Parecere vivirse la tragedia de los 44 patriotas que fallecieron en el ARA San Juan hace casi 3 años. Es que la falta de presupuesto que impide retener al
personal, modernizar el equipamiento y alcanzar el mínimo de adiestramiento necesario para cumplir las misiones legales y
constitucionales, también puede provocar accidentes y muertes. En los dos casos antes descriptos la Junta de Accidentes y la Justicia,
respectivamente, darán su veredicto sobre las causas de los dos trágicos hechos.
La actividad militar es de por sí riesgosa y, como en nada en la vida, tampoco deben descartarse fallas humanas. Pero si a ese riesgo, le
sumamos equipos vetustos y poco adiestramiento, el peligro se potencia.
Analicemos a continuación el ahogo presupuestario a las FFAA, que deberían poder defender a una Argentina subpoblada, con el 30% de su
espacio continental vacío en términos geopolíticos, con un territorio terrestre/marítimo soberano, pretendido (Antártida) y usurpado por el
RUGB de 10,5 millones de km2, pleno de recursos naturales de valor incalculable para el mundo superpoblado, contaminado y más desigual
que se avecina. Uno de los 7 países más grandes y ricos del orbe que debería ser, por lo recién mencionado y por historia, al menos una
potencia regional.
Consecuencias del ahogo presupuestario
1. Adiestramiento
Tomaremos como parámetros los días de adiestramiento en el cuartel y
en el terreno para el Ejército, los días de navegación para la Armada y
las horas de vuelo para la Fuerza Aérea a lo largo de un año.
El Ejército necesita óptimamente 207 días, 115 para alcanzar un estadío
aceptable y 67 días para un nivel mínimo. En el año 2019, esta Fuerza
2
promedió 16 días de adiestramiento (8% del necesario). Respecto a la
Armada, lo necesario en el 2015 eran 1680 días de navegación, lo
otorgado inicialmente por presupuesto alcanzaba para 662 y lo
navegado realmente fueron 301 días (18% del necesario). En los años
posteriores este número fue empeorando. Respecto a la Fuerza Aérea,
el promedio de horas de vuelo entre 1983/90 fue de 105.000, entre
1991/2001 de 46.000, entre 2002/2009 de 38.000 y desde el 2010 de
26.000 (25% de lo que se volaba en la década del 80). Los números
precitados, en general, reflejan el peor nivel de adiestramiento de la
historia, y en el caso de la Aeronáutica, además, la pérdida y el estado
de mantenimiento del parque aéreo.
2. Haberes
Las FFAA cobraron desde la década del 90, una parte importante de
sus haberes (en 2015 el promedio era del 40%, hoy es el del 25%) de
manera ¨no remunerativa¨. Esta ilegalidad motivó millonarios juicios al
Estado, afectó la disciplina y produjo cientos de embargos a cuentas en
la jurisdicción defensa. Se estima que estos juicios en 2021 equivaldrán
a cerca de 40 mil millones de pesos. Se acaba de anunciar que el pago
¨en negro¨ se corregirá a partir de octubre. Pero además de esta
anormalidad, las FFAA son los uniformados del país peor pagos desde
hace años. Muchos de sus integrantes se encuentran por debajo de la
línea de la pobreza. La diferencia promedio con la Gendarmería y la
Prefectura es del 43% y con la Policía Federal del 67%. La brecha se
profundiza aún más con el Servicio Penitenciario o con la Policía
Metropolitana, por tomar otros dos ejemplos. En suma, estas
desigualdades, entre otras cosas, han motivado continuos éxodos del
personal los que, capacitados por el Estado a un costo elevado,
terminan absorbidos por las empresas privadas.
3. Situación operativa e industrial
En general, es deficiente la capacidad operacional del Instrumento
Militar en sus componentes claves: personal, equipamiento,
infraestructura y logística. En cuanto a personal, debe resaltarse la
ausencia de un Sistema de Reservas Profesional y el crónico déficit de
soldados voluntarios. En materia de equipamiento, es conocida la
obsolescencia y degradación del material, cuya mayor parte data de
las décadas del 60/70/80 y muchos de los cuales no pueden entrar en
combate con todas sus capacidades. Además, hay medios de las 3 FFAA
3
al borde o superando su vida útil. Esto conlleva una casi nula capacidad
de vigilancia y control sobre el extenso espacio nacional en sus
dimensiones terrestre, aérea, marítima y cibernética. No más del 30%
del territorio se encuentra controlado con radares primarios 3D, el peor
porcentaje en términos regionales. En materia de infraestructura,
sobresalen las instalaciones deterioradas por falta de mantenimiento.
Son además serios los problemas de la cadena logística, de suministro
y del pago de los servicios. Sobresale la escasez de munición de todo
tipo y de todos los calibres.
En cuanto a la industria de la defensa, carece de competitividad y es
muy limitada su capacidad de investigación, desarrollo y de producción.
El Presupuesto de las FFAA Argentinas
Se trata de la CAUSA de las consecuencias antes mencionadas.
El nivel presupuestario estuvo durante las últimas tres décadas muy por
debajo del promedio de la región, lo que provocó una peligrosa
desinversión, estimada en 50 mil millones de dólares.
Sólo entre 2003 y 2020 el presupuesto se mantuvo en un promedio del
0,8% del PBI, mientras Sudamérica promedió el 1,6/1,7%. Desde el
2019 las FFAA reciben el porcentaje más bajo de toda su historia.
Como referencia basta mencionar que Argentina gasta menos de lo
que EEUU le impuso a Japón como ¨castigo¨ (el 1% del PBI) luego de
vencerlo en la IIGM.
Nunca se cumplió en las últimas tres décadas un plan de inversiones
de mediano y largo plazo para recuperar capacidades y alcanzar
niveles aceptables de adiestramiento. Ejemplo de ello fue la
incumplida Ley de Reestructuración de 1998. O el Plan CAMIL del
2011, que preveía invertir 8 mil millones de dólares en 20 años, y del
cual sólo se cumplió el 3,5%. Ahora se elevó al Congreso un Fondo para
la Defensa (FONDEF), aún no aprobado, que otorga menos dinero que
el Plan CAMIL, -unos 6 mil millones de dólares en 20 años a razón de
300 millones anuales-, con el agravante de que transcurrió una década
más de deterioro y pérdida de material. De aumentar el porcentaje
del PBI, nada se ha hablado. Si el FONDEF ¨per se¨ busca reconstruir el
Instrumento Militar, no son buenas las noticias para la Defensa
Nacional. Resulta imprescindible invertir 10 mil millones de dólares en
10 años (sólo pensemos que el 5% de impuesto al juego equivaldría a
800 millones de dólares anuales) y llevar en 3 años el porcentaje del
PBI, como mínimo al 1,5%.
4
En este sentido, las lapidarias conclusiones de la investigación del Fiscal
Di Lello, reunidas en el documento ¨El Problema de la Defensa
Nacional¨ del 11 de septiembre de 2018, motivadas por la tragedia del
ARA San Juan, resultan esclarecedoras. Citemos sólo las siguientes:
¨…que la crisis económica no puede ser óbice para el cumplimiento del
mandato legal y constitucional…que el primer objetivo es llevar en un
quinquenio el presupuesto al 1,5 % del PBI, cifra mínima razonable…que
en apariencia podría parecer que no es el momento de hacerlo, pero
nunca ha de serlo sino se toma real magnitud del problema…¨.
En definitiva, con este presupuesto, será imposible alcanzar los
estándares internacionales de gastos, esto es, 70% en personal, 15%
en funcionamiento/adiestramiento y 15% en equipamiento. Con este
presupuesto, donde los gastos en personal siempre serán el 85/90%,
la clase dirigente seguirá exigiendo disminuir los efectivos y reducir las
FFAA. En este sentido, los actuales 78.000 miembros, ya resultan hoy
insuficientes para defender los 10,5 millones de km2. Como referencia
la ROU, del tamaño de Córdoba, dispone de 25.000 efectivos. Con este
presupuesto es imposible retener al personal, adiestrarlo y equiparlo
para enfrentar aceptablemente una situación de conflicto/ crisis. Con
el FONDEF como escasa y única herramienta a la vista, aún sin aprobar
y sin la certeza de su cumplimiento en el tiempo, seguiremos dentro
del grupo de ¨potencias locales¨, es decir aquellos países que no
poseen instrumentos de poder tangibles para zanjar diferendos
geopolíticos o defender sus intereses nacionales, como lo expresó el
Think Tank Henry Jackson del RUGB en enero del 2019.
Reflexiones finales
Sucesivas administraciones, de todos los signos políticos, han coincido, por
razones que se explican únicamente desde lo ideológico, en ahogar
presupuestariamente a las FFAA, en una ¨anti política¨ de estado que no
encuentra precedentes en la historia mundial.
Por el contrario, los países de la región han mantenido y desarrollado sus
capacidades militares en forma equilibrada de acuerdo con su potencial
e intereses. El caso de Brasil y Chile, en quienes deberíamos reflejarnos,
son elocuentes. En el 2008, Lula firmó una ejemplar Estrategia de Defensa
Nacional (END) con alcance hasta el 2030, obligando a todos los
ministerios a consultarla antes de realizar sus respectivos planeamientos
sectoriales. En ella se decidió invertir 25/30 mil millones de dólares en 22
5
años, esto es, 1.300 anuales en promedio. Bolsonaro, en las antípodas
ideológicas, la sigue cumpliendo. De hecho, dictó hace unos días su
Política de Defensa en sintonía con aquella END. Hoy Brasil invierte el 1,8%
del PBI y busca llegar al 2% en el 2021. Acaba de inaugurar una base naval
para construir 4 submarinos convencionales y 1 a propulsión nuclear para
defender su Amazonia Azul (Mar Brasileño) por 6.500 millones de dólares.
Argentina hoy no tiene submarinos operativos. Chile elaboró, y la viene
cumpliendo, para el período 2012/24 una Estrategia Nacional de Defensa
y Seguridad, previendo invertir entre 7/11 mil millones de dólares, o sea,
800 millones anuales. Hace pocos días, firmaron con EEUU un contrato por
640 millones de dólares para modernizar sus 44 aviones supersónicos F16
de 4ta generación. Argentina, mientras tanto, ¨regresa¨ al servicio aviones
desprogramados o pretende extender la vida útil de los subsónicos A4AR
que aún quedan en servicio y fuera de él.
Los desequilibrios militares agudos nunca han contribuido a la moderación
ni a la solución de los conflictos. Los riesgos y amenazas al país no
dependen de nuestra ¨voluntad¨, sino de circunstancias exógenas,
mundiales y/o regionales. El desarme unilateral no garantiza la paz
eterna ni la ausencia de amenazas, como lo prueba la historia de la
humanidad.
Hoy la Argentina, por la situación de sus FFAA, carece de capacidad de
autodeterminación, esto es, la posibilidad de poder decir que no, cuando
deba decir que no. Hoy, como también expresó el fiscal Di Lello en su
informe ¨… tenemos una diplomacia sin FFAA, que es como tener una
sinfonía sin orquesta, o sea un montón de papel que no posee ninguna
utilidad¨. Una diplomacia sin ¨músculo¨ para sentarse a negociar en
igualdad de condiciones, al menos con los vecinos.
El Sistema de Defensa Nacional es la última ¨ratio¨ para garantizar la
existencia del Estado Argentino. Así es en cualquier país responsable del
mundo. La clase dirigente debería comprender que disponer de FFAA
aptas no es ¨opcional¨, se trata de un mandato constitucional y legal, así
como considerar que las Naciones fuertes crean sus acontecimientos
mientras que las débiles los sufren.
*Ex Director Nacional de Planeamiento y Estrategia del Ministerio de
Defensa