De cumplirse la conjetura, a un gobierno ¨fuera de los mercados internacionales¨, en recesión profunda, elevada inflación, una desocupación no menor al 20% y una pobreza no inferior al 50%, con miles de empresas quebradas o emigrando hacia países vecinos, sólo le quedaría recurrir al ¨salvavidas¨ chino, siempre listo para ¨ayudar¨ a países en dificultades.
Argentina ya viene recurriendo al gigante asiático. En el 2009 pidió el primer swap y a partir del 2014 lo renovaron y aumentaron los dos gobiernos que precedieron al actual.
El pasado marzo, el BCRA solicitó al Banco Central de China la renovación del swap de monedas vigente por una cifra equivalente a USD 18.600 millones. De esa manera, se conseguirá sostener el stock de reservas brutas, del que el swap representa un 41%. Cuando el país decida ejecutarlo, deberá pagar un 7% de interés.
Analicemos algunos de los ¨proyectos¨ chinos en curso/carpeta en Argentina:
Infraestructura (la represa hidroeléctrica Cepernic-Kirchner, parques eólicos, construcción/reparación de puertos, carreteras, puentes, ferrocarriles, sistemas de riego y dragado para especialmente sacar ¨sus¨ granos)
Petroquímica (exploración/refinación/exportación de petróleo/gas, producción de químicos)
Alimentos (siembra, cultivo, almacenamiento y logística)
Servicios financieros (créditos para la exportación/importación, préstamos de todo tipo a través de bancos estatales, fusiones y compras de empresas)
Tecnologías de la información y comunicación (Huawei Technologies y ZTE)
Defensa (fabricación de vehículos, incluyendo blindados a rueda, buque polar, municiones y hospitales reubicables)
Minería (hoy 2do inversor en el país: litio, oro y plata)
Hay dos campos de interés claves. El primero es el funcionamiento desde el 2017 de la ¨autónoma¨ (autoriza ingreso la Embajada China) Base Espacial Militar/Civil en Neuquén, próxima a Vaca Muerta y a ENSI, la empresa argentina que tiene la mayor planta de producción de agua pesada del mundo. Por 50 años, el gobierno de CFK por ley del 2015 entregó 200 Has en comodato para que China instalara su tercer ¨gran antena¨, que permitiría el espionaje satelital y de las comunicaciones en el Pacífico, ¨triangulando¨ con otras 2 similares que se encuentran en su territorio. La operan chinos y depende del Ejército de ese país, bajo el argumento civil de la exploración de la Luna. El ¨espacio exterior¨ es uno de los ámbitos que desarrolla China en su Estrategia Militar desde el 2015. Argentina tiene en su territorio, una Estación Espacial que forma parte de un sistema de defensa extranjero. EEUU ha expresado duramente su preocupación durante el gobierno de MM. A esto debemos sumar que China ya inició en San Juan la construcción del más grande radiotelescopio de Sudamérica, que podría ¨trabajar¨ en apoyo de su Base Espacial.
El segundo asunto para destacar es la construcción de la 4ta central nuclear en Campana, un proyecto con alto riesgo de seguridad ambiental y que reduce la participación de la industria local, ya que funcionará con uranio enriquecido y agua liviana mientras nuestros reactores lo hacen con uranio natural y agua pesada. Hoy, no hay ninguno similar operando en el mundo, ni siquiera en China, esto es, nos convertiremos en ¨un laboratorio de pruebas¨ de un país con una tecnología nuclear de la que se duda sobre su calidad/seguridad. Una peligrosa apuesta que no considera el margen hidroeléctrico sin explotar, que permitiría casi triplicar la actual producción.
Veamos los antecedentes de la ¨inversión¨ china en países necesitados de África y de la región, especialmente Venezuela. La potencia les ha prestado cientos de miles de millones de dólares, sin control de transparencia internacional. Por ello, muchos países perdieron activos nacionales claves, dejados como garantía en cláusulas de confidencialidad, al no poder pagar el servicio de la deuda. Según estudios, hay 50 países en desarrollo que deben entre el 15/20 % de su PBI a bancos estatales chinos. Venezuela, por caso, recibió en los últimos 15 años la mitad de los 140 mil millones de dólares que prestaron en la región. Maduro aún debe más de un tercio, lo que será pagado con más áreas de explotación petrolera/minera para más empresas chinas. Compañías que, en muchos casos, operan sólo con chinos, incumplen normas ambientales, violan derechos de pueblos originarios y/o destruyen áreas naturales protegidas. En África, han penetrado poblaciones hasta controlarlas, imponiendo leyes propias. La mayoría de los países africanos ¨ayudados¨ continúan en la extrema pobreza, habiendo perdido sus minerales y petróleo especialmente. La infraestructura mejorada ha sido mayoritariamente para facilitar la extracción y el traslado a China de los recursos. La otra ¨ayuda¨ clave es el de las empresas de tecnologías de información, con lo que se aseguran el control de las redes para China y para que los gobiernos locales cómplices espíen a la oposición.
Resumiendo, no sólo ya estamos en un problema geopolítico al ser parte de un eventual conflicto entre los EEUU y China, como aliados militares ¨de hecho¨ de esta última, vía las instalaciones espaciales ya instaladas/a instalar, sino que también nos construirán una innecesaria central nuclear de dudosa confiabilidad. Además, a futuro y de confirmarse la conjetura inicial, podríamos hipotecar nuestros recursos en manos de una potencia que ha hecho estragos en los países a los que ha ¨ayudado¨, empobreciéndolos aún más. En este sentido, resultan preocupantes recientes declaraciones y gestos amistosos de funcionarios argentinos exculpando a China de la responsabilidad del virus o recibiendo con gran pompa la, hasta ahora, pobre ayuda sanitaria.
Argentina es uno de los diez países del mundo con más recursos naturales. Hoy ya somos parte de la ¨ruta de la seda china¨. En el futuro, podríamos ser más ¨colonialmente¨ dependiente de ella. Un verdadero ¨salvavidas de plomo¨ para la soberanía nacional.