República Argentina: 8:49:07am

El proceso de identificación de los soldados argentinos se inició en 2012. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirmó que no hubo nuevos resultados en las excavaciones realizadas en la Caleta Trullo, Islas Malvinas, ya que no se encontraron restos que pudieran corresponder a ex combatientes argentinos.

La misión está a cargo del CICR en el marco del desarrollo de la segunda etapa del Plan Proyecto Humanitario (PPH2) para la identificación de restos de excombatientes argentinos caídos en la Guerra de Malvinas de 1982.

El próximo 26 de agosto el jefe del equipo forense, Luis Fondebrider, viajará desde las Islas Malvinas a la ciudad de Córdoba para llevar las muestras de tejido esquelético encontrados el pasado jueves al Laboratorio de Genética Forense del Equipo Argentino de Antropología Forense (LGF-EAAF), cuyos resultados se esperan para fines de octubre.

 

El proceso de identificación de los soldados argentinos se inició en 2012, en 2013 se conformó un equipo de trabajo bajo la coordinación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos para elaborar protocolos que permitieran obtener información de cada familia sobre su ser querido caído en Malvinas y en el año 2016, se firmó el acuerdo entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido por el cual se encomendó a la Cruz Roja la tarea de identificación de 121 tumbas (122 cuerpos) en el Cementerio de Darwin, cuyas lápidas decían "Soldado Argentino Sólo Conocido por Dios".

 

Identificaciones en Darwin

Elsa Beatriz Cremona, esposa del cabo primero -post mortem- de Gendarmería Carlos Misael Pereyra, uno de los 649 caídos argentinos en la guerra. Dijo "Es un dolor que vamos a llevar siempre en nuestros corazones y esto nos va a ayudar espiritualmente a cerrar un círculo, un duelo que no pudimos concluir".

Pereyra, iba a bordo del helicóptero Puma que cayó el 30 de mayo de 1982 en la batalla de Monte Kent, derribado por las tropas británicas en plena guerra de Malvinas. La aeronave llevaba muchos explosivos, cayó incendiada y seis gendarmes  argentinos del Escuadrón Alacrán murieron en la explosión posterior, entre ellos Carlos.

Tres meses después, en un operativo a cargo del coronel británico Geoffrey Cardoso, las fuerzas inglesas recogieron los cuerpos de los caídos argentinos y los enterraron en un descampado en la isla Soledad, que luego se convertiría en el cementerio de Darwin.

Entre muchos otros, Cardoso recogió los restos humanos alrededor del helicóptero caído que –según creyó en ese momento- correspondían a cuatro soldados, entre los cuales sólo pudo identificar, por su placa, al subalférez Ricardo Julio Sánchez, y los enterró en una tumba común en Darwin, la denominada actualmente como C 1 10.

Treinta y nueve años después, un equipo de expertos forenses del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) -por pedido de los gobiernos de Argentina y el Reino Unido- exhumó esta semana esa tumba colectiva y determinó que los restos enterrados en ella corresponden a cinco cuerpos, y no a cuatro como se pensaba originalmente.

Actualmente, esa tumba cuenta con una lápida con cuatro nombres: la del identificado Sánchez y tres nombres más –Héctor Aguirre, Luis Sevilla y Mario Luna-, que no son los caídos en el helicóptero de la Gendarmería, sino soldados de la Fuerza Aérea que murieron a 80 kilómetros de ese incidente.

En 1982, Carlos Pereyra tenía 25 años y se convirtió en uno de los 42 efectivos de Gendarmería que fueron convocados a la guerra de Malvinas. Para entonces, luego de haber estado destinado en Corrientes y Córdoba, se encontraba en el Escuadrón 36 de Esquel, Chubut, viviendo en esa ciudad junto a su esposa Elsa y sus hijos Verónica, de 5 años, y Marcos, de 4.

Mientras tanto, la familia de Carlos Misael Pereyra y los otros caídos de Gendarmería en el helicóptero -el primer alférez Ricardo Julio Sánchez, el subalférez Guillermo Nasif, los cabos primeros Marciano Verón y Víctor Samuel Guerrero y el gendarme Juan Carlos Treppo- aguardan con la ansiedad de saber que tal vez, 39 años después de la guerra, podrán sanar heridas y cerrar el duelo.

 

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