“Independencia es una palabra fuerte y que sin duda nos desafía cada día, independencia es augurio sincero y deseo franco de libertad”, añadió el obispo. “A veces tenemos tentaciones de ser dependientes de tal o cual sector, pensamientos o miradas, de esto, le pedimos al Señor que nos haga libres. Ante la tentación de también de callar por miedos o cobardía, tenemos que pedirle al Señor que nos haga valientes y libres”.
“O ante la tentación del cansancio del camino, del sálvese quien pueda, tenemos que pedirle al Señor como cantaron y vivieron nuestros próceres, ‘O juremos con gloria morir’. Por la salud de la República, para la libertad de todos, para la consolidación de la democracia que es, el eco temporal del Evangelio, todos tenemos que comprometernos”, exhortó.
“Pensar un 9 de julio es pensar que todos somos Patria, que todos construimos nuestro mañana en el hoy de nuestra historia. Asumiendo también con dolor, con verdad, con luces y sombras el pasado que fue de todos”.
“Pidamos a Dios que, en esta nueva celebración de la Patria, podamos refrescar esa oración que le pedimos al Señor, manifestándole nuestros sentimientos de heridos y agobiados, que lo necesitamos, que esté presente entre nosotros”, animó.
“Pidamos lo que los obispos hemos compartido en esos seis años, de 2010 a 2016 con ese documento, en aquella asamblea de 2008 «Hacia un nuevo bicentenario, de justicia y solidaridad». Pidamos de verdad, que logremos transitar por caminos de justicia y solidaridad a través del diálogo, del acuerdo de políticas públicas para proyectar el futuro del país y una Nación con futuro, decíamos allí los obispos”, recordó.
“Lo pedimos desde una concepción del poder, como un servicio, de un estilo de liderazgo centrado en el servicio al prójimo y al bien común. Pensando en los líderes de hoy y de mañana, con integridad moral, con amplitud de miradas, con un compromiso serio por el bien de todos, por el respeto a la ley, por la coherencia de vida”, concluyó.+