Es importante destacar que, si bien el término Amazonia Azul fue acuñado en el año 2004 por el almirante Roberto Carvalho, es plasmado en la excelente Estrategia Nacional de Defensa (END) 2008/2030 firmada por el entonces Presidente Lula, quien le dio a este documento la obligatoriedad de su consulta previa, en el planeamiento en los demás ministerios, dada la importancia estratégica para el futuro de Brasil, buscando involucrar a todo la sociedad brasileña con este documento.
En este sentido la preservación y explotación de los inmensos recursos naturales en las Amazonias Verde (terrestre) y Azul, es lo que este país tiene como una de sus políticas de estado, de tal manera de alcanzar el objetivo nacional de consolidarse como potencia económica y constituirse en un actor de presencia y relevancia a nivel global. La END constituye entonces un documento de planeamiento estratégico de corto, mediano y largo plazo, que busca respaldar militarmente ese objetivo, a través de la reestructuración organizativa, operativa y doctrinaria de sus FFAA, garantizándoles presupuestariamente entre 30 y 35 mil millones de dólares para su reequipamiento (en marcha).
Se trata de una estrategia integral de modernización de su sistema de defensa que, bajo el concepto de lograr en el futuro una Industria Militar autónoma con independencia tecnológica incluye, entre otros, el desarrollo de los siguientes sistemas (también en marcha):
1. Sistema de Propulsión Nuclear para sus submarinos 2. Sistema de Defensa Aeroespacial 3. Sistema de Defensa Cibernética 4. Sistema de SEÑAL GPS
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5. Sistema Lanzador de Satélites 6. Sistema Integrado de Monitoreo de fronteras (SISFRON) 7. Sistema de Gerenciamiento de la Amazonia Azul (SISGAAZ) 8. Sistema de Control del Espacio Aéreo (SISCEAB)
En resumen, la dirigencia brasileña, sin distinciones, ha tomado nota del complejo futuro mundial y decidieron donde quieren estar posicionados. Han decidido defender patrióticamente sus intereses nacionales por sobre cualquier otra consideración y garantizar a sus nietos un Brasil más próspero, seguro y fuerte.
El análisis comparativo con la situación argentina resulta frustrante.
La Pampa Verde (territorio continental) y la Pampa Azul (Mar Argentino) no tienen nada que envidiarles a los incalculables recursos naturales brasileños. Recursos que escasearán en un mundo más desigual, más contaminado, más complicado climáticamente y cada vez más superpoblado.
La dirigencia argentina, sin excepciones, ha optado por ̈ningunear ̈ el futuro de nuestra Patria, en cuanto a preservar primero y luego posicionar al país como una fuente de provisión de recursos naturales de todo tipo: agua dulce (acuíferos, glaciares y hielos antárticos), ictícolas, minerales tradicionales y los denominados ̈raros ̈, petróleo, gas, desarrollo de energía eólica, marítimas con sus variantes , hidráulica, entre otros, que se suman a la ya conocida riqueza agrícola ganadera.
Esta miopía estratégica, a pesar de la Secretaría de Estado creada con ese nombre en la Jefatura de Gabinete durante la gestión anterior y mantenida en ésta, queda de manifiesto en que no se ha aprobado ningún documento similar a la END de Brasil 2008/30, ni se vislumbran posibilidades de que ello ocurra. Por el contrario, en el "Programa Argentina 2030: pensando nuestro futuro", creado en el 2016 y también mantenido en este gobierno, en la órbita de la misma Jefatura, no se toca la temática de la defensa de nuestros recursos naturales ni hubo ni hay representantes de los ministerios de defensa y de seguridad.
Esta irresponsable omisión también se ha visto reflejada por las administraciones anteriores desde el año 2003, tanto en los Libros Blancos de Defensa como en las Directivas de Política de Defensa Nacional del PEN elaboradas, que sólo buscaron no incomodar a nuestros vecinos y transmitir/consolidar lo que finalmente ha ocurrido, una pretendida e ingenua ̈protección ̈ del país mediante el desarme unilateral. Un naif pacifismo a la criolla, ̈vendido ̈ premeditadamente como regional (mientras todos nuestros vecinos se modernizaban y reequipaban), lo que a su vez auto justificaba internamente otorgar presupuestos ínfimos a la jurisdicción. Esta decisión dirigencial no registra antecedentes a nivel mundial, con el agravante de que, a ninguna nación del mundo, en su historia, le ha garantizado su prosperidad y mucho menos la paz. La desinversión en defensa, reflejada en uno de los presupuestos más bajos del mundo para el tamaño y riquezas que encierra la República Argentina (promedio de 0,85% del PBI), ha sumido a sus FFAA en un estado terminal que está claramente reflejado en el Informe del Fiscal Di Lello ̈El Problema de la Defensa Nacional ̈ del año 2018, a raíz de la tragedia del ARA San Juan.
Durante el año 2017 se intentó que la entonces Jefatura de Gabinete aprobara una Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN) de corto, mediano y largo plazo que fijaba un horizonte presupuestario de 1,5% del PBI para recuperar parte de las innumerables capacidades perdidas, proponiéndose una inversión de 10 mil millones de dólares a lo largo de 10 años. Hacía, además, como cualquier país serio del mundo, una explícita y detallada descripción de los riesgos y amenazas proyectados para el país al año 2030/35.
En el mismo año y también a la Jefatura de Gabinete, se le propuso darle al Proyecto Pampa Azul otro enfoque, en la idea de aproximarlo al de la Amazonia Azul. Pampa Azul data del año 2014 y es una iniciativa exclusivamente dirigida a la investigación científica de los espacios marítimos de interés nacional. La propuesta fue ampliar los limitados alcancesj del proyecto, agregándole dos objetivos estratégicos de defensa nacional, aprovechando la imprescindible investigación científica en nuestras aguas:
Vigilar y controlar los espacios marítimos argentinos . Disuadir amenazas y proteger los recursos (se produce desde hace décadas una depredación ictícola mínima de 1500 millones de dólares por año)
De más está decir que, tanto la DPDN 2017 como la ampliación del Proyecto Pampa Azul, fueron rechazados en la entonces Jefatura de Gabinete.
En resumen, la dirigencia política argentina, sin distinciones, ha/está mostrando una irresponsable indiferencia ante el complejo futuro mundial y ha decidido desproteger nuestros intereses nacionales e hipotecar el futuro de nuestros nietos, legándoles una Argentina más débil, insegura y pobre.
Una decisión que encuentra sus fundamentos en la mirada exclusivamente ideológica que nuestra clase dirigente le da a la defensa nacional desde hace años (fomentada por intereses extranjeros no difíciles de determinar), con la sacralidad de una suicida (anti) política de estado. Hace muchos años que la Argentina no controla sus espacios aéreos, terrestres, marítimos, espaciales y cibernéticos. La remanida ̈justificación ̈ formal de que hay otras prioridades, ya no puede ocultar el fondo político/ideológico.
Somos, y seremos por lo que no se quiere hacer, un país indefenso a merced de cualquier tipo de amenaza. Nunca desde 1810, Argentina se encontró en una situación similar. Sería interesante conocer la opinión de expresidentes como Roca, Irigoyen, Perón y Frondizi, por citar sólo algunos. Las generaciones venideras y la historia algún día se lo demandarán a los responsables de tamaña política antinacional.