo tiro lo hizo desplomar.

 

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