La presentación la realizó el apoderado de la estatal, Marcos Daher, quien pidió investigar la “probable comisión del delito de estafa” contra la empresa. Apunta a una estafa electrónica, dijo La Nación que inmediatamente agregó:
La denuncia ingresó el 5 de marzo y está en la fiscalía 1 de Enrique Senestrari, a donde fue derivada desde la de Maximiliano Hairabedian, quien la recibió. La giró en virtud de que el primer hecho denunciado data de enero del 2020, cuando la fiscalía de turno era la 1.
Advent, con sede en Estados Unidos, se dedica al diseño, fabricación y certificación de productos y componentes de aviones. Como proveedora de Fadea, hay intercambio de correos e información y, según describe Daher, podrían haber sido “interceptados” y a partir de ahí se avanzó en una “estafa”. En esa línea, con comunicaciones “apócrifas” lograron que la empresa estatal realizara transferencias suponiendo que estaba cumpliendo con el pago de partes.
El 11 de octubre de 2019 Fadea emitió una orden de compra para Advant por componentes para el Pampa IA63 por un total de US$ 1.084.714. El esquema estaba estructurado en cuatro entregas con sus correspondientes pagos. La primera era el 27 de marzo del 2020 con pago el 6 de enero pasado por US$ 366.332,72; la segunda entrega el 26 de junio con pago el 6 de abril por US$ 87.299,85; la tercera se pactó para el 24 de julio con la cancelación de US$ 554.343,20 el 18 de mayo 2020 y el último tramo se acordó para el 11 de setiembre con pago el 6 de julio del 2020 de US$ 76.738,66.
En la denuncia se consigna que el interlocutor de Advant en las tratativas previas a la orden de compra “siempre fue” Kennard Goldsmith, director gerente; no menciona quién actuó en nombre de Fadea. Relata que el 9 de enero de 2020 la estatal recibió en su corre de “cuentas a pagar” un mail con el monto del primer tramo enviado por Rod Weaver. “Recibe el requerimiento, pero no efectúa el pago por problemas presupuestarios, suspendiendo el proceso de adquisición de componentes”, agrega.
Casi un año después, el 17 de diciembre de 2020 retoma la compra por lo que un empleado de Gerencia de Compras envía una comunicación a Weaver y Goldsmith en la que plantea la intención de pagar los primeros US$ 366.332,72 y pide la factura correspondiente. Según la denuncia, la respuesta llega ese mismo día, pero no era del proveedor sino de “autores desconocidos que se hicieron pasar” por aquel. El mail decía que también estaban listos los componentes del tramo dos y que el monto se incorporaba a la factura.
El texto describe una serie de intercambio de correos, con pedidos de correcciones de errores y enmiendas de cuentas por parte del proveedor. Finalmente desde Fadea, se transfieren los dos pagos por US$ 453.000; días después advierten que habría un fraude y solicitan al departamento Comercio Exterior del Santander (con el que trabajan) que anulen los giros y le reembolsen el dinero. Hay un “compromiso de restitución”.
Fadea ordenó una auditoría interna informática, pero no se descarta que la “intrusión” informática la haya tenido el proveedor estadounidense.
Gabriela Origlia