República Argentina: 1:20:43pm

La   Real Academia española define al globalismo  como   a    la    "difusión mundial   de   modos,   valores   o   tendencias    que   fomenta   la uniformidad de gustos y costumbres".

Si bien es un término con varias acepciones, la más común actualmente es la de una ideología que defiende los intereses globales por encima de los nacionales, buscando imponer pautas culturales.

En su discurso de la 73° Asamblea General de Naciones Unidas, Trump dijo rechazar lo que llama ideología del globalismo que, desde su punto de vista, se opone a su lema de Estados Unidos primero.

En materia de políticas anti natalidad y anti familia, casualmente diferentes ONGs de ese país y/o internacionales (Fundaciones Ford y Rockefeller, Open Society de Soros, International Planned Parenthood Federation, etc) haciéndose eco del informe desclasificado de Kissinger de 1974, replicado por el Banco Mundial en el 2007, impulsan esta agenda con abundante financiación.

A ellos se suman muy especialmente los Gobiernos de Gran Bretaña y de los Países Bajos. Esta ideología, lamentablemente ha sido adoptada por la mayoría de la clase dirigente de las dos principales coaliciones.

El impulso del aborto (donde se mata a un ser humano indefenso en nombre de la salud pública) y de la Educación Sexual Integral (ESI) con ideología de género que pretende totalitariamente adoctrinar desde el Estado, sin atender la opinión de los padres o de las currículas de los colegios, atentan directamente contra los intereses de nuestro país en dos planos.

Desde lo cultural, Argentina ha tenido históricamente a la familia tradicional como núcleo de la sociedad. 

Desde una mirada geopolítica, el país necesita triplicar su población para explotar sus incalculables recursos naturales que le faltarán a la humanidad en un futuro cercano. El 30% del territorio argentino es considerado desde el punto de vista internacional un espacio vacío.

Tampoco resulta casual la financiación de ONGs encubiertas del gobierno del Reino Unido, a los mapuches/araucanos justamente en una región del país con recursos de todo tipo y especialmente en Vaca Muerta. 

En este sentido, resulta alarmante que la misma clase dirigente que promueve las políticas anti natalidad, avale con una sorprendente inacción la ocupación ilegal de tierras argentinas desde hace años por parte de los financiados (y minoritarios, respecto al total) mapuches/araucanos violentos.

Resulta sospechoso que las ONGs británicas indigenistas, no coloquen similar empeño económico en los wichies, guaraníes, tobas/quoms, coyas y quechuas, entre otras etnias, que habitan pacíficamente el suelo argentino en zonas más pobres o que, por ejemplo, los Gobiernos de Salta, Formosa y Chaco tengan a los pueblos originarios en sus jurisdicciones, sumidos en la más absoluta miseria.

En definitiva, la importación de ¨enlatados¨ fabricados en el exterior, disfrazados de un pesudo progresismo y que se imponen como lo ¨políticamente correcto¨, responden a intereses foráneos que chocan contra los intereses nacionales. Ideas que se imponen como dogmas de fe y que descalifican/discriminan cualquier opinión en contra, bajo los rótulos de ¨retrógrados, fanáticos religiosos, anti progreso, anti pueblos originarios, etc¨. 

Resulta preocupante que esta ¨naturalizada¨ imposición extranjera, con abundante financiación y que adoctrina especialmente a la juventud, haya sido adoptada, mayoritariamente por la clase dirigente argentina. 

 

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