En conclusión:
La Argentina encapsulada (1).
En el pasado mes de agosto publicamos un artículo con el siguiente título: “Los argentinos ¿cómo salimos de la actual emergencia político-estratégica? Y un subtítulo: -FFAA y Estado Nacional-” (2). Centrábamos nuestra tarea en la necesidad imperiosa del rescate del Estado Institucional argentino y de su núcleo duro, las FFAA.
En el presente trabajo deseamos profundizar los cinco puntos que se desarrollaron en aquel, con la intención de esbozar una rápida -aunque superficial- conceptualización del ritmo con que avanzan las mutaciones -que los nuevos desafíos estratégicos ocasionan- y la evolución de sus correspondientes organizaciones militares, durante el breve lapso de la posguerra fría y de la compleja guerra mundial en acto, desde el 2001. Paralelamente, señalamos la total parálisis política y estratégica de Argentina, aun estacionada ideológicamente en el ámbito de la guerra fría, luego del “trastrocamiento” de la victoria en el terreno.
Transitamos la segunda década del siglo XXI y nuestra querida Patria somatiza la parálisis mental de gran parte de su dirigencia, estratificada en la etapa de la guerra mundial que finalizó en 1989/91: la guerra fría. El cuarto de siglo transcurrido equivaldría a un lapso cuatro veces mayor, si lo consideráramos en el siglo anterior, debido al ritmo que han adquirido hoy los acontecimientos. Ensimismados y envueltos en las falacias de una masiva maniobra comunicacional pseudo-revolucionaria, gran parte de nuestras dirigencias operan en las tinieblas de un espejismo, “el relato”, a pesar de que la dramática realidad golpea sin pausa a la sociedad, en todos los frentes.
Como lo expresáramos en el trabajo citado (2), retenemos en el año 2014 una legislación de Seguridad Nacional que, además de ser intrínsecamente perversa y extemporánea, no consideró -en su elaboración- la actualización orgánica-institucional del Estado para retener la Paz -y por ello es la matriz de la actual inseguridad nacional- sino que satisfizo la ideología del “entrismo” presente en el legislativo de los años 1988 y 1991, estancado en el pasado, donde aún continúa.
Pero, desde entonces el mundo siguió andando y sigue andando, a un ritmo cada vez mayor, impulsado por la “civilización del conocimiento”, mientras nuestros “pseudo-políticos y estrategas” tienen sus ojos puestos en sus resentimientos e intereses.
Ningún drama, ningún escándalo los conmueve como para hacerlos recapacitar y caer en la cuenta de que avanzamos a contramano de las circunstancias. La conducción de la nave está alienada por la “pseudo revolución neo marxista” que casi todos -en el pasaje- conocen, pero que nadie cita, ni aun los numerosos opositores, aspirantes a la toma del timón en el 2015. Hay una gran cobardía frente a una intocable “vaca sagrada”: la política de los derechos humanos unidireccionados, hoy en manos de viejos terroristas revolucionarios y de sus nuevos simpatizantes más jóvenes.
Al solo efecto de adelantar algunas ideas, diremos que el mundo académico acepta universalmente que, terminada la guerra fría se desarrolló una breve posguerra fría -1991/2001-, que luego se inició la guerra contra el terrorismo global -2001/2012- y que en la confusa actualidad -2012/….- la guerra mundial en acto aun carece de una denominación común, claro índice del grado de difuminación e innovación de la violencia y de la falta de reflejos “coherentes” (3) del presidente Obama, conductor del Imperio Occidental, ante un renovado agresor no estatal, desafiante y sin límites agonales (4).
Las etapas del pensamiento Estratégico Militar en el Norte Desarrollado (5).
En varias publicaciones de los últimos años venimos insistiendo que -como lo expresara Gastón Bouthoul (6)- “no ha existido pasaje de una etapa de la civilización a otra, sin que mediara una guerra mundial” y hoy lo estamos viviendo en el tránsito de la civilización industrial, a la posindustrial. Podemos establecer, siguiendo al autor que inspira a éste punto 2 (5) que, en su desarrollo, ya reconoce tres etapas bien definidas según la evolución del pensamiento estratégico de la alianza occidental liderada por los EEUU, a saber:
1989-1991/2001. -La posguerra fría-. Abarca desde la caída del “muro de Berlín” e “implosión soviética”, hasta el ataque a Nueva York y Washington. Se caracteriza por cierta unipolaridad y hegemonía estadounidense. Considerada como una “pausa estratégica”, este período se orientó al cobro de los “dividendos de la Paz” y además se intentó en ella la “Revolución de los Asuntos Militares” -RAM- por parte de los estrategas militares teóricos.
2001/2011. -Se inicia una nueva guerra mundial-. Desde los sucesos del 11S01 hasta la muerte de Bin Laden, en el 2011. Se caracterizó por el desarrollo de la “guerra contraterrorista global”, que enfrentaba a la “yihad global”. Con la llegada de Obama a la presidencia de EEUU se dejará de hablar de “guerra contraterrorista” en los documentos oficiales y se la sustituirá con el concepto de “operaciones transoceánicas de contingencia”. En esta etapa -como consecuencia del ataque a la “Fortaleza Atlántica”- se vio la necesidad de sustituir la reciente RAM por la “reforma integral” -RI-, también conocida como “la transformación”, luego de las duras experiencias en Irak y Afganistán.
2011/…. -Desde la muerte de Bin Laden hasta hoy-. En esta tercera etapa se expande el “multilateralismo” -como consecuencia de las actitudes “incoherentes” de Obama-. Su consecuencia es la declinación imperial de EEUU y la correspondiente inestabilidad global. Vivimos así una nueva “transición estratégica” en la que la inercia del terrorismo y contraterrorismo global, se superponen con la arquitectura de la RI, que apunta a los conflictos convencionales futuros, predominantes en la reflexión estratégica teórica.
El pasaje de cada una de estas tres etapas a las subsiguientes, ha quedado señalado por acontecimientos muy definidos y las comunidades de Defensa las han asimilado rápidamente, para adecuar las estructuras y organizaciones militares a las exigencias estratégicas en evolución y así resolver las carencias de los paradigmas sobrepasados por los dinámicos acontecimientos. Comparemos esta dinámica, de adecuaciones oportunas para satisfacer los retos emergentes, con lo que ha ocurrido en nuestra Patria en los últimos treinta y dos años de parálisis y retrocesos que nos han llevado a afirmar, en un trabajo reciente (7), lo siguiente:
“En relación con la Seguridad Nacional, -que es la razón de ser del Estado Nacional y su responsabilidad primaria, exclusiva y excluyente-, ¿pueden nuestros dirigentes políticos continuar con el nivel de confusión, ignorancia o propósitos ocultos que ostentan, frente a la gravísima situación que ha denunciado el Episcopado Argentino, reconocida por casi todos, pero ante la que no se actúa sino con “simulaciones”, en los últimos treinta años?
Entendemos que alcanzamos una circunstancia de crisis generalizada que exige tomar decisiones razonables y abandonar los dogmas ideológicos -totalmente extemporáneos- que orientan a los gobiernos y a gran parte de la pseudo-oposición “progresista”. Para que el vaso desborde faltan solo unas gotas…y aun no vislumbramos quién podría sacarnos del presente rumbo de disolución nacional”.
Con la intención de ayudar a “pensar, para luego obrar” sin demoras, deseamos aportar algunas reflexiones a través del desarrollo de las conceptualizaciones estratégicas vigentes y en continua evolución en el mundo desarrollado y en algunos países vecinos, en tiempos de transiciones aceleradas. En principio:
Si bien hay cambios en el pensamiento estratégico, también hay continuidad. No hay una ruptura con el modelo pre-existente, sino una evolución del mismo. ¿Podremos los argentinos, a partir del 2015 homologar esta actitud -toda vez que partiremos de “la nada”?-. No, no será posible: tendremos que asumir el real “estado de emergencia” de la Seguridad Nacional y obrar en consecuencia.
Salir de la “emergencia” exige una concepción estratégica propia, para resolver nuestros desafíos estratégicos y salir de la confusión que se ha creado -con sigilo-, dando origen a la actual situación de total inseguridad nacional. Como insoslayable primer paso habrá que reemplazar la legislación de Seguridad Nacional vigente.
Un pensamiento estratégico propio o combinado nos exige un ejercicio racional, prescriptivo y anticipatorio, basado en la identificación de las amenazas y riesgos que condicionan a la Seguridad Regional y Nacional, fijando los grandes modos de acción para retener la Paz y resolver sus obstáculos, al menor precio.
Su aplicación comprende una Gran Estrategia -a nivel político-, Estrategias Sectoriales -a nivel ministerial- y Estrategias Operacionales en el desarrollo efectivo del Poder Nacional.
En el área específica de la Defensa Nacional será necesario establecer una Política de Defensa que fije los objetivos a lograr, las prioridades a establecer y los instrumentos orgánicos a desarrollar. Esta Política se explicitará en sucesivas directivas que darán lugar a los Planes. Estos conciliarán aspectos geopolíticos, estratégicos, operativos, tecnológicos, económicos y domésticos.
Nada de lo expresado en los últimos cuatro puntos se encuentra hoy desarrollado, lo que nos permite tener una idea de lo que significará salir de la emergencia argentina de Seguridad Nacional.
El pensamiento estratégico en la posguerra fría.
La implosión soviética fue el hito que señaló el fin de la bipolaridad, el fin de la “mutua destrucción asegurada” y el fin de las grandes FFAA convencionales. Se inician las reformas de la Defensa en ambos bloques. Mientras emergía una aparente estabilidad global, se insinuaban también nuevos peligros que ampliaban el concepto de Seguridad Nacional y Defensa Nacional, mucho más allá de la custodia de la soberanía territorial. Surgía la amenaza de los “estados fallidos”, “débiles” o “en descomposición” y los riesgos de las catástrofes medio-ambientales, las migraciones descontroladas, las crisis humanitarias, el crimen transnacional, la proliferación de armas QBN, etc.
La “Argentina encapsulada” (1) ignoró todo esto. Conceptualmente se estratificó en la guerra fría. El gobierno prohibió a sus funcionarios hablar de la existencia de “nuevas amenazas y riesgos estratégicos” y, para reasegurar su inmovilidad, reglamentó la Ley de Defensa Nacional Nro. 23554/1988 con el Decreto 727/2006 -dieciocho años después de su promulgación, en la etapa final de la posguerra fría- modificando -con éste decreto- el espíritu y la letra de la Ley y agravando abiertamente sus desconceptos. Es decir: no hubo error. Hubo una decidida intención de retener el propósito inicial: nuestras FFAA NO deberían tener misión alguna en el Estado argentino. Se las mantiene como una “apariencia” de FFAA, en el espejismo de una falacia política: el “relato”. Éste fue el paso que decidió el “debilitamiento” del Estado que, en el actual acelerado proceso de “descomposición institucional” se acerca al estadio de “fallido”, como exigencia de la sigilosa adscripción a la pseudo revolución del “socialismo siglo XXI”.
Mientras el Occidente Norte disfrutaba de los “dividendos de la Paz” -los diez años de posguerra fría, desde 1991 al 2001- como “pausa estratégica”, en varios lugares del globo estallaban crisis que movilizaban a la comunidad internacional con nuevos requerimientos: asistencia humanitaria, interposición, estabilización, mantenimiento de la Paz o acciones convencionales. El nuevo empleo de fuerzas debía sostenerse simultáneamente en diversos puntos del planeta contra fuerzas regulares o irregulares, en ambiente urbano, montañoso, desértico o selvático, en marcos complejos y confusos de carácter legal, social, cultural, político, humanitario, doméstico o mediático. Y, si es el fin el que determina qué medios, había que reaccionar sin demora, de lo contrario el resultado de las operaciones quedaba muy condicionado y muy cercano al fracaso. Así lo entendieron los países culturalmente fuertes. Nuestra Argentina transculturizada, en una situación regional que exigía rápidas transiciones estructurales, desde 1985 hasta la actualidad se mantiene de espaldas al mundo. Ensimismada en su decadencia, inició el desarme unilateral de los espíritus y de sus FFAA, mirando al pasado. Le hemos llamado “la Argentina encapsulada”.
Por carencia de objetivos, misiones y presupuestos, las FFAA ingresan a su parálisis y burocratización. El proceso de “desmalvinización”, se inscribe dentro de esa maniobra. El propio presidente llamó “carro atmosférico” a la Gesta del Atlántico Sur, en esos años. Lo demás ha sido obra del Decreto 158/83, que nos impuso Londres, a través del Dr. Carlos Nino.
EEUU, como líder de Occidente y primera potencia militar mundial, inició su primera gran transformación con la “Base Force” -1989/1992- que significó una gran reducción de personal y unidades, que acompañó a la desaceleración de su economía y a la generalizada percepción de “pausa estratégica”, en la errada creencia que se había ingresado a un largo período de paz. Es cuando la RAM inicia su desarrollo -en la nebulosa estratégica, por la forma que tomarían los nuevos conflictos- con la aplicación, en la organización militar, de las tecnologías de la información y en medio de un gran debate hasta el año 2001.
En 1991 tiene su primera aplicación la RAM en la Guerra del Golfo, con una rápida y decisiva victoria. Parecía que se había llegado a una solución perfecta para aquel momento, que se caracterizaba por una gran erosión del concepto del ciudadano-soldado y el fin de la conscripción universal, la caída del presupuesto militar, la participación en la gestión de crisis, la retención de la supremacía militar americana y el hallazgo de una solución al empleo de fuerzas militares por parte de sociedades “pos heroicas”. Sin embargo, los hechos del 11Sep01 indicaron la necesidad de pasar a la RI o “transformación”, que adaptaría la maquinaria militar al tercer milenio.
En China, el presidente Jiang Zemin lanzó su RAM en 1993, con la mecanización, profesionalización e informatización de sus FFAA, orientadas a “guerras locales cortas”. Consciente de que China carecía de posibilidades para competir con EEUU en el liderazgo de la RAM, dos Oficiales de EM (8) chinos propusieron una controvertida solución: empleo de armas de destrucción masiva, terrorismo indiscriminado, ciberguerra, disrupción de flujos financieros, redes de inteligencia y comunicaciones y manipulación de la opinión pública para anular la supremacía militar estadounidense.
Oficialmente esta propuesta ha sido negada por las autoridades chinas, pero ha trascendido que Beijín ha diseñado medidas para explotar vulnerabilidades de sistema de defensa de EEUU, tales como armas anti satélites y sus capacidades adicionales para combatir en el ciberespacio y en el ámbito de la infoesfera. Nuestro Instituto -IEEBA- entiende que la base china que se desarrolla en la Pcia. de Neuquén, es parte de ese sistema. China cubre, de esta manera, su acelerado desarrollo frente a eventuales riesgos: retiene la tradición del “Imperio del Centro” y oficiosamente, deja trascender defensas alternativas.
Los acontecimientos posteriores a las Guerras del Golfo, demostraron que la confianza que se había depositado en las altas tecnologías -en la RAM- había sido excesiva. Los acontecimientos de la insurgencia en Iraq y Afganistán nuevamente sorprendieron a los planificadores estratégicos.
El pensamiento estratégico frente al “terrorismo global”.
Hemos dicho que el primer hito que consideramos en el desarrollo del pensamiento estratégico militar contemporáneo, fue la implosión soviética. El segundo hito fue el sorpresivo e imponderable ataque del 11S01. Surgieron las nuevas amenazas y riesgos como un desafío al pensamiento estratégico occidental. En EEUU la dupla Bush – Rumsfeld conducen la “transformación” para enfrentar los nuevos retos. El pasaje de la rígida estructura de la guerra fría a las nuevas exigencias de la RAM/RI, no fue fácil. La primera comprobación de la innovación la tuvieron en Afganistán. Una pequeña fuerza, apoyada por fuerzas terrestres locales y desde el aire permanentemente, equipada con altas tecnologías y nuevas tácticas, en un mes derrotó a los Talibanes e instauró un gobierno de transición. Éste éxito aceleró el proceso de “transformación” en el Occidente desarrollado. En nuestro país continuaba agravándose la situación de Seguridad Nacional y no hubo tratamiento alguno acerca de la exigencia de innovación del sistema de seguridad nacional. La Argentina continuaba fuera del alcance de las nuevas amenazas y riesgos estratégicos, según la visión de nuestra conducción “pseudo-revolucionaria”.
A los pocos meses del éxito afgano, se inicia la preparación para la invasión a Iraq. El Pentágono debía superar las restricciones impuestas por la doctrina Weinberger-Powell (9), para lo cual puso a prueba la “transformación” con un plan que previó el breve despliegue de un Destacamento Conjunto -terrestre-anfibio-, con permanente apoyo aéreo, que paralizó al régimen iraquí, causó confusión en sus fuerzas, anuló las defensas y logró un éxito fulminante y decisivo, en pocas semanas.
Estas victorias espectaculares parecían avalar los frutos de la RAM/RI. Sin embargo, entre las razones de su éxito estaban las semillas del futuro fracaso, cuando se pasó del combate a la etapa de estabilización, reconstrucción y contraterrorismo. Los efectivos eran reducidos, los medios materiales no se adaptaban y se carecía de doctrina para las operaciones “futuras”. El control operacional se ejercía desde un comando que se situaba a miles de Kms., no se contaba con un plan de pacificación ni con conocimientos de la cultura local, no había inteligencia humana suficiente. Estas falencias llevaron a la comisión de errores y estos, a la situación de insurgencia, que se mantiene activa hasta el día de hoy.
La aparición de la insurgencia sorprendió a la comunidad de pensadores estratégicos occidentales, como ya había ocurrido -cuatro décadas atrás- en Vietnam. Concentrados en el nuevo diseño instrumental, olvidaron lo esencial: la guerra es el choque de voluntades inteligentes que explotarán las debilidades “del otro”, para llevarlas al nivel de vulnerabilidades. Así lo hizo la resistencia afgana e iraquí ante la supremacía convencional occidental (10). La RAM quedó atrás en el 2006, imponiéndose la RI. Más que pensar en las guerras futuras, debieron atender a los problemas en acto: necesidades dictadas por la estabilización, los costos humanos, materiales y políticos surgidos de los cambios de regímenes políticos por la fuerza.
La comunidad de pensadores estratégicos se volcó -en apoyo a las tropas en operaciones- en el rescate del concepto de “conflicto irregular” -contrario a los usos y costumbres de la guerra- y del “conflicto asimétrico” -orientado a explotar las vulnerabilidades de las fuerzas regulares-. En los años setenta nuestras FFAA, en el ámbito de una fuerte crisis nacional generalizada, fueron lanzadas al aniquilamiento de una insurgencia revolucionaria terrorista, sin el desarrollo de un nuevo pensamiento estratégico -en el más alto nivel político-estratégico- que le permitiera a las fuerzas convencionales del un cuasi-Estado argentino, confrontar con éxito a “fuerzas irregulares”, en un “conflicto asimétrico”. Las FFAA y la población sintieron pronto el horror del atropello a los usos y costumbres de la guerra por parte del agresor y éste, vencido en el terreno, retiró sus bandas armadas hacia el exterior y explotó intensamente las vulnerabilidades de las fuerzas regulares del cuasi Estado que abrió operaciones improvisadamente, sin darle a las Fuerzas las bases ético-jurídicas, en el derecho nacional, por tratarse de una guerra interior: una guerra civil revolucionaria.
En Dic 83, con el decreto 158/83, se inició la explotación del trastocamiento de la derrota táctica de la insurgencia revolucionaria, en un éxito político-estratégico que aun continúa desarrollándose a través de los TTOOFF. La debilidad citada, transformada en vulnerabilidad, permitió a nuestros enemigos hacer judicial a un hecho político. Su consecuencia ha sido el “desarme” argentino y la destrucción de su sistema judicial-penal federal. Los beneficiarios son nuestros enemigos -el RU y el marxismo revolucionario- que actúan en colusión y retienen hoy activados dos estados de guerra que la gran mayoría de los argentinos ignoran (13).
El pensamiento estratégico del Occidente desarrollado reaccionó rápidamente para resolver la nueva situación en el Golfo, en total oposición a la actitud que retiene la mayoría de la dirigencia Argentina. Se establecieron las amenazas emergentes sobre las FFAA comprometidas en las operaciones en Iraq y Afganistán, se actualizaron los principios para actuar contra la insurgencia, se reescribieron las doctrinas de estabilización y reconstrucción, de la cooperación cívico-militar y se inició, de la mano del Grl David Petraeus, el pensamiento y las implicancias estratégicas de la guerra en el siglo XXI. Los argentinos hicimos exactamente lo contrario: se negaron las nuevas amenazas y riesgos estratégicos posguerra fría, se quebraron las relaciones cívico-militares y se legisló para extrañar a las FFAA del Estado, renunciando así a los mandatos constitucionales referidos a la Seguridad Nacional, responsabilidad primaria del Estado (11) y (12).
Aparece universalmente -en el 2005- el concepto de “guerra híbrida”, que combina operaciones convencionales con no convencionales. Se objetivó en la Primera Guerra de Chechenia -2002- y se popularizó en la “Guerra de los Treinta Días”, entre Israel y el Hezbollah -2006-. Bruce Hoffman, de la Georgetown University, define al concepto como “el empleo de cualquier modo de lucha disponible, incluyendo formas convencionales, tácticas irregulares, actos terroristas indiscriminados e incluso actividades criminales”. Se la considera como “el estilo de lucha característico” del mundo globalizado y que el empleo híbrido de guerra convencional e irregular puede ser empleado por Estados y/o por actores no estatales, constituyendo un reto de envergadura para las FFAA de los Estados que las emplean para administrar la Paz -que no es nuestro caso-. Nuestra dirigencia continúa reteniendo conceptos del siglo XIX y nos lleva a arriesgarnos -irresponsable e inconscientemente- a una nueva agresión y/o al caos, propio de una nueva y dramática crisis generalizada. Fuimos a dos guerras sin planeamiento estratégico -es decir, sin previsiones- en la segunda mitad del siglo XX, pero, colectivamente no aprendimos nada.
Actualmente carecemos de planeamiento estratégico por imposición legal y de las FFAA necesarias, por decisión política.
Independientemente de las discusiones acerca de que si la “guerra híbrida” es una novedad o una evolución de la guerra irregular, el nuevo concepto indica la difuminación de la frontera de lo regular o irregular, pone en evidencia los peligros que plantea la “guerra asimétrica” sobre aquellos Estados -como el nuestro- que han permanecido estacionados en el paradigma de la guerra fría, cuando deberíamos estar trabajando intensamente en el logro de la Seguridad Nacional. Quedó atrás -en el año 2011- la RAM y la RI y se reorientó la teorización hacia las amenazas de la guerra híbrida. La muerte de Ben Laden cerró de hecho la guerra contra el terror global. El mundo globalizado ingresó a la presente e incierta etapa de la guerra mundial.
El pensamiento estratégico ante la incertidumbre, desde el año 2011.
Muchas veces hemos dicho que ante la incertidumbre es difícil aun el establecimiento de estrategias de mínima. Esta es la impronta que domina a la presente etapa cuyo hito -el tercero desde el 2001- como lo enunciamos más arriba, se inicia con la muerte de Ben Laden el 02 May 11. Sin duda que la actual incertidumbre tiene un ingrediente central en las actitudes ideológicas del presidente Obama, preanunciadas en su campaña electoral. Ocurrida la desaparición de Ben Laden el presidente adelantó el repliegue de las tropas de Irak -2011- y de Afganistán -2014- e inició la sustitución del modelo vigente -enfocado a la construcción de Estados, la contrainsurgencia y el contraterrorismo- por un nuevo paradigma, orientado -en el año 2012- a retener la supremacía militar, concentrándose más en el Asia Pacífico.
Sin embargo Al Qaeda no ha sido totalmente derrotada y la situación pos-primavera árabe le brinda nuevas oportunidades en el N de África y Yemen. Iraq quedó en una delicada situación luego de la retirada aliada, agravada hoy significativamente por la posibilidad de su disgregación territorial. En Afganistán no se lograron los objetivos que se habían planeado y la situación no está normalizada. EEUU ha dejado de ser un polo de poder global, su crisis económica-financiera le obliga a reducir sus objetivos de política exterior y sus capacidades militares. Estas son las razones de su regreso a las amenazas más tradicionales. Actualmente la atención de la OTAN -bajo liderazgo de Washington- se ha concentrado en el equilibrio estratégico, la proliferación QBN, la inestabilidad del mundo árabe y musulmán, la competencia con los BRICS, las pretendidas hegemonías regionales, el escenario del Asia-Pacífico, las nuevas aspiraciones chinas, la carrera armamentística en el Lejano Oriente y las amenazas sobre el libre acceso a espacios comunes, tales como los mares, el cielo, el espacio, el ciberespacio y la “infoesfera” (14).
Esta mutación, catalizada principalmente por las graves consecuencias de la implosión de la burbuja financiera, en el 2008, no quiere decir que en los ámbitos de pensamiento estratégico no se estén rumiando las experiencias recientes de la guerra contra el terror global. Mientras gran parte de la dirigencia argentina no asimila sus fracasos e ingresa a un caos decadente, los países expansivos asumen sus errores y aprenden de ellos. Las más importantes enseñanzas alcanzadas han sido:
las dificultades crecientes de las democracias para el empleo de sus fuerzas en defensa de sus intereses,
la inviabilidad de campañas largas,
la volubilidad de la opinión pública,
la importancia de los medios de comunicación para la orientación de la acción política,
la incompatibilidad entre los ciclos políticos y las opciones estratégicas,
las grandes limitaciones del “jus in bello” en las guerras actuales,
el regreso a la doctrina Weinberger-Powell,
la peligrosidad que encierra la pretensión de cambios de regímenes por la fuerza o la inviabilidad práctica de la tarea de reconstrucción nacional.
La “guerra contraterrorista global” trajo un baño de realismo al pensamiento estratégico del Occidente Desarrollado. Por sobre todo, ha recordado las limitaciones que tiene la tecnología en la guerra y las dificultades de “ver al otro lado de la colina”. Ya no se piensa en la existencia de “guerras limpias”. Ha quedado totalmente ratificado que las guerras tienen una naturaleza inmutable de violencia, destrucción y muerte, como “ultima ratio”.
Estos son los motivos de la reticencia al empleo de las FFAA de los EEUU frente a la iniciativa de algunos aliados europeos en las primaveras árabes, además de la ya señalada actitud del presidente Obama. EEUU ha reducido el despliegue avanzado de sus FFAA, concentrándolas en el área del Asia- Pacífico, ha renunciado a las grandes campañas y a los cambios de regímenes, a la reconstrucción nacional, estabilización o lucha contrainsurgente. La prioridad se ha fijado en la inteligencia prospectiva, el ataque estratégico, la proyección global, algunas cooperaciones puntuales limitadas, operaciones con drones y con fuerzas especiales. Si bien estos principios aun no están consolidados, pues EEUU se encontra en un año próximo a elecciones presidenciales, creemos que no habrá mayores cambios en los próximos meses.
Mientras estas tres fases se desarrollaron sin solución de continuidad en el Occidente Norte, Iberoamérica vivió y vive las consecuencias de una fuerte crisis dentro del proyecto “pseudo-revolucionario” que conduce -en su vigésimo año de vida- el Foro de San Pablo (FSP), como surge con toda claridad de los documentos emitidos luego de sus dos últimos “encuentros” -Jul 13 y Sep 14- en San Pablo y Bolivia, respectivamente.
Nuestra Argentina, con treinta años de experiencia en guerra contraterrorista, no la aprovecha, oculta con hipocresía su adscripción al FSP y el cumplimiento fiel de las resoluciones “revolucionarias”. La anulación de la Ley del Punto Final el 25 Ago 03, ha dado continuidad al “estado de guerra civil revolucionario” (13). Por lo tanto continúa paralizado el planeamiento estratégico, ausente la consecuente inteligencia estratégica, extraviada la política exterior y, naturalmente, hemos llegado a extremos escandalosos de inseguridad nacional. La ansiedad social consecuente se percibe, en todos los frentes.
Aunque es imposible predecir la evolución en situación de incertidumbre estratégica, en el presente período -inicial de esta tercera etapa 2011/….- se deberán superar las consecuencias del período “contraterrorista global”, en tiempos de escasez de recursos, surgimiento de nuevas potencias, retraimiento occidental, redefinición de los espacios geoestratégicos, de nuevas tendencias mundiales y de retos emergentes que exigen nuevas ideas y nuevos conceptos para lograr las FFAA necesarias. Está en juego la supervivencia de Occidente y en nuestro país, su continuidad como Estado soberano.
La grave situación en Siria se ha complicado en toda la región -en el presente año- con la aparición del Estado Islámico (EI), “de un terrorismo aún más terrible que el de al-Qaeda. Lo está demostrando ampliamente. Pero eso no explica todo. También es un movimiento, un ejército insurgente y si no se entiende, la estrategia que en su contra está diseñando EEUU fallará. Es un movimiento que ha surgido en pleno conflicto sectario, que vive del sunismo despreciado y castigado en el nuevo Irak y en rebelión en Siria, frente a los chíes. Es asimismo expansivo, pues no se limita a un territorio en la antigua Mesopotamia sino que aspira a estar presente, como califato, como Estado, en Libia y otros lugares y se ha convertido en polo de atracción para los yihadistas de todo el mundo” (15).
En conclusión:
Desde el final de la Guerra Fría el pensamiento estratégico en el Occidente Norte ha travesado tres etapas, en escaso tiempo:
Posguerra Fría -1989/91 – 2001-
Guerra Contraterrorista Global -2001 – 2011- y
La actual, aun sin designación -2011 - …. .
Con las siguientes características:
Confusión y debate.
Revolución de los Asuntos Militares -RAM- / -RI-
Reforma Integral -RI- ó Transformación, en regresión a la RAM.
Nuestro encapsulado país promulgó la legislación de Seguridad Nacional 1988/1994 y se sentó sobre ellas. No tomó en cuenta la situación ni las experiencias vividas recientemente. Ideologizó a la Seguridad Nacional e inició la destrucción institucional del Estado, malversando sus grandes experiencias recientes.
EEUU, como líder de Occidente, luego de las enseñanzas obtenidas en la “guerra contraterrorista”, limitó su participación en el conflicto libio, se ha mantenido pasivo en la guerra civil siria, ha expandido el ataque con “drones”, redujo sus efectivos en Europa y se encuentra consolidando la doctrina de la “batalla aeronaval” -que le permite acceder a cualquier lugar del mundo- lo que indica un claro retroceso en dirección a la RAM. Hasta las próximas elecciones presidenciales, pareciera que no habrá mayores cambios en sus opciones estratégicas.
En nuestro país, luego de treinta años de parálisis del pensamiento estratégico, carencia de presupuestos y continuidad en la fractura en las relaciones político-militares, con claros intentos de “control civil subjetivo de las FFAA”, se ha llegado a una situación insostenible de inseguridad e indefensión. Sin embargo, siendo éste el tema más acuciante de la sociedad, no se observa reacción alguna en los discursos de los dirigentes que aspiran a la presidencia de la República. La política de “derechos humanos” -abierta en 1983- ha creado una verdadera “vaca sagrada” y la Pacificación Nacional -por ahora- no se asoma en el horizonte. Es tiempo de volver a recordar que “si queremos La Paz, preveamos la guerra”. La Argentina es un Gran País, en doble posguerra, que debe encontrar el camino de su natural destino en este extremo Occidente Sur: “¿Hacia dónde va Argentina, presidente?", y el notable pensador me dijo: "Querida, Argentina no va a ninguna parte" (16).
CITAS:
Heriberto J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. Mar 03. www.ieeba.com.ar
Heriberto J. Auel. “Los argentinos ¿cómo salimos de la actual emergencia político-estratégica? -FFAA y Estado Nacional-”. Ago 14. www.ieeba.com.ar
Robert Freeman. “Why Obama’s ISIS Strategy is Incoherent”. 22 Sep 14. Commons Dreams.
George Caya. “Barack Obama nos dice que subestimó al ISIS”- 09 Oct 14.
Guillem Colom Piella. “Cambio y continuidad en el pensamiento estratégico estadounidense desde el final de la guerra fría”. 2013. Revista de Ciencia Política. Vol. 33-Nro 3. España.
Gastón Bouthoul. “Las Guerras”. Dic 56. Vol 456. Biblioteca del Oficial. Círculo Militar.
Heriberto J. Auel. “¿Confusión, ignorancia o propósitos ocultos?”. Feb 14. www.ieeba.com.ar
Liang y Xiangsui. 2004.
Esta doctrina data de 1984. Fue reelaborada en 1991 por el EMC. Imponía severas restricciones al empleo de fuerzas militares para evitar otro Vietnam. Recomendaba el empleo militar como último recurso, con fuerzas aplastantes y objetivos políticos y estratégicos claros y definidos.
Entre las debilidades que explotó la insurgencia, se encuentra centralmente la cultura relativizada occidental y su consecuencia, la volubilidad de la opinión pública, el pánico a las bajas propias de la sociedad “pos heroica”, el temor a los daños colaterales, la ansiedad por los costos políticos y efectos electorales de las operaciones, la reticencia al empleo de fuerzas terrestres o la necesidad de emplearlas de modo limitado o restrictivo.
(11)Heriberto J. Auel. “Relaciones Cívico Militares, la necesaria Reconstrucción del Estado y de la imprescindible Seguridad Nacional- Regional y Continental”. 2013. www.ieeba.com.ar
(12)Heriberto J. Auel. “El Narcoterrorismo, el Estado Nacional, la Democracia y las FFAA”. 26 Abr 14. www.ieeba.com.ar
(13)Heriberto J. Auel. “La Guerra Civil en Argentina”. Mar 14. www.ieeba.com.ar
(14)Esfera de la información.
(15)Andrés Ortega. “El Estado Islámico: terrorismo e insurgencia”. 07 Oct 14. El Espectador Global.
(16)Pilar Rahola. “El guiñol”. 06 Oct 14. La Vanguardia. Barcelona. Respuesta del ex presidente Sanguinetti, ante la pregunta: “¿Hacia dónde va la Argentina presidente?”.