República Argentina: 7:17:18pm

La historia de los submarinistas inicia hace 103 años atrás cuando la Armada comenzó a pensar en un arma submarina en consonancia con las Marinas del mundo.

Uno de los principales hitos que comenzó a escribir sus páginas fue el adiestramiento en la Armada Norteamericana de cuatro oficiales argentinos. Los tenientes Vicente Ferrer, Osvaldo Layous, Eduardo Aquiles Ceballos y Osvaldo María Repetto fueron incorporados a la nueva Escuela de Submarinos de New London, Connecticut, donde integraron el segundo curso dictado allí en 1917, convirtiéndose en los primeros submarinistas argentinos.

Luego, la idea de dotar a la Armada Argentina de una fuerza submarina se apuntaló con la Ley de Renovación del Material Naval (Nº11.378) sancionada en 1926. La normativa autorizaba la adquisición de seis embarcaciones sumergibles (dos grupos de tres) como así también la construcción de un apostadero e instalaciones para tal fin en Mar del Plata, siendo la zona ideal por ser la más próxima a aguas profundas.

Del plan original de construcción se concretaron solo tres unidades, que serían construidas por el Astillero Cantieri Navale Franco Tosi de Taranto ITALIA. Ellas fueron el ARA “Santa Fe” (S-1), el ARA “Salta” (S-2) y el ARA “Santiago del Estero” (S-3), estas unidades y sus primeros tripulantes pasarían a la historia naval argentina, con la denominación de “TARANTINOS” apodo derivado del nombre de la ciudad italiana donde fueron construidos.

A medida que fueron avanzando la construcción y en mérito a las experiencias de la pos guerra, los planos originales sufrieron algunas modificaciones propuestas por los técnicos de la Misión Naval Argentina en Europa, siendo, por ejemplo, la eslora sensiblemente alargada como resultado de las innovaciones que se introdujeron a los nuevos sumergibles.

 

La entrega de las unidades:

 

Las pruebas de mar se realizaron en el golfo de Taranto y en el mismo Mediterráneo, pusieron de manifiesto sus importantes cualidades técnicas. Fue el caso del ARA “Santiago del Estero” que rompió un récord con respecto a sus gemelos llegando a 114 metros de profundidad. Se cumplieron exitosamente las maniobras de asentamiento en el fondo y pruebas de refrigeración. De estas pruebas surgiría también que las unidades podrían emprender la navegación hacia la argentina sin aprovisionamiento de combustible.

El 25 de febrero de 1933 en horas del mediodía zarparon desde su apostadero las tres naves argentinas rumbo a Buenos Aires. Navegando en línea de escuadrilla, encabezaba la formación el ARA “Santiago del Estero”, comandado por el Capitán de Fragata Ramón Poch y Jefe del Grupo de Sumergibles, seguido por el ARA “Santa Fe” al mando del Teniente de Navío Ernesto Saadi Bonnet y por último el ARA “Salta” al mando del Teniente de Navío Rodolfo Gonzalez Arzac.

El 7 de abril de 1933, arribaron al canal de acceso del Puerto de Buenos Aires, los sumergibles argentinos. En los muelles del puerto local autoridades nacionales y una multitud de público esperaban bajo una intensa lluvia el arribo de la flotilla. A comienzos del mes de junio los sumergibles se trasladaron a la Base Naval Puerto Belgrano, para su recorrido general y su alistamiento final junto con el Guardacostas ARA “General Belgrano” (designado como Buque Base) para su destino definitivo, el Apostadero Naval Mar del Plata, amarrando en este lugar el 3 de setiembre de 1933. Por este motivo cada la fecha fue instituida como el Día del Submarinista.

La historia de la Fuerza de Submarinos y de los submarinistas abarca ocho décadas, cinco generaciones de submarinos y varios cientos de hombres y mujeres que decidieron y continúan eligiendo ser los marinos de las profundidades. Los primeros se formaron en el guardacostas ARA “General Belgrano”, buque-base y buque-madre de submarinos. Los próximos lo hicieron en la Escuela de Submarinos cuya primera promoción de oficiales y suboficiales egresó en 1951 y a la que siguieron cursos ininterrumpidos.

Bautismo de Fuego:

El submarino A.R.A. “Santa Fé” (ex Clase Goopy, tercera generación argentina) había participado el día 2 de Abril de 1982 en la recuperación de las Islas Malvinas, transportando y desembarcando ese día, a una sección de Buzos Tácticos. Luego de un rápido pero intenso alistamiento en nuestra Base Naval, fue comisionado para una difícil misión, llevar refuerzos a las Islas Georgias del Sur, recuperadas por fuerzas propias el día 3 de Abril. La Fuerza de Tareas británicas, “punta de diamante antisubmarina” de la OTAN, ya estaba próxima a esas Islas para iniciar su recuperación. El día 25 de Abril de 1982, luego de burlar el cerco tendido por la Flota británica y desembarcar hombres y pertrechos, el Submarino “Santa Fe” iniciaba su escape de las aguas de la Isla San Pedro en el archipiélago de las Georgias del Sur. En ese momento fue atacado por helicópteros británicos cuando navegaba a toda máquina y en superficie. Lo único que su personal tenía para defenderse de un ataque aéreo en superficie, eran fusiles y ametralladoras. Desde la vela del submarino iniciaron un intenso fuego que puso a distancia a las aeronaves atacantes, no obstante, el submarino sufrió muy serias averías y el Cabo Macías perdía una pierna como consecuencia del impacto de un misil.

Al día siguiente, bajo supervisión enemiga, el A.R.A “Santa Fe” fue trasladado de muelle. En esa maniobra el suboficial primero Félix Oscar Artuso fue ultimado por un custodio que no entendió la celeridad de su trabajo. Durante ese movimiento de muelle, otros miembros de la tripulación accionaron los mecanismos que permitirían que el submarino se hundiera lentamente.

El submarino A.R.A. “San Luis” (Tipo 209, de la cuarta generación argentina) que, desplegado con un corto preaviso de tiempo, enfrentó el esfuerzo impuesto por un enemigo decidido y tecnológicamente superior. En ese entorno hostil, limitado en sus equipos, cumplió 40 días de patrulla atacando a los buques británicos y soportando con éxito, el intenso hostigamiento antisubmarino. Las áreas de patrulla asignadas serían testigos de un enfrentamiento que marcó el espíritu de sus 35 tripulantes. La templanza y el estoicismo de todos ellos determinaron una impronta que perdura en el tiempo.

 

El ARA “San Juan”, en patrulla eterna

En esta fecha tan especial para el arma submarina, la Armada honra a los 44 camaradas del ARA “San Juan”, así como al noble navío, con el que en noviembre de 2017 se perdió contacto en ocasión del desarrollo de tareas de patrullaje y control del mar en la Zona Económica Exclusiva Argentina.

Al cabo de un año de búsqueda, fueron localizados sus restos a más de 900 metros de profundidad en el Mar Argentino, en un cañón submarino del talud continental.

El 15 de noviembre del año pasado, a un año de haberse ubicado el sitio donde se encuentra sumergido, la Armada Argentina realizó en la Base Naval Mar del Plata una ceremonia en la que los familiares de los tripulantes del submarino ARA “San Juan” recibieron la condecoración “Medalla al Honor Militar”. También descubrieron placas evocativas en un monumento, donde se encuentran los nombres de los 44 marinos de guerra; y se dio lectura del reconocimiento por parte de la Organización Marítima Internacional como “Cañón ARA San Juan”, al sector del lecho marino del Atlántico Sur, donde permanecen en Patrulla Eterna.

 

Más Leídas