Pero la autorización del Poder Legislativo nunca llegó y los buques no participaron. En julio el Senado había aprobado por unanimidad la participación en este Ejercicio (la salida y entrada de tropas en el país debe ser autorizada por el Congreso), pero nunca llegó a ser tratado por la Cámara de Diputados. No se habría tratado de un problema con incidencia política o ideológica, sino de una falta de prioridad al tema en la tarea legislativa.
No es la primera vez que esto sucede en los últimos años. Eso hace necesario plantear un nuevo mecanismo para lograr la aprobación parlamentaria que resulta fundamental, para un tema en el cual convergen las relaciones exteriores y las Fuerzas Armadas. Una norma específica que permita simplificar, agilizar y acelerar este tipo de autorización pareciera ser un camino posible para ello.
Al mismo tiempo, va camino a cumplirse un año de que el Poder Ejecutivo, en noviembre de 2020, elevara al Senado la propuesta de ascensos de los oficiales superiores. Se trata de un requisito establecido por la Constitución Nacional, ya en su redacción original de 1853. Es el mismo exigido para los jueces y los embajadores. Los pliegos de los ascensos a general, almirante y brigadier, y también los de coroneles, capitanes de navío y comodoros, debían haber sido aprobados a fines del año pasado, para hacer coincidir los ascensos con los cambios de destino anuales.
En este caso, tampoco es la primera vez que se producen demoras. Pero ahora, si se postergara hasta después de la elección legislativa del 14 de noviembre, sería la primera vez que dos propuestas de ascensos anuales estarían pendientes del Acuerdo del Senado. Se está creando una situación inusual para los más de 300 miembros de las Fuerzas Armadas, cuyo pliego de ascenso se demora. Tampoco parece ser un factor político o ideológico lo que la produce. Los pliegos se encuentran en la Comisión de Acuerdos de la Cámara Alta y todavía sin despacho.
Como en el caso anterior, sería la falta de prioridad asignada al tema la causa de la demora. Podrá argumentarse que el año electoral es la causa de esta dilación. Pero en años electorales pasados, los ascensos fueron aprobados en la fecha prevista. Además, otras decisiones, incluidas la aprobación de la designación de jueces, han sido resueltas este año.
Es así como en el caso de la autorización para los ejercicios, la aprobación de las propuestas de ascensos también parece demorada por una falta de prioridad.
Esta actitud del Congreso no parece coincidir con la del Ejecutivo, que a casi cumplir dos años de gobierno, ha desarrollado una política de defensa positiva. Ha planteado un horizonte para el reequipamiento y ha “blanqueado” los salarios militares, entre otras medidas.
La falta de prioridad del Congreso en el tratamiento de estos temas no es una buena señal para las Fuerzas Armadas, que en los últimos meses han demostrado vocación de servicio frente a diversos requerimientos del Estado, entre ellos la asistencia con motivo del Covid-19.
Publicado en Infobae