Organismos de derechos humanos se habían quejado de la publicación. El argumento, atendible, es que en el Operativo Independencia comenzaron a ponerse en práctica metodologías que tras el golpe militar la dictadura masificó en todo el país y que fueron la base del terrorismo de Estado. Y por eso el Ejército terminó retirando el mensaje.
Todo podría terminar acá sino fuera porque la cuestión es algo más compleja y porque, además, la marcha atrás del Ejército coincidió, ayer, con una solicitada publicada por ex montoneros y simpatizantes de esa organización terrorista como parte del insólito festejo de un “Día del Montonero” que no sólo carece de autocrítica alguna sino que califica de “guerra civil” aquel periodo (algo que en su defensa argumentaban los represores militares) y vuelve a vendernos el verso de que los guerrilleros argentinos eran sólo jóvenes ideales defensores de la democracia y no terroristas que optaron por el secuestro, la tortura y el asesinato como modo de acción política durante un gobierno democrático, contra la Constitución y con el fin de liquidar el régimen democrático.
La condena al tuit del Ejército es tan grotescamente sobreactuada por los custodios de los “derechos para algunos humanos” como es de vergonzoso el silencio para condenar las fábulas de la “juventud maravillosa” que pretenden seguir contándonos como si nunca hubiéramos salido del Jardín de Infantes.
Una verdadera política de la memoria al servicio total de una facción partidaria de la Argentina.
Un poquito de historia
El asesinato del soldado y el subteniente recordados por el Ejército sucedió el 5 de septiembre de 1975. Fueron emboscados por el ERP. El Ejército no actuaba entonces bajo las órdenes de un dictador fascista sacado de las catacumbas ultramontanas sino por cuatro decretos firmados por la presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón y por Ítalo Luder, presidente provisional del Senado. Esos decretos ordenaron a las Fuerzas Armadas “aniquilar” a las fuerzas subversivas en Tucumán primero y en todo el país después. Entre los ministros que los firmaron estaba Antonio Cafiero, abuelo de Santiago Cafiero, el actual jefe de Gabinete de la Nación.
Los terroristas del ERP no buscaban entonces garantizar democracia alguna en Tucumán. Habían iniciado lo que consideraban una guerra revolucionaria (pronto comenzaron a recibir apoyo de Montoneros) con el fin de ir tomando territorio argentino e imponer un régimen comunista similar al cubano.
Un subteniente -y mucho menos un soldado- muertos en un enfrentamiento en 1975 no eran torturadores veteranos de la Esma. Subteniente era por ejemplo el general retirado César Milani, que desde 1976 actuó en el Operativo Independencia y fue acusado específicamente por delitos de lesa humanidad, lo que no impidió a Hebe de Bonafini fotografiarse junto a él para blanquearle su expediente cuando Cristina Fernández lo designó jefe del Ejército.
Sin embargo, el Ejército es obligado a avergonzarse de dos de sus humildes integrantes, muertos bajo un ataque terrorista mientras cumplían órdenes de un gobierno democrático.
Guerra civil si me conviene
Al mismo tiempo que tiene lugar toda esta vergonzosa impostura, un grupo de ex terroristas montoneros y sus simpatizantes vuelven a reivindicar la violencia política sin que ningún fiscal se anime a acusarlos de apología del delito.
Entre los firmantes de la solicitada hay, de hecho, gente que está libre porque fue indultada por Carlos Menem. El perdón de sus crímenes les llegó de arriba gracias a los fascistas carapintadas que a fines de los 80 extorsionaron a los gobiernos democráticos para revertir el juicio y castigo a los delitos de lesa humanidad. Para equilibrar los tantos, Menem metió en los decretos de indulto a terroristas, sobre todo de Montoneros.
Entre los indultados por Menem están los jefes Mario Firmenich, Roberto Perdia y Fernando Vaca Narvaja y a casi medio centenar de terroristas, militantes y adherentes. Entre ellos, fue indultado el actor Norman Brisky, que ayer también firmó la solicitada.
demás de sostener que lo que hubo en Argentina fue una guerra civil, la solicitada usa para referirse a ella el tiempo verbal del presente continuo. Hablan de la “guerra civil intermitente que la Argentina ha vivido desde 1955”. O sea, ese proceso sigue. Y es intermitente. Cuando tienen que justificar por qué ponían bombas y asesinaban indiscriminadamente en pleno gobierno democrático, es una guerra civil. Cuando tienen que conseguir indultos y cobrar indemnizaciones, son víctimas del terrorismo de Estado.
Teoría de los Dos Demonios como excusa
Por supuesto, también insisten en acusar al gobierno de Raúl Alfonsín de perseguirnos con la “Teoría de los dos demonios”, el otro juego preferido de la hipocresía armada de los setentistas.
En efecto, a cualquiera que cuestione los crímenes que los terroristas cometieron durante gobiernos democráticos, el relato derechohumanista argento antepone la “teoría de los dos demonios”. Correctamente, esta teoría dice que son sustancialmente distintos los crímenes cometidos desde el Estado que los crímenes cometidos fuera de él, incluso si son políticos.
Pero cuando se les remarca que de cualquier manera sigue siendo un crimen asesinar por motivos políticos -a sindicalistas, soldaditos, vigilantes de esquina, cadetes militares, empresarios e hijos de cualquiera de ellos- y que por ende deberían dejar de heroizar a esos criminales, al derechohumanismo faccioso se le acaban las ganas de razonar jurídicamente.
Esa selectiva cobertura ideológica es la que permite a gente que mandó al muere a cientos de adolescentes, ordenó asesinatos, aplaudió secuestros y justificó torturas firmar solicitadas autocelebratorias como la de ayer.
Eso sí: la obvia teoría de los dos demonios en la que se basan los indultos en paralelo de Menem para Videla&Cia y Firmenich&Cia nunca les pareció un horror a los firmantes de esta solicitada. Que se sepa, ninguno de ellos insultó públicamente a Menem por haberlo indultado en paralelo con Emilio Massera.
Por su parte, el diario Clarín, con la firma del periodista Guido Braslavsky, también se refirió al tema en los siguientes términos:
Dos tuits del Ejército en homenaje de militares muertos por la guerrilla en la década del 70 volvieron a reflotar la polémica por la memoria sobre esos años, y organizaciones de familiares de víctimas y sobrevivientes del terrorismo de Estado, como la Asociación Madres, APDH e HIJOS, reaccionaron con una carta crítica a las autoridades del Ministerio de Defensa, que conduce Agustín Rossi.
Anoche, el Ejército decidió "retirarlos" con este mensaje: "El Ejército Argentino ha decidido retirar un tweet que ha ofendido a ciudadanos argentinos. La única intención del mismo fue recordar a dos soldados muertos".
El 5 de setiembre, el Ejército que conduce el general Agustín Humberto Cejas, recordó que “un día como hoy, pero de 1975 el subteniente Rodolfo Berdina y el soldado Ismael Maldonado ofrendaron su vida en cumplimiento del deber militar en el Combate de Potrero Negro, provincia de Tucumán”. Y sigue con hashtags varios: “Honrar el valor, Aliviar el dolor, Cumplir con la Patria, Somos el Ejército”.
El otro tuit de “efemérides” fue al día siguiente, este domingo 6: “Un día como hoy, pero de 1973 el 2do jefe del Regimiento de Infantería 1 Patricios, teniente coronel Juan Duarte Ardoy, caía en la defensa del Comando de Sanidad”.
El tuit recordó que “un día como hoy, pero de 1975 el subteniente Rodolfo Berdina y el soldado Ismael Maldonado ofrendaron su vida en cumplimiento del deber militar".
Teniente Berdina es también hoy un pueblito de un millar de habitantes, fundado por el ex represor, y ex gobernador de Tucumán, el general Domingo Bussi. Berdina cayó en una emboscada del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en la que también murió el conscripto Maldonado. Fue durante el llamado “Operativo Independencia” ordenado por el gobierno de Isabel Perón contra la guerrilla guevarista que había plantado su foco insurreccional en Tucumán.
El ataque también del ERP al Comando de Sanidad también fue durante el gobierno peronista interino de Raúl Lastiri (entre la renuncia de Héctor J. Cámpora y la asunción de Perón). Un dato: el entonces jefe del Ejército, Jorge Carcagno, nombrado por Cámpora, venía de enfrentarse -en minoría junto al Perú, y acompañado por su asesor el coronel Juan Jaime Cesio autor de su discurso- en la célebre X Conferencia de Ejércitos Americanos celebrada en Caracas a la postura de EE.UU. para la región, defendiendo que “la subversión” desaparecería cuando se actuara sobre sus “causas en el plano político, económico y social”. Carcagno que había defendido una postura nacional y “antiimperialista” -en lenguaje de la época-, de “no distanciar al pueblo y el ejército”, enfureció al regresar a Buenos Aires y encontrarse con el ataque al Comando de Sanidad.
Los homenajes a los militares muertos o las recordaciones de ataques a unidades militares entre 1973 y 1976 no son nuevas. “Siempre de hechos ocurridos en el período democrático”, resaltó a Clarín una alta fuente militar del Edificio Libertador.
El ministro Rossi, por caso, envió el 19 de enero pasado a su primo Sergio Rossi, viceministro de Defensa, al acto homenaje por los 46 años del ataque a la Guarnición Militar de Azul.
Otro tuit homenajeó al teniente coronel Duarte Ardoy y organismos de derechos humanos se quejaron ante el ministro Rossi.
Otro tuit homenajeó al teniente coronel Duarte Ardoy y organismos de derechos humanos se quejaron ante el ministro Rossi.
La línea sigue lo iniciado hace muy poco. Recién en 2018 con el general Diego Suñer como jefe del Ejército, la fuerza entregó en Azul, a hijos y familiares de los muertos un reconocimiento, en lo que significó un giro institucional de la fuerza respecto de los años del kirchnerismo. En la gestión macrista hubo luz verde a la revisión: Mauricio Macri, el ministro Oscar Aguad y el secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj participaron de homenajes en aniversarios del ataque de Montoneros al Regimiento 29 de Formosa, el 5 de octubre de 1975.
Es que de 2003 y hasta 2015, estos actos de las fuerzas estaban prácticamente vedados por ser interpretados como reacciones a los juicios por delitos de lesa humanidad, o reivindicaciones de la dictadura. Y varios militares fueron echados por reivindicar combates -como Manchalá- en el marco del Operativo Independencia.
Como sucede con los crímenes de la Triple A, formada por el secretario privado de Perón José López Rega e integrada por policías y militares, también los ataques a cuarteles en plena democracia, y los muertos militares y civiles a manos de la guerrilla, todavía quedan en “zona gris” en los debates de la violencia de la década del 70, es decir los hechos de memoria incómoda previos al 24 de marzo de 1976. Cuando ocurrió el dramático ataque a Azul, gobernaba Perón, que en mensaje televisado llamó esa noche a “exterminar uno a uno” a los guerrilleros a los que calificó de “psicópatas”.
“Los homenajeados no fueron héroes. Integraron una de las tantas fuerzas de tarea del Ejército cuya función central fue ocupar el territorio provincial, secuestrar personas, trasladarlas a centros clandestinos de detención, torturarlas y en muchas ocasiones ejecutarlas y desaparecerlas”, dijeron por lo sucedido en el Operativo Independencia.